14 de mayo de 2014

SAN JOSÉ MODELO DE TRABAJADORES (II)


            San José es modelo de trabajadores porque si Jesús redimió el trabajo es a través de san José. Jesús, el artífice del  universo, “ha trabajado verdaderamente con manos de hombre” (GS,22), santificando directamente el trabajo, y lo ha hecho en la carpintería de san José, estando sujeto a él (Lc 2,5), Este sometimiento, esta obediencia de Jesús a José se comprende como participación en el trabajo  de José. “El que era llamado hijo del carpintero, había aprendido el trabajo de su padre putativo. Si la familia de Nazaret en el orden de la salvación y de la santidad es ejemplo y modelo para las familias humanas, lo es también análogamente el trabajo de Jesús al lado de José, el carpintero”(Rc 22).
            “El trabajo humano y, en particular, el trabajo manual encuentran en el Evangelio un significado  especial”. El trabajo manual era muy valorado en la Palestina de los tiempos de Jesús. Hasta los Rabinos, los maestros tenían que ejercer un oficio manual: panadero, sastre, carpintero…San Pablo aprendió el arte de curtir pieles, y con su ejercicio ganaba el sustento de cada día y no tenía que ser gravoso a nadie.
“Junto con la humanidad del Hijo de Dios, el trabajo ha formado parte del misterio de la Encarnación y también ha sido redimido de un modo particular, Gracias al banco de trabajo en el que ejerció profesión (de carpintero) con Jesús, José acercó el trabajo humano al misterio de la redención (RC 22).
“Mediante el ejercicio de la paternidad, José coopera, en la plenitud de los tiempos,  en el gran misterio de la redención y es verdaderamente ministro de la salvación” (RC 8) y un aspecto de este ejercicio de la paternidad es precisamente el trabajo y enseñar a su hijo un trabajo –el padre que no enseña un oficio a su hijo le hace ladrón- (Dicho judío), y en concreto el oficio de carpintero.
Cristo ha redimido al hombre en su totalidad, cuerpo y alma y  ha llevado a cabo esta redención mediante su actividad humano-divina, pues su solidaridad con los hombres ha sido total, hasta se ha hecho pecado, sin haber pecado (2Cor 5,2). Ahora bien, después de María ninguno ha estado más cerca a las manos de José, a  su voluntad, a su corazón, a su muerte  que José. Pío XII, propone el ejemplo de san José en el trabajo a los trabajadores, subrayando justamente que san José es el santo que ha sido más penetrado por el espíritu del Evangelio. Y este espíritu fluye realmente del corazón del Hijo de Dios, de Jesús en todos los hombre y “con toda certeza ningún trabajador ha sido jamás tan perfecta y profundamente penetrado y poseído de ese espíritu de Cristo como su padre putativo que convivió con él en la más estrecha intimidad y comunión de vida y de trabajo”. De ahí la invitación del Papa a los trabajadores: Si queréis estar cerca de Cristo id a José.
Este humilde artesano de Nazaret que con su vida escondida y silenciosa ha contribuido al crecimiento robusto y lleno de sabiduría de Jesús, sigue siendo el ejemplo destacado de que no es la diferencia de de actividad la que hace grande  al hombre sino que es el hombre el que hace grande lo que hace, mediante su nobleza de alma y el ejercicio de virtudes auténticas”, “El primer fundamento del valor del trabajo es el hombre mismo” (San Juan Pblo II en Laborem exercens).
Entre tantas actividades posibles, la Sabiduria de Dios escogió para su Hijo la del trabajo manual y confió la educación del mismo no a los sabios, sino a un humilde artesano. Dios Padre ha querido que su Hijo Jesús creciese  en la escuela de José, en la familia de Nazaret, donde el trabajo era considerado no como fuente de riqueza sino como expresión de amor. “Expresión cotidiana de este amor en la vida de la familia de Nazaret es el trabajo” (RC 22).
San José es modelo de los trabajadores porque todo su trabajo, sin perder un minuto, lo llevó a cabo con abismos de amor que el Espíritu Santo había derramado en su corazón Y Dios no mira la materialidad de las obras que se hacen, sino el amor con que se hacen. Y porque lo realizaba con abismos de amor se entregó de lleno al trabajo que para él era la expresión de la voluntad del Padre del cielo. Porque lleva a cabo el trabajo con abismos de amor convierte el trabajo en una oración continua, porque lo que prima en el trabajo es el amor y la oración es trato de amor, es un trata de amistad, estando tratando  con quien sabemos nos ama, es un diálogo de amor y San José estaba en el trabajo en un diálogo continuo de amor con Dios Padre y con Dios Hijo cuando le enseña el oficio de carpintero y cuando trabaja con él, porque Dios es el Hijo  como le dijo el ángel cuando le anuncia que tiene que poner al hijo nacido de María el nombre de  Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados, y, sin duda, ha comentado más de una vez con sus esposa la Virgen María las palabras que le dijo el ángel el día de la Anunciación acerca  el hijo que nacería de su seno: será grande y será llamado hijo del Altísimo… reinará sobre la casa de Jacob por los siglos de los siglos y su reino no tendrá fin (Lc 1,32-33). José vive en contacto continuo con Jesús el Salvador del mundo. Amor y amistad es lo que vive en el trabajo con él y con María, su esposa. El trabajo es expresión cotidiana de amor en esa familia santa. San José es una oración continua en su trabajo y ejemplar para los trabajadores y para todos.
Porque el trabajo de José es expresión de amor cotidiana no conoce  ni la tristeza ni el desánimo; siempre alegre, jubiloso y complaciente.
Porque su trabajo es experiencia de amor cotidiano es el mejor ejemplo y la más eficaz ayuda para los trabajadores, porque el sumo y más eficaz servicio ante Dios que podemos ofrecer a los demás y por los demás es el de un amor limpio, generoso y sacrificado, a imitación de San José.

                                               P. Román Llamas,ocd