7 de octubre de 2017

MARÍA, MARIONETA DE DIOS

Así, oída de repente, la palabra "marioneta" sugiere como veleta al ritmo del viento, o como muñeco movido al ritmo y criterio de otro. Suena en primera instancia a sometimiento y manipulación, y su música no parece agradable. Pero, rumiada sus notas su entonación empieza a experimentarse de otra manera.

Una marioneta es un simple muñeco que es movido al antojo de otro. La pregunta que nos aparece, a bote pronto, es preguntarnos, ¿somos nosotros marionetas, o no? Es decir, ¿somos libres, o no? A vista de pájaro alguien podría parecerle que sí, pero una serena reflexión nos descubriría que todos estamos sometidos por algo y en algo. Necesitamos muchas cosas, aire, alimentos, descanso, agua... y un largo etc; todo eso en el orden natural y físico. Y, también, caemos en las redes de muchas dependencias o sustancias que la naturaleza nos ofrece: tabaco, alcohol y muchas drogas que no nos sientan del todo bien.

Pero, también tenemos mucha dependencia en el orden espiritual: necesidad de relación, de grupo, de familia, de comunidad, de compartir, de dialogar, de justicia, de convivencia, de paz...etc. Descubrimos que somos marionetas dependientes de muchos hilos. Ese es el sentido al que queremos referirnos en esta humilde reflexión sobre nuestra Madre María.

Y sabemos que si cortamos los hilos de las marionetas, estas se derrumban y caen abatidas. Necesitan esos hilos que las sostienen y dirigen para mantenerse firmes y erguidas. Pero, dependerán mucho de que esos hilos sean fuertes y buenos. Es decir, hilos que le hagan bien y edifiquen sus vidas. Hilos que las vigoricen y las hagan felices. Porque, de ser hilos malos, que las lleven al vicio y al desmadre; a la injusticia y al desorden, terminarán por romperse y derrumbarse. Experimentamos que necesitamos agarrarnos fuertemente a Dios y que sea Él quien nos dirija. Es bueno dejarnos guiar por Él y ser, en cierto sentido, marioneta suya, porque eso es bueno para todos los hombres.

En este sentido, María eligió sabiamente ser marioneta de Dios. Entregó su vida a Dios para que fuera Él quien la manipulara y la hiciera mejor. Para que fuera Él quien la hiciera cada día más libre, más perfecta y más amor. Tomó su "Sí" para convertirla en la Madre de su Hijo y también Madre de todos los hombres. María, gracias por saber elegir la mejor opción, ser marioneta de Dios.

Porque, Él nos hace buenos, nos hace libres, nos hace felices y nos hace eternos en gozo y plenitud. Gracias, María, Madre de Dios y Madre nuestra, por enseñarnos, una vez más, el camino a elegir, y ese que hoy nos descubre es un Camino de Verdad y de Vida. Yo también como tú quiero ser marioneta de Dios Amén.