18 de mayo de 2016

Mi padre y Señor San José.





Mi padre y Señor san José es como llama repetidas veces Santa Teresa a San José con una nota de confianza y de algo muy personal. San José es su padre y Señor.

Estos dos calificativos expresan lo que san José es para ella y ha sido a lo largo de toda su vida. Padre, un padre lleno de amor y misericordia, un reflejo del Padre del cielo que tanto enaltece en el Camino de perfección, un padre tierno, en quien ha puesto toda su confianza. Así lo ha experimentado tantas veces en su vida. Cuando, en un arrobamiento, le ponen una vestidura muy blanca en la iglesia de Santo Tomás de Ávila, al principio no ve quien se la pone “después vi a nuestra Señora al lado derecho y a mi padre San José al izquierdo” (V 33,14). Santa Teresa tiene una confianza ilimitada en su padre San José. Acude a él en todos los momentos de su vida, en su ejercicio de oración, -es su maestro de oración- en su actividad apostólica y de fundadora. Cuando la fundación del primer convento de San José de Ávila se ve sin una blanca para pagar a los obreros. ¿A quién acude? A su padre San José que sabe que no le falla. “me apareció San José, mi verdadero padre y Señor, y me dio a entender que no me faltarían los dineros” (V 33,12). Y San José acudió a su hija y de manera tan maravillosa que las personas a las que se lo contaba quedaban espantadas de lo que oían.

Y es que sabe y cree que además de padre es poderoso. Lo puede todo, es omnipotencia suplicante. Cree con fe ciega que San José todo lo alcanza de su Hijo, a cuya izquierda está sentado en el cielo, y que no le falla nunca porque las súplicas de José para su Hijo son mandatos… “No recuerdo, hasta ahora, haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo; de los peligros que me ha librado así de cuerpo y de alma, que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a éste glorioso Santo tengo por experiencia que socorre en todas;…Jesús en el cielo hace cuanto le pida”. Éste padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir de todas mis necesidades.

Santa Teresa desde su experiencia continuada de San José como su padre y señor nos anima a que le tomemos como nuestro padre y señor, a que seamos devotos de este glorioso santo, “querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios” (V 6,7), a que acudamos a él en todas nuestras necesidades y veremos por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso santo, aprovecha en gran manera a las almas que se encomiendan a él.


P. Román Llamas