11 de mayo de 2016

El Papa Francisco y San Josè




P. Román Llamas Martínez, carmelita descalzo, Licenciado en Teología (Universidad Pontificia de Salamanca) y en Biblia (Instituto Bíblico de Roma), fue profesor de Sagrada Escritura en diferentes centros teológicos. Colaborador en diversas revistas, tanto científicas (en especial en Estudios Josefinos) como de alta difusión. En la actualidad es director de la revista El Mensajero de San José. Centro Josefino  http://www.centrojosefino.com/

Vi este día en tele COPE una entrevista a un sacerdote argentino, hijo de la Sagrada Familia que ha trabajado codo a codo con el entonces Cardenal de Buenos Aires durante siete años, y al salir en la marcha de la entrevista, la homilía del Papa Francisco en la misa del día de San José, éste dijo que el Papa era un gran devoto de San José.
            
Lo ha demostrado palpablemente precisamente con esa homilía. Escogió él ese día, solemnidad de San José, esposo de María y patrono de la Iglesia, para dar principio a su ministerio petrino. Para él es una coincidencia muy rica de significado el comenzar su pontificado en la solemnidad de San José. En la homilía San José lo llena todo, sólo haré unas indicaciones. Comienza por el texto de San Mateo: José, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a su esposa en su casa. En éstas palabras se encierra ya la misión que Dios confió a José de ser custodio de Jesús y María y José lo aceptó plenamente. José no habló, pero hizo, y con ésta aceptación de las palabras de Dios hizo posible la realización del ministerio de la redención y salvación, porque Jesús tenía que nacer de una virgen desposada con un hombre llamado José (Lc 127). Resalta el esmero y amor con que les acogió, acompañó y custodio y la bondad y ternura entrañables con que vivió esta custodia, que arrancan de su corazón y su pluma: no debemos tener miedo a la bondad y a la ternura.

 Y esta custodia es un acto continuado de servicio que es el verdadero poder. El poder es servicio. San José sirviendo a María y a Jesús se convierte en el más poderoso, porque no hay mayor ni mejor servicio que el que se da a Jesús y a María.

Y propone a José como ideal y modelo de la custodia que todos tenemos que tener de los bienes que Dios nos da, de la creación, del medio ambiente, de los demás, especialmente de los más pobres y débiles.

Quiero añadir, como expresión de su devoción a San José, el escudo que el tuvo como cardenal y que es el mismo que ha adoptado como Papa, con algunas modificaciones, y en el escudo está presente San José junto con la Virgen María. En la parte baja del mismo una estrella y la flor de nardo, la estrella simboliza a María, mira a la estrella mira a María, y la flor de nardo simboliza a San José, Patrono de la Iglesia universal.

El hecho de compararle con el bueno del B. Juan XXIII me hace concebir la esperanza de que este Papa va a hacer algo especial por San José, como lo hizo Juan XXIII, introduciendo su nombre inmediatamente después de la Virgen María en el canon de la Misa.

P. Román Llamas