29 de mayo de 2014

¿Cuál decreto impedir que el clero se dejara el pelo?



El Papa san Aniceto. Elegido en el 155, murió en el 166. Confirmó definitivamente la celebración de la Pascua en domingo, según la tradición de San Pedro. Es el décimo sucesor de San Pedro; fue Papa entre San Pío I y San Sotero; rigió a la Iglesia por el tiempo que duran once años- desde el 155 al 166- y era originario de Emesa, en Siria.

Las circunstancias en las que trabajó vienen dadas por la situación social, política, económica y cultural de la época. En el siglo II se utilizaba el griego como lengua cultual; los Papas suelen ser provenientes de familias humildes del pueblo; ser elegido para ese servicio era elección para el martirio (hasta el siglo IV todos los Papas dieron su vida por la fe). 

El cuidado o servicio a los hermanos tenía que ser intenso, sacrificado, valiente, generoso y muy exigente pero lleno de bondad. Los discípulos de Jesús que aumentaban cada día llevaban aún una existencia precaria aún en los períodos de paz. Incluso con los Antoninos, la muerte para el cristiano podía estar detrás de cualquier acusación o acontecimiento; hasta el estoico Marco Aurelio pensó que la paciencia de los mártires cristianos era fanatismo.

Había que esforzarse en llevar a los paganos el misterio, porque el Reino era también para darlo a ellos. Fué preciso contrarrestar a los pensantes paganos listos que, con sarcasmo, ironía y calumnia, ridiculizaban el espíritu y vida de los cristianos. Por eso la fe se hizo, además, apología.

A los cuidados hacia fuera hay que añadir la atención primaria de la grey con los problemas que surgen desde dentro. Ya pululaban por doquier versiones cristianas de fe que no coincidían con el genuino modelo y era preciso mantener a cualquier precio la pureza de la fe recibida. Esa era la situación del complejo sistema que luego se llamó gnosticismo -se tienen por cristianos y enseñan el secreto conocimiento de lo divino, reciben influencias platónicas y de religiones dualistas persas, forman grupos cerrados, niegan la muerte expiatoria de Jesús y rechazan la resurrección del cuerpo terrenal-. 

Marción era gnóstico, vivió en Roma y en tiempo del Papa Aniceto; decía que había dos principios: el bueno era Dios y el espíritu maléfico creó el mundo, la materia y el cuerpo; se hizo rico con negocios navieros; hacía estrago entre los cristianos sembrando confusión y negando el valor del cuerpo con su rigorismo extremo. 

En estos cuidados discurrió la vida de Aniceto.

Hubo un asunto peculiar que merece comentario. Policarpo viene a Roma para tratar con el Papa un tema serio. Él fue en su tiempo discípulo directo de San Juan, el apóstol joven, y ahora es el obispo de Esmirna. Con sus ochenta y cinco años quiere dejar acordada la fecha de la principal fiesta cristiana. Los de Oriente siguen la tradición joánica, mientras que los de Occidente siguen la tradición de Pedro. No llegaron a ponerse de acuerdo. Es una cuestión -la de la Pascua- que tardará en resolverse hasta el concilio de Nicea. Pero se despiden en comunión sin romper la unidad ni quebrantar la caridad ¡Todo un ejemplo!


No hay datos explícitos y concluyentes sobre el lugar y modo de su tránsito. El LiberPontificalis -aunque empleando una expresión extraña por lo inusual- lo coloca entre los mártires; luego, la tradición constante de los martirologios habla de martirio y señala la fecha del 17 de abril, aunque no es unánime. En lo referente al lugar de su enterramiento, se señala en cementerio de san Calixto, donde con frecuencia se enterró a los Papas.

La reliquia de su cabeza fue entregada al arzobispo de Munich, Minucio, en el año 1590, y se venera en la iglesia que rigen los jesuitas en la ciudad. Los restos reposan en el sarcófago que soporta el altar Mayor -el que consagró el cardenal Merry del Val en 1910- de la capilla del Pontificio Colegio Español de Roma; fueron traslados al que entonces era palacio renacentista de los duques de Altemps, en el año 1604. Por eso, en la bóveda está pintada, entre guirnaldas barrocas y múltiples amorcillos, la apoteosis de San Aniceto, con capa desplegada y ascendiendo al cielo.

28 de mayo de 2014

SAN JOSÉ, MAESTRO DE ORACIÓN


            San José con su amor paternal y su ternura fue probablemente el inspirador de al oración del Padre  nuestro de Cristo Jesús. Él fue quien enseñó de niño a Jesús las primeras oraciones a Dios Padre entre las que sobresale la llamada Shema Israel, Escucha Israel, que se recitaba en los hogares judíos tres veces al día,
            Con el tiempo San José se convirtió en Maestro de oración. Dice Santa Teresa de Jesús, la mayor experta en oración: “En especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas…Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome a este glorioso santo por maestro y no errará el camino (V 6,8). Y escribe estas palabras desde su propia experiencia. Ella misma afirma en la Vida: “No diré cosa que no haya experimentado mucho” (V 18,8). Ella sabe por experiencia que San José es maestro de oración. Lo ha experimentado muchas veces.
            San José maestro de oración. Y con razón ¿Qué es oración? Dice Santa Teresa: “Que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quine sabemos nos ama” (V 8,5). Pues ¿qué fue la vida de San José sino un trato desde el amor y la amistad con su esposa María y con su hijo Jesús entre los que reinaba un amor maravilloso?
            Estando muchas veces tratando a solas… ¿cuántas horas pasó José a solas con Jesús y con María en una actitud de amor? Toda su vida fue eso, un trato de amor y amistad, siempre en aumento con ellos. La vida de San José es una continua oración, El aprovechamiento en la oración, como dice la misma Santa, no consiste en pensar mucho sino en amar mucho (F 5,2), pues ¿qué fue la vida de san José sino un  incontinuo amar a María su esposa ya Jesús su hijo? La vida de San José, su vocación, su misión, su predestinación están totalmente en la perspectiva del acompañar a Jesús, concretándose en estar siempre a su lado, hablarle, regalarse con él, servirle. Toda la razón de su existencia es la vida con Jesús y para Jesús. Su verdadero desposorio con María fue en atención a Jesús. De él se originó el ser padre de Jesús. La vida de San José tiene su razón de ser solamente en Jesús: recibirle y acogerle en el seno de su esposa María, ponerle el nombre, cuidarle y velar por él, alimentarle, enseñarle, formarle, vivir en su compañía e intimidad. ¿Quién podrá comprender la intimidad dulce, tierna, suave.  gozosa y dolorosa que vivió con su hijo Jesús? ¿Quién podrá vislumbrar los grados del trato de amistad que se desarrolló entre ellos y con María?
            Si en la oración, como trato de amistad con quine sabemos nos ama, es un aspecto esencial escuchar la palabras de Jesús y escuchar sus verdades, San José las escuchó ensimismado muchas veces, calándole hondo en el corazón. Si a los apóstoles, por ser sus amigos (Jn 15,15), Jesús les descubrió sus secretos ¿Qué secretos y verdades no recibiría San José de su hijo Jesús? ¡Qué conversaciones no mantendrían entre los dos!
            Toda la vida de San José fue una vida de oración porque fue una vida en compañía de Jesús, en trato con él en intimidad y familiaridad; entre padre e hijo  no existe más que un inmenso y tierno amor. Nadie supo más y mejor que él de esta oración que él, que por tanto tiempo trató con Jesús y María en una comunión y comunicación  única de amistad y de amor. Por eso nadie puede enseñarla mejor que él, es maestro consumado.


27 de mayo de 2014

EL SENO DE LA MUERTE

Parece de ciencia ficción, pero es la desafortunada e increíble realidad. Cuando hay incluso partidos que defienden a los animales, mientras hay niños que, ante la pasividad de los gobiernos, mueren de hambre, de sed y de frío. No se entiende que esto pueda ocurrir en pleno siglo XXI.

Pero, peor todavía, cuando se habla de derechos para proteger al ser humano, resulta que se condena al lugar más seguro que acoge la vida del ser humano:  "El seno materno". El hombre se mata a sí mismo y descubre su propia incapacidad de dirigir su propio destino.

El lugar donde nace la vida producto del amor auténtico de los cónyuge, se convierte en lugar de escándalo, de pasiones ilícitas, egoístas y asesinas que buscan sólo sus propios ego y placeres matando, en lugar de acoger, la vida creada por el soplo del Espíritu de Dios que la llama a la eternidad en el Amor.

Dar terror pensar que el nido donde la vida tiene lugar se convierte ahora en el patíbulo y amenaza de muerte del ser más débil e inocente, necesitado sólo de cariño y amor humano. El seno de sus propias madres es el lugar del mayor peligro para su condena de muerte.

Salvador Pérez Alayón

26 de mayo de 2014

Un Buen Diagnóstico

El Niño Jesús, nacido en Belén, es el signo que Dios dio a los que esperaban la salvación, y permanece para siempre como signo de la ternura de Dios y de su presencia en el mundo. El ángel dijo a los pastores: «Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño…».

También hoy los niños son un signo. Signo de esperanza, signo de vida, pero también signo “diagnóstico” para entender el estado de salud de una familia, de una sociedad, de todo el mundo. Cuando los niños son recibidos, amados, custodiados, tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es más humano……

Dios hoy nos repite también a nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI: «Y aquí tenéis la señal», buscad al niño…

El Niño de Belén es frágil, como todos los recién nacidos. No sabe hablar y, sin embargo, es la Palabra que se ha hecho carne, que ha venido a cambiar el corazón y la vida de los hombres. Este Niño, como todo niño, es débil y necesita ayuda y protección. También hoy los niños necesitan ser acogidos y defendidos desde el seno materno.

En este mundo, que ha desarrollado las tecnologías más sofisticadas, hay todavía por desgracia tantos niños en condiciones deshumanas, que viven al margen de la sociedad, en las periferias de las grandes ciudades o en las zonas rurales. Todavía hoy muchos niños son explotados, maltratados, esclavizados, objeto de violencia y de tráfico ilícito. Demasiados niños son hoy prófugos, refugiados, a veces ahogados en los mares, especialmente en las aguas del Mediterráneo. De todo esto nos avergonzamos hoy delante de Dios, el Dios que se ha hecho Niño.

Y nos preguntamos: ¿Quién somos nosotros ante Jesús Niño? ¿Quién somos ante los niños de hoy? ¿Somos como María y José, que reciben a Jesús y lo cuidan con amor materno y paterno? ¿O somos como Herodes, que desea eliminarlo? ¿Somos como los pastores, que corren, se arrodillan para adorarlo y le ofrecen sus humildes dones? ¿O somos más bien indiferentes? ¿Somos tal vez retóricos y pietistas, personas que se aprovechan de las imágenes de los niños pobres con fines lucrativos? ¿Somos capaces de estar a su lado, de “perder tiempo” con ellos? ¿Sabemos escucharlos, custodiarlos, rezar por ellos y con ellos? ¿O los descuidamos, para ocuparnos de nuestras cosas?

El Papa Francisco desde Belén nos lanza un mensaje al formularnos estas preguntas que tocan directamente nuestras conciencias. Conciencias muchas veces adormiladas, que nos dejamos hacer diagnósticos al aire, sin bases, y peor aún a tomar “píldoras” las respuestas “cliches”, los slogans que se han metido en nuestra mente y los damos por buenos pero que no llegan al profundo estado de nuestras vidas.

Nos invita a pensar en la familia, esa familia de hoy que pone en primer lugar el éxito económico, las vanalidades, los prejuicios…. Esa familia que no quiere verse reflejada en un papá una mamá y unos hijos sino que busca como acabar con esa imagen acogedora…. Para transformrala en cualquier cosa….. que los hijos se acostumbren a la falta de alguno de los dos….. esos hijos que tienen que dividirse entre dos hogares….. y cosas peores.

Recordemos que todas las familias del mundo necesitamos recordar que es ser familia y el Papa Francisco nos dice desde Belén:

«Y aquí tenéis la señal»: encontraréis un niño. El Niño Jesús nacido en Belén, todo niño que nace y crece en cualquier parte del mundo, es signo diagnóstico, que nos permite comprobar el estado de salud de nuestra familia, de nuestra comunidad, de nuestra nación. De este diagnóstico franco y honesto, puede brotar un estilo de vida nuevo, en el que las relaciones no sean ya de conflicto, abuso, consumismo, sino relaciones de fraternidad, de perdón y reconciliación, de participación y de amor.

Podemos hacer lo que muchos hacen cuando se les da un diagnóstico médico… buscar segundas y terceras opiniones….. pero, cuántos riesgos se corren a la hora de tomar decisiones… Nuestra vida familiar está en peligro y andamos todavía pidiendo hasta cuartas y quintas opiniones con tal de no hacer lo que sabemos es lo que nos dará la verdadera salud.

En camino hacia el III Sínodo Extraordinario sobre la Familia, el Papa nos ayuda con estas reflexiones a buscar mejores caminos a gustar la alegría de ser familia, de no conformarnos y acomodarnos a los errores y abusos en los que se pone a prueba la estabilidad de la familia. Nos hace dirigir nuestras miradas a la Madre de Dios y a pedirle lo que necesitamos para seguir adelante por el camino que Dios nos ha enseñado.

Oh María, Madre de Jesús, 
tú, que has acogido, enséñanos a acoger; 
tú, que has adorado, enséñanos a adorar; 
tú, que has seguido, enséñanos a seguir. Amén.

Josefina Rojo
Algunos extractos de la Homilía del Papa Francisco en Belén. 25 de Mayo de 2014

23 de mayo de 2014

San Pablo

No sabemos como era físicamente San Pablo, aunque Eusebio de Cesarea, en su obra Historia eclesiástica nos habla que existían representaciones de Cristo con los apóstoles Pedro y Pablo, y hasta nosotros han llegado algunas representaciones del siglo I. Dos descripciones del apóstol, los “Hechos de Pablo y Teclea” y Nicéforo en su Historia Eclesiástica, nos le presentan bajo de estatura; el seudo Crisóstomo lo llama el hombre de los tres codos. Tenía las espaldas anchas, algo calvo, de nariz ligeramente aquilina, cejas corridas, barba gruesa, complexión armoniosa y maneras agradables y afables. Sufría de una enfermedad que es difícil de diagnosticar. A pesar de esta enfermedad dolorosa (2Cor. 12, 7-9; Gal 4, 13-14), y de que su presencia no era imponente (2 Cor 10, 10), Pablo poseyó una resistencia física fuera de lo común, lo que nos explica que pudiese aguantar las múltiples dificultades de todo tipo que tuvo que soportar en sus actividad apostólica. Algo que llama la atención en Pablo es que “Se complace en sus debilidades, porque cuanto más débil soy, soy más fuerte” (2 Cor 12,10). Estaba convencido de que su fuerza venía de Dios y que con sus sufrimientos suplía lo que faltaba a la pasión de Cristo.

Todo de lo que presume y todos los títulos que se arroga no le han venido gratuitamente, sino que “lleva marcadas en su cuerpo las señales de Jesús, el Señor”, (Gál 6,17). La identificación con Jesucristo no es puramente ideal sino que puede mostrar con orgullo en su cuerpo las señales de los sufrimientos: “Cinco veces recibí de los judíos los cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui azotado con varas; una vez lapidado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé en alta mar. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajos y fatigas; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez.” (2Cor 11, 23-27). 

En San Pablo nos encontramos con un hombre fascinado, enamorado de la persona de Cristo. Encontrarse con Jesús Resucitado, a quien el daba por muerto, fue la experiencia más decisiva de su vida. A partir de este encuentro siente la necesidad de evangelizar: “¡Ay de mí si no evangelizare!” (1Cor 9,16); “Me empuja el amor de Cristo” (2 Cor 2,14). A partir de su conversión Pablo, y a pesar de los obstáculos que tuvo que vencer, fue un predicador de Jesucristo. Está convencido que su vocación es dar a conocer a Cristo, muerto y resucitado, a todos aquellos que no le conocen, judíos o gentiles, y como tal se considera apóstol de los gentiles, a los que suele llegar a través de los judíos de la diáspora a los que se dirige en los lugares por donde pasa.



Si a veces se ha acusado a Pablo de traición al judaísmo, siempre se sintió orgulloso de pertenecer al pueblo judío, otras se le ha acusado de ser el inventor del cristianismo, en cuanto que habría desfigurada el mensaje de Jesucristo al sustituir el anuncio del Reino de Dios por parte de Jesús por la predicación de Jesucristo, al que habría conocido por una revelación directa del mismo Jesús. Pero si Pablo no inventa a Jesús, ni inventó el cristianismo, si que tiene una gran influencia en éste ya que hizo posible que no quedase reducido a un mero apéndice del judaísmo, sino que, trascendiendo los límites étnicos y nacionales, se convirtiese en una religión universal que anuncia la misericordia y la gracia de Dios para toda la humanidad.

Algo que llama la atención es que Pablo, tanto el celoso fariseo, como el apóstol de Jesucristo, es un apasionado de la Verdad que, desnuda de todo adorno humano, la predica a tiempo y destiempo. Antes de su conversión estuvo convencido de que la verdad estaba en ley judía y como tal actuó, incluso oponiéndose al naciente cristianismo en cuanto desfiguraba y desmembraba dicha verdad, así como la comunidad asentada en la misma. Fue, y no lo niega, un fariseo convencido: “Hebreo e hijo de hebreo; en cuanto a la Ley fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley, intachable”.

Este hombre celoso de la ley dio un cambio radical a partir de la experiencia que tienen en Damasco, lo que él interpreta como una gracia de Dios. A punto de llegar a la ciudad de Damasco queda cegado por la luz de Cristo y tirado por tierra. No vio el rostro de Jesús, sólo oyó su voz: “¡Saulo, Saulo! ¿por qué me persigues? Yo soy Jesús a quien tú persigues”. Saulo, Pablo, que creía que Jesús estaba muerto, y bien muerto, y que su fin sobre la cruz había sido la señal del rechazo de Dios para su obra, se encuentra con que Jesús vive y se identifica con su Iglesia, y es que la persecución contra los cristianos alcanza al mismo Cristo.

A partir de este momento, la verdad es Cristo, y en darla a conocer dedicará el resto de sus días, algunos ha dicho que de 68 años que vivió, 35 de ellos los dedicó al servicio de Jesucristo, el cual se convierte en el centro de su predicación, sobre todo en los momentos decisivos de la salvación, en la cruz y en la resurrección, que se convierten en los pilares fundamentales del evangelio. Esto es lo que nos explica que, a pesar de que algunos pretendan negárselo, se tenga por apóstol, testigo de Cristo resucitado: “nunca entre vosotros me precié de saber otra cosa que a Jesucristo, y a Jesucristo crucificado”. Se siente siervo de Jesucristo, a quien debe su libertad y a quien se siente sometido, pues ha sido llamado por él para anunciar el evangelio de Dios, de aquí que se considere “administrador de los misterios de Dios”, llamado a anuncia la palabra de Dios, a llevar el mensaje de la reconciliación y a distribuir los tesoros de Dios a los hombres.

Y a raíz del descubrimiento de la verdad que es Cristo, descubre su concepción del hombre que, creado a imagen y semejanza de Dios, es recreado en Cristo (Ef 1, 3-14). Para Pablo este ha sido siempre el anhelo de Dios, que no quiere que seamos simplemente creaturas, sino que quiere elevarnos a la condición de ser sus hijos.

Javier de la Cruz

21 de mayo de 2014

SAN JOSÉ, MAESTRO DE ORACIÓN


            Sí, san José maestro de oración. Así lo afirma santa Teresa maestro de espirituales, desde su propia experiencia, “porque no diré cosa que no la haya experimentado mucho” (V 8,8). ¿De qué oración? La que ella ha definido evangélica y magistralmente con estas palabras: “No es otra cosa oración mental –a mi parecer-  sino trato de amistad, estando muchas veces tratando a  solas con quien sabemos nos ama” (V 8,5). Y añade que para que el amor y la amistad duren se han de encontrar las condiciones de Dios y del alma. La condición de Dios, en quien no puede haber falta, es el amor. Dios es Amor., siempre y todo y solo amor. Amar es el oficio de Dios Es del hielo el enfriar y del fuego calentar y de la rosa perfumar y el oficio de Dios es amar. Y sie le hielo no enfriara, y el fuego no calentara y no perfumara la rosa, Dios de oficio no cambiara, porque no sabe otra cosa. Porque tiene tal condición (dios) que si le llevan por amor y por bien, le harán hacer cuanto quisieren, y si de otra manera, no hay hablarle ni poder con él” CE c. 32,1). La condición de orante debe ser también amor, porque sin amor   no podemos tratar con él.
            San José sí que es de la condición de Dios. San José es una hechura del Espíritu Santo, que es Amor, y le llenó de su amor desde el primer instante de su concepción, Es ua criatura hecha en santidad u justicia según el corazón de Dios, una auténtica filigrana del Espíritu Santo que ha puesto abismos de amor en su corazón Abismos de amor puso en el corazón de la Virgen María, y esta es su mayor grandeza para santa Teresita, y abismos de amor en el corazón de san José. Y con estos abismos de amor se pone en comunión con el Padre del cielo. Y con abismos de amor vive la oración, que consiste solo en amar, y con abismos de amor lleva a cabo sus quehaceres de cada jornada, su trabajo en el taller de carpintería, su educación del niño y joven Jesús, convirtiendo el trabajo en oración.
            San José sabe mejor que santa Teresa que para que el amor  y la amistad sena verdaderos y duraderos tiene que llevar el alma a la oración rebosante de amor y vivir la oración con esa llenez de amor. Su vida es una oración continua porque es un acto de amor ininterrumpido. San José no dejó nunca, en ningún instante  de amar  a Dios Padre, a Jesús, su hijo y a María su esposa y a todos los hombres. Y siempre creciendo en amor..
            Sabe mejor que santa Teresa que Dios tiene un interés particular de comunicarse con los hombres y que de qué buena gana está con nosotros y quiere compartirlo con nosotros y que tiene este Señor nuestro en tanto que le queramos y procuremos su compañía, pues ¿qué no haría san José para que este interés y deseos y ganas  de Dios se cumplan, yendo muchas veces a tratar de amistad a solas con él y viviendo en oración continua, en amor ininterrumpido?  Y porque vivió en una oración continua complació y agradó siempre a Dios Padre y el Padre a su vez, por esa misma razón tenía sus complacencias con san José, como las tenía con Jesús y con María.
Si de algo se sirve Dios es de que el alma se engrandezca y como no hay otra cosa en que más la pueda engrandecer e igualarla consigo que el amor, por eso Dios solo se sirve de que el alma le ame, porque la, propiedad del amor es igualar al que ama con la cosa amada (CE 26,8). Sí, Dios solo ser sirve del amor, delante de Dios lo único que vale y cuenta es el amor. Lo que no sea amor no vale para nada..

Si la oración consiste en mirar al Señor con amor y creer sinceramente que él nos mira, ¿qué fue la vida de san José sino un mirar continuo y prolongado por los años a Jesús y ver que  Jesús le mira a él. Se establece entre ellos una vida de oración continuada porque el mirar de Dios y en Dios es amar. La vida de José fue  un trato de amistad y de amor estando muchas veces a solas con Jesús y María , un intercambio  continuo de miradas y de amor.

19 de mayo de 2014

ALGUNOS DATOS PARA REFLEXIONAR SOBRE EL III SÍNODO EXTRAORDINARIO.


Mons. Paglia explicó que después del Concilio Vaticano II y la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio de San Juan Pablo II, este Sínodo “es algo realmente providencial, es una caricia extraordinaria del Papa Francisco a las familias”.
El Papa Francisco decretó que se celebre una Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos entre los días 5 y 19 de octubre de 2014 en la Santa Sede sobre el tema “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”.
“El Papa Francisco está subrayando un camino que todos debemos tomar con sabiduría inteligencia audacia estando junto al Papa. Retomar la imagen de la pesca milagrosa, la de Pedro con pocos peces, todos debemos ir todos con él a pescar”,
Mons. Paglia resaltó que desde el Vaticano II, la Iglesia “ha dado muchos pasos en relación a la pastoral familiar”, y, partiendo de una de las constituciones que emanan del Concilio, la Gaudium et Spes, “no hay duda de que el Papa Bergoglio está acogiendo en este contexto esa simpatía extraordinaria que acaricia a la familia y al mundo”.
“La familia es el gran recurso de la humanidad”
El carácter extraordinario de la próxima asamblea sinodal es de señalar que "este tipo de sínodos responden a la necesidad de tratar una materia que a pesar de referirse al bien de la Iglesia universal, exija una rápida definición. Es evidente que la crisis social y espiritual del mundo actual afecta a la vida familiar y crea una verdadera urgencia pastoral que justifica la convocatoria de una Asamblea General Extraordinaria".
El Cardenal Erdo señaló que en el documento preparatorio "la familia aparece como una realidad que procede de la voluntad del Creador y constituye una presencia social. Por lo tanto, no es una mera invención de la sociedad humana, mucho menos de cualquier poder puramente humano, sino más bien una realidad natural, que fue elevada por Cristo Nuestro Señor en el contexto de la gracia divina. El documento, así como la Iglesia misma, une estrechamente la problemática de la familia con la del matrimonio".
El Purpurado pasó revista a todas las cuestiones abordadas en el texto, desde la preparación para el matrimonio y la evangelización de los cónyuges y de sus familias, a las uniones de hecho sin reconocimiento religioso o civil, a la situación de los divorciados católicos que se han vuelto a casar o a las uniones entre personas del mismo sexo, pasando por los procedimientos de nulidad matrimonial.
Sin embargo, afirmó, todo el cuestionario que se ha enviado a las conferencias episcopales de todo el mundo "se coloca en un contexto más elevado: más allá de los problemas existentes abre el horizonte hacia el reconocimiento del hecho de que la familia es un verdadero don del Creador a la humanidad".
Mons. Baldisseri explicó que "la temática de este Sínodo se inserta en una ruta de trabajo en dos etapas: la primera es, precisamente, la Asamblea General Extraordinaria de 2014 cuyo propósito es precisar el ‘status quaestionis’ y recoger testimonios y propuestas de los obispos para anunciar y vivir el Evangelio con credibilidad para la familia; la segunda es la Asamblea General Ordinaria, prevista para 2015, cuyo fin es dar las líneas operativas para la pastoral de la persona humana y de la familia".
Por último, el Arzobispo Bruno Forte recordó que el enfoque para abordar los desafíos de la vida familiar en la actualidad es el que San Juan XXIII anotaba en su diario poco antes de la apertura del Concilio Vaticano II: "mirar todo a la luz del ministerio pastoral, es decir: almas que salvar y que reconstruir".
"No se trata, en definitiva -dijo-, de debatir asuntos de doctrina, por otra parte explicadas ya por el Magisterio también reciente. La invitación que deriva para toda la Iglesia es escuchar los problemas y expectativas que están viviendo hoy en día tantas familias, mostrarse cerca de ellas y ofrecerles de forma creíble la misericordia de Dios y la belleza de la respuesta a su llamada". Datos tomados de algunas noticias de Aciprensa.
Es un buen momento para quitar etiquetas, para limpiar la mente, sobre cosas que se dicen y se siguen diciendo sobre el próximo Sínodo. Sabemos por experiencia que cuando se reúne el Santo Padre con los Obispos en colegialidad, el Espíritu Santo los asiste. A nosotros nos corresponde estar bien informados y hacer oración.


16 de mayo de 2014

Peregrinar

En nuestro entorno más inmediato hemos asistido en los últimos tiempos al renacer del espíritu de marcha, de peregrinación. Basta que nos asomemos al llamado Camino de Santiago para darnos cuenta de como en esta última década ha experimentado un desarrollo jamás conocido y tal vez nunca soñado. Miles de personas de todas las edades y condiciones, tanto económica, como cultural o religiosa, toman su mochila y su callado, o su bicicleta y se lanzan a hacer kilómetros hasta llegar a Compostela.

No siempre es la misma finalidad lo que mueve a esta multitud. Hay quien va hasta Compostela por venerar la supuesta tumba del apóstol Santiago, otros hacen el camino llevado por cierto espíritu iniciativo, llegar a encontrarse con uno mismo, los hay que se ponen en camino para conocer una de las rutas más ricas en arte románico, algunos por comprender el pasado histórico y como la fe y la cultura unidas ha ayudado a forjar la realidad de Europa como casa común de todos los pueblos que habitan este pequeño-gran espacio que se extiende desde el Atlántico a los Urales; no podían faltar aquellos que se lanza al camino llevados por espíritu deportivo de esfuerzo o superación o el poder conocer nuevos espacios y nuevas gentes.

En el fondo lo que se busca, consciente o inconscientemente, es que la respuesta a la pregunta ¿a dónde vamos?, no termine siendo, siempre a casa, al menos al ponerse en camino, en una sociedad como la nuestra en la que se dispone de una gran cantidad de tiempo libre, lo que se busca es hacer por un tiempo algo diferente a lo que uno se ve obligado a hacer cada día, pero al hacer eso se encuentra una gran satisfacción.

Muchos de los que se lanzan a la ruta de peregrinación a Compostela o a cualquier otros lugar, son consciente del significado que ha tenido la idea de camino a lo largo de los tiempos; para otros el camino físico no les dice casi nada.

Por ello viene bien que recordemos que la peregrinación ha creado, más en otros tiempos que en este, un personaje, que no era un viajero más, sino que se definía por haber realizado un voto concreto a Dios, viajar o dirigirse hacia un santuario, hacia un lugar sagrado para venerar la tumba o las reliquias de un santo, considerado como amigo de Dios, y conseguir así su protección y su intercesión ante el mismo Dio y con ello lograr la paz del alma. En este sentido definió al peregrino, en el lejano siglo XIII, el rey Alfonso X en su código de las Partidas: Romeros e pelegrinos son omes que fazen sus romerias e pelegrinajes por servir a Dios e honrar los Santos. 

Podemos decir que la peregrinación no era sólo el camino geográfico a recorrer, sino una actitud religiosa, en cuanto se espera del peregrino un determinado comportamiento, caracterizado por no dedicarse en el camino al comercio, sino a cosas devotas como es el visitar santuarios y tumbas de santos, a la penitencia, a la oración, la ejemplaridad de vida, porque la visita a un lugar santo debía conducir al crecimiento de la caridad, y, no podía faltar, el agradecimiento frente a los favores recibidos, así lo definía Alfonso X al recordar que romería e pelegrinaje deben facer los romeros con gran devoción, diziendo e faciendo bien, e guardándose de facer mal, non andando faciendo mercaderías ni arloterías por el camino; e débense llegar temprano a la posada, quanto pudieren, porque sean guardados de daño e fazer mejor su romería. 

El Liber Sancti Jacobi, más comúnmente conocido como Codex Calixtinus, obra del siglo XII y la mejor propaganda que ha tenido el Camino de Santiago, hablando del camino de peregrinación que conduce a Compostela, recordaba que es estrecho, ya que es para los buenos carencia de vicios, mortificación del cuerpo, aumento de las virtudes, perdón de los pecados, penitencia de los penitentes, camino de los justos, amor de los santos... Aleja de los suculentos manjares..., ama la pobreza, odia el censo de aquel a quien domina la avaricia

Con esta pequeña reflexión lo que hemos querido es recordar que está bien que la gente se eche a los caminos de peregrinación, a pie o bicicleta, pero que no olvide el sentido espiritual que desde antiguo tiene la aventura de la peregrinación.

Javier de la Cruz

15 de mayo de 2014

Comenzó seminario de Comunicación para obispos del cono sur CRONICA

El encuentro reúne, del 12 al 15 de mayo, a 35 obispos en el Centro Loyola, en Buenos Aires,  con la finalidad de repensar la comunicación eclesial desde la cultura del encuentro


El seminario es organizado por el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales (PCCS) y por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) a través de sus departamentos Comunicación y Prensa, y Misión y Espiritualidad. Participan en el taller obispos procedentes de Argentina, Chile, Ecuador, Paraguay y Uruguay, además de representantes de las instituciones organizadoras.

La primera jornada de trabajos se inició con la eucaristía con laudes, presidida por el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires. En su homilía, el cardenal Poli destacó que el Espíritu Santo siempre precede en los procesos comunicativos de la evangelización. Citando la lectura de los Hechos de los Apóstoles, subrayó la disposición de Pedro a ir al encuentro de los no judíos superando los prejuicios de su contexto. A esa conversión somos invitados, manifestó el arzobispo de Buenos Aires.

Monseñor Claudio María Celli, presidente del PCCS, abrió el Seminario expresando que el papa Francisco ha enviado un afectuoso saludo a los obispos participantes en el taller y ha recordado que se siente muy cerca de ellos y reza por su ministerio. También celebrn de esfuerzos que han hecho posible este encuentro y que se ha visto fortalecida y porufndizada con el apoyo y empeño del PCCSaó la profunda sintonía entre el PCCS y el CELAM en cuanto a las visiones y perspectivas de comunión eclesial.

Al servicio de una cultura del encuentro

“La comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”, el tema de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2014, es el núcleo que articula todas las conferencias y talleres del seminario.

Monseñor Celli expuso interesantes datos sobre la realidad comunicativa actual y las tendencias en el consumo de medios por parte de las nuevas generaciones. A su juicio, esta realidad plantea diversas preguntas a la Iglesia, respecto de cómo estamos llegando a la gente, especialmente a los jóvenes, con nuestro mensaje. Hizo hincapié en que, a pesar de que progresivamente se va abandonando una mirada simplemente “instrumental” desde la Iglesia a la comunicación, aún estamos lejos de asumir una mirada centrada en la relación entre personas.

Citando documentos del Magisterio, monseñor Celli afirmó que lo crucial en la comunicación de Iglesia no reside en las tecnologías sino en la cultura que las personas que se relacionan conforman en esta realidad tecnológica. “No se trata de usar Internet sino de estar en ella, en el ambiente vital que esta red supone”, precisó.

La “magia” del encuentro

Posteriormente, el profesor Galo Pozo, ecuatoriano, desde la psicología de la comunicación profundizó en la cultura del encuentro. Recordó que el encuentro es un proceso en el cual el ser humano hace un esfuerzo por ir hacia otro desde su propia identidad: “Esto hace que cuando yo me encuentro con el otro soy más yo mismo y ayudo a que el otro sea más él mismo”.

Profundizando el concepto de identidad, el profesor Pozo destacó que la relación se construye de persona a persona, y no de rol a rol. “El encuentro solo es posible cuando, de persona a persona, puedo ser yo mismo y ayudar al otro a ser el mismo”.

A partir de diversas realidades cotidianas de encuentro y desencuentro, ahondó en las tres condiciones necesarias para un verdadero encuentro: que cada uno haya aprendido algo de sí mismo, que cada uno ayude al otro a sacar lo mejor de sí mismo, y que exista una transformación en cada quien.

Pozo condimentó su charla con dinámicos y lúdicos ejemplos a través de trucos de magia que causaron admiración y aplauso de la audiencia episcopal.


Comunicación estratégica en la Iglesia 

La tercera charla del día estuvo a cargo de la Decano de la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Silvia Pellegrini, quien abordó el tema de la importancia de una estrategia en la comunicación. Subrayó que la comunicación estratégica solo puede ser concebida desde el enorme valor del otro, del prójimo.

Describió algunas tendencias significativas en la comunicación y los desafíos que ellas suponen para la misión e la Iglesia. El paso de una relación lineal a una relación en red, el predominio de la libertad e individual, la prevalencia de derechos sobres deberes y la atención fragmentada fueron algunos de los puntos abordados por la profesora Pellegrini.     

“Hay que convertir la difusión en comunicación, no basta con tener un sitio web, la tranquilidad no descansa en la transmisión del mensaje, sino en el momento en que nos convertimos en un nodo de red”, explicó. En ese sentido, invitó a los obispos a buscar retroalimentación, monitoreando reacciones para tomar el pulso al proceso comunicativo. Valoró los grupos de trabajo en sistemas colaborativos, y advirtió que hay que tener un enorme cuidado en no decir medias verdades.

Citando a Francisco Barranco, recordó que la estrategia de comunicación consiste en definir con claridad quiénes somos y qué ofrecemos. “Nada más, y nada menos”. Luego profundizó en cuatro elementos para una estructuración inicial de la estrategia comunicacional: la posición, que corresponde a la identidad (desde dónde hablo);  la prospección, es decir, los grupos de interés (a quién hablo y en qué contexto); la pauta, es decir la narración (qué digo y cómo lo digo); y la perspectiva, el sentido (para qué y con qué objetivo).



Comunicación, columna vertebral en la Iglesia

Posteriormente el profesor Arturo Merayo, español, consultor de comunicación, periodismo e inteligencia emocional, ofreció la conferencia “Nuevas Tecnologías: asumir y habitar el nuevo ambiente comunicativo”.

El expositor sostuvo que en el escenario comunicativo y tecnológico que vivimos, con un debilitamiento de la autoridad, cambios rápidos y constantes, y sobreinformación, la comunicación está en la columna vertebral de la vida de toda persona, también de todo cristiano y de todo sacerdote, y eso exige un liderazgo emocional.

Añadió que la comunicación no es algo decorativo, estético o anecdótico, sino que responde a una opción directiva, estructural, integral y permanente. La comunicación corporativa requiere una dirección de comunicación que, a su vez, supone contar con un Plan de Comunicación: “La comunicación no consiste en  dar gritos, ni en aplicar maquillaje, ni en poner la guinda a una torta. La comunicación es esencial, forma parte de los fundamentos y una comunicación integral pasa siempre e inexcusablemente por los comportamientos individuales”, manifestó el profesor Merayo. Y con variados ejemplos, recordó que una buena comunicación debe ser simple, específica, clara, sorprendente y emotiva.

Con relación a las nuevas tecnologías, planteó que la Iglesia no puede vivir de espaldas a ellas. “Es cierto que Internet y el ámbito digital son peligrosos, pero también los automóviles y los microondas son peligrosos. Tenemos que estar en el mundo digital, porque la Iglesia ha de estar donde el ser humano está, sin perder la identidad, utilizando el lenguaje y las formas propias de cada medio, con propuestas claras, compartiendo, no imponiendo”, apuntó.

Tras esta charla los obispos dialogaron libremente sobre los temas reflexionados en las primeras sesiones del día, en un trabajo por grupos.

Comunicación en situación de crisis

Las sesiones del día concluyeron con una conferencia del portavoz de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, acerca de Comunicación en situación de crisis. Exhibiendo el tratamiento mediático que tuvieron episodios de diversa naturaleza que han involucrado a actores e instituciones de la Iglesia, el periodista planteó que el abordaje de las situaciones críticas nos desafía en el núcleo de nuestra misión evangelizadora.

Puso énfasis en la pertinencia de abordar las situaciones críticas, en todo su proceso, a partir de una profunda experiencia espiritual. Desde ese contexto explicó los alcances de la crisis en una institución y cómo ella amenaza los objetivos, altera la relación con sus públicos, y requiere de una intervención extraordinaria de la autoridad, en un escenario con niveles de estrés inusitados y con tiempos limitados.

Junto con recordar los elementos de “noticiabilidad” y otros elementos que ayudan a comprender el escenario de los medios ante una crisis, el profesor Coiro profundizó en los rasgos de una cultura preventiva que permita abordar de mejor modo las situaciones de emergencia.

“Es en este momento complejo, doloroso y tenso de la crisis, cuando demostramos o no la coherencia de los actores eclesiales con la identidad y misión de la Iglesia, dada por Jesucristo”. Citando al papa Francisco que invita a mirar la comunicación como proximidad, Coiro se detuvo en la párabola del Buen Samaritano que el Santo Padre emplea para explicar este concepto: “En cada situación de crisis que enfrentamos, vayamos a cada personaje de esta parábola y descubramos qué rol estamos desempeñando y hacia quien expresamos nuestra prioridad”.

Posteriormente hubo un diálogo entre los obispos conducido por monseñor Claudio María Celli y monseñor Adalberto Martínez, obispo castrense de Paraguay y presidente del Departamento de Comunicación y Prensa del CELAM, en que se intercambiaron inquietudes acerca de los temas reflexionados durante el día. La primera jornada del seminario taller para obispos concluyó con el rezo comunitario de Vísperas.

Wilson Velásquez

Fuente: PCCS - CELAM

14 de mayo de 2014

SAN JOSÉ MODELO DE TRABAJADORES (II)


            San José es modelo de trabajadores porque si Jesús redimió el trabajo es a través de san José. Jesús, el artífice del  universo, “ha trabajado verdaderamente con manos de hombre” (GS,22), santificando directamente el trabajo, y lo ha hecho en la carpintería de san José, estando sujeto a él (Lc 2,5), Este sometimiento, esta obediencia de Jesús a José se comprende como participación en el trabajo  de José. “El que era llamado hijo del carpintero, había aprendido el trabajo de su padre putativo. Si la familia de Nazaret en el orden de la salvación y de la santidad es ejemplo y modelo para las familias humanas, lo es también análogamente el trabajo de Jesús al lado de José, el carpintero”(Rc 22).
            “El trabajo humano y, en particular, el trabajo manual encuentran en el Evangelio un significado  especial”. El trabajo manual era muy valorado en la Palestina de los tiempos de Jesús. Hasta los Rabinos, los maestros tenían que ejercer un oficio manual: panadero, sastre, carpintero…San Pablo aprendió el arte de curtir pieles, y con su ejercicio ganaba el sustento de cada día y no tenía que ser gravoso a nadie.
“Junto con la humanidad del Hijo de Dios, el trabajo ha formado parte del misterio de la Encarnación y también ha sido redimido de un modo particular, Gracias al banco de trabajo en el que ejerció profesión (de carpintero) con Jesús, José acercó el trabajo humano al misterio de la redención (RC 22).
“Mediante el ejercicio de la paternidad, José coopera, en la plenitud de los tiempos,  en el gran misterio de la redención y es verdaderamente ministro de la salvación” (RC 8) y un aspecto de este ejercicio de la paternidad es precisamente el trabajo y enseñar a su hijo un trabajo –el padre que no enseña un oficio a su hijo le hace ladrón- (Dicho judío), y en concreto el oficio de carpintero.
Cristo ha redimido al hombre en su totalidad, cuerpo y alma y  ha llevado a cabo esta redención mediante su actividad humano-divina, pues su solidaridad con los hombres ha sido total, hasta se ha hecho pecado, sin haber pecado (2Cor 5,2). Ahora bien, después de María ninguno ha estado más cerca a las manos de José, a  su voluntad, a su corazón, a su muerte  que José. Pío XII, propone el ejemplo de san José en el trabajo a los trabajadores, subrayando justamente que san José es el santo que ha sido más penetrado por el espíritu del Evangelio. Y este espíritu fluye realmente del corazón del Hijo de Dios, de Jesús en todos los hombre y “con toda certeza ningún trabajador ha sido jamás tan perfecta y profundamente penetrado y poseído de ese espíritu de Cristo como su padre putativo que convivió con él en la más estrecha intimidad y comunión de vida y de trabajo”. De ahí la invitación del Papa a los trabajadores: Si queréis estar cerca de Cristo id a José.
Este humilde artesano de Nazaret que con su vida escondida y silenciosa ha contribuido al crecimiento robusto y lleno de sabiduría de Jesús, sigue siendo el ejemplo destacado de que no es la diferencia de de actividad la que hace grande  al hombre sino que es el hombre el que hace grande lo que hace, mediante su nobleza de alma y el ejercicio de virtudes auténticas”, “El primer fundamento del valor del trabajo es el hombre mismo” (San Juan Pblo II en Laborem exercens).
Entre tantas actividades posibles, la Sabiduria de Dios escogió para su Hijo la del trabajo manual y confió la educación del mismo no a los sabios, sino a un humilde artesano. Dios Padre ha querido que su Hijo Jesús creciese  en la escuela de José, en la familia de Nazaret, donde el trabajo era considerado no como fuente de riqueza sino como expresión de amor. “Expresión cotidiana de este amor en la vida de la familia de Nazaret es el trabajo” (RC 22).
San José es modelo de los trabajadores porque todo su trabajo, sin perder un minuto, lo llevó a cabo con abismos de amor que el Espíritu Santo había derramado en su corazón Y Dios no mira la materialidad de las obras que se hacen, sino el amor con que se hacen. Y porque lo realizaba con abismos de amor se entregó de lleno al trabajo que para él era la expresión de la voluntad del Padre del cielo. Porque lleva a cabo el trabajo con abismos de amor convierte el trabajo en una oración continua, porque lo que prima en el trabajo es el amor y la oración es trato de amor, es un trata de amistad, estando tratando  con quien sabemos nos ama, es un diálogo de amor y San José estaba en el trabajo en un diálogo continuo de amor con Dios Padre y con Dios Hijo cuando le enseña el oficio de carpintero y cuando trabaja con él, porque Dios es el Hijo  como le dijo el ángel cuando le anuncia que tiene que poner al hijo nacido de María el nombre de  Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados, y, sin duda, ha comentado más de una vez con sus esposa la Virgen María las palabras que le dijo el ángel el día de la Anunciación acerca  el hijo que nacería de su seno: será grande y será llamado hijo del Altísimo… reinará sobre la casa de Jacob por los siglos de los siglos y su reino no tendrá fin (Lc 1,32-33). José vive en contacto continuo con Jesús el Salvador del mundo. Amor y amistad es lo que vive en el trabajo con él y con María, su esposa. El trabajo es expresión cotidiana de amor en esa familia santa. San José es una oración continua en su trabajo y ejemplar para los trabajadores y para todos.
Porque el trabajo de José es expresión de amor cotidiana no conoce  ni la tristeza ni el desánimo; siempre alegre, jubiloso y complaciente.
Porque su trabajo es experiencia de amor cotidiano es el mejor ejemplo y la más eficaz ayuda para los trabajadores, porque el sumo y más eficaz servicio ante Dios que podemos ofrecer a los demás y por los demás es el de un amor limpio, generoso y sacrificado, a imitación de San José.

                                               P. Román Llamas,ocd  

            

13 de mayo de 2014

¿Quién fue Urbano I?


Papa n.º 17 de la Iglesia católica de 222 a 230.
Elegido papa el mismo año en el que el último emperador de la dinastía de los Severos, Alejandro Severo, subió al trono tras el asesinato de Heliogábalo lo que le permitió un pontificado libre de persecuciones y una época de auge del cristianismo en Roma.
Sin embargo tuvo que hacer frente a un grave problema surgido en el seno de la propia Iglesia y que se había originado durante el pontificado Calixto I: el cisma provocado por el Hipólito de Roma quien se había proclamado papa convirtiéndose en el primer antipapa de la historia de la Iglesia.
Muy poco se sabe de la vida de este papa y muchas de las obras que se atribuyen carecen de fundamento histórico como por ejemplo la conversión y bautismo de Santa Cecilia (patrona de los músicos) y que hiciera construir una iglesia en el lugar en que fue martirizada y en el que reposan los restos de la santa, así como los de su predecesor, el papa Calixto I.
En Alemania es el patrono de los vendimiadores, y en la Edad Media se lo invocaba en las tormentas, contra la enfermedad de la gota y contra la embriaguez.

Falleció martirizado el 23 de mayo de 230 cuando en Roma gobernaba el emperador Alejandro Severo.

12 de mayo de 2014

Cristo Si

Hemos estado incluyendo el tema del II Sínodo Extraordinario, en preparación al III Sínodo, porque lo que en la Iglesia sucede no pasa así nomás porque sí. La Iglesia y los Papas siempre llevan una continuidad, digámoslo así, en ascenso…. Lo que pasó antes nos ayuda a subir un escalón más para la comprensión y vivencia de nuestra fe. Y cómo los temas sobre el III Sínodo están tan a la orden del día…. Todos hablan de eso, todos quieren saber, todos hacen sus especulaciones… es entonces que aquí queremos no solo ver qué va a suceder sino que ha sucedido para tener bases y que nos ayuden a entender lo que viene.
CRISTO SÍ, IGLESIA TAMBIÉN
En el centro de la reflexión sobre la Iglesia se situaron las dimensiones de “misterio” y de “comunión” Se interpelaron los sinodales: ¿Si el Concilio hablo tanto y tan bien sobre la Iglesia porque se ha difundido esa desafección hacia ella? ¿tenemos la culpa los Obispos por haber hablado de cambios de las estructuras, cuando había que haber hablado más de Dios y de Cristo? La Iglesia no se inventa a sí misma. Cristo la fundó. No es democrática, sino sacramental.
Se habló así: “Hoy está de moda decir Cristo sí; Iglesia no” El Sínodo ha ayudado a redescubrir que Dios se da al mundo a través de su Iglesia.
Otro tema clarificado fue el del secularismo y la secularización, no hay que confundirlos. La secularización entendida como autonomía de lo creado, es correcta. El secularismo, que pretende una visión  del hombre y del mundo prescindiendo de Dios, no es correcta. Para vencer el secularismo el Sínodo reclama la santidad  de todos los bautizados y exhorta especialmente a los obispos y a la órdenes religiosas. Otras crisis históricas fueron resueltas por la santidad de las órdenes religiosas.
Otra cosa importante que también se trató fue y se insistió fue el “misterio” de la Iglesia, invitando a superar  todas las presentaciones puramente humanas, sociológicas y estructurales de ella.
En cuanto a la Palabra de Dios, la Escritura ha de estudiarse a la luz del Magisterio y la Tradición.
El avance de lo pedagógico en la catequesis no había ido acompañado  de igual progreso en los contenidos, que se habían empobrecido. Juan Pablo II recibió con agrado la petición de todo el Episcopado de un compendio de la doctrina católica. De un catecismo universal.
La Liturgia apareció como uno de los mayores frutos conciliares, aunque se subrayaba la necesidad de no convertirla en espectáculo. No tiene que representar modas, sino el misterio sagrado, y debe hacerlo sin perder el sentido de la belleza.
La única intervención del cardenal Ratzinger durante el debate fue sobre la Iglesia como “comunión”. Dijo que es necesario entender la Iglesia como “misterio” en su trascendencia hacia Cristo, y, en cuanto a la colegialidad, insistió en que es más importante la dimensión espiritual que la jurídica.
La dimensión universal de la Iglesia quedó en primer plano con la presencia de los Patriarcas de las antiguas Iglesias de Oriente a quienes el Sínodo dio prueba de solidaridad mediante la creación del Comité del Líbano.
Durante las dos semanas, el Papa, silencioso y a la escucha en el aula, habló personalmente con todos y cada uno. Por su capilla privada pasaron muchos a concelebrar o asistir a la misa matutina. Los invitó a su mesa por grupos de lenguas, y en el almuerzo masivo y fraternal, de 163 obispos, sin protocolos, que les ofreció el último sábado en Santa Marta, se mostró gozoso y satisfecho y bromeó con todos en medio de una atmósfera abierta y expansiva.
En muy pocas palabras hemos desglosado lo que fue aquel II Sínodo que dio tanto a la Iglesia, así, nos vamos preparando a la llegada de este III Sínodo Extraordinario sobre la Familia, con un corazón unánime: Cristo sí; Iglesia también. Confiando en el Espíritu Santo que nos comunica siempre con su soplo la Verdad, eso le pedimos en oración.

Josefina Rojo

10 de mayo de 2014

EL AMOR NO ES POR RACHA


Cuando se oye decir que se ha acabado el amor, se entiende que el amor es por racha. Ahora hay una racha de amor y nos casamos, aprovechamos para tener hijos porque los deseamos y vivimos a tope ese amor. Pero, resulta que llega la época de las vacas flacas y se acaba el amor, ¿y qué hacemos ahora? No pasa nada, lo rompemos y cada uno por su lado.

No es fantasía ni ciencia ficción, sino la realidad de lo que acontece hoy en nuestro mundo. Por doquier nos encontramos con los efectos de muchos amores acabados, consumidos, y las consecuencias afectan a toda la sociedad. Y cuando eso ocurre, los gobiernos deben tomar parte en el asunto, porque sus consecuencias inciden en todo el entramado social.

Es cuestión prioritaria reflexionar sobre el amor en los areópagos actuales más importantes, porque se hace necesario y fundamental dar a conocer el verdadero amor. No es el amor un sentimiento, ni tampoco un afecto o emoción, porque de ser así diríamos que estamos de acuerdo en que se acabe. Los sentimientos, afectos y emociones entran y salen como el viento, y lo que hoy me emociona y atrae, mañana puedo sentirlo de otra forma.

El amor es un compromiso, un compromiso responsable donde también juegan los sentimientos y afectos, pero que se amarran en el compromiso libre y voluntario de servicio, respeto, justicia y mucho amor. Amor que se descubre cuando más se necesita de él, pues amar cuando todo va sobre rueda no exige esfuerzo sino dejarse llevar por la corriente.

No se puede amar ahora que tengo tiempo y puedo, y más tarde rechazarlo. El amor exige madurez y entrega al ser amado. El amor no es ahora, y más tarde ya no es, porque eso será sentimiento. El amor es siempre, incluso es más cuando más fuerte es la prueba. Por lo tanto, amar al niño dentro del vientre y fuera; ahora que molesta y después que es un campeón; en el momento inoportuno y en el oportuno; con defecto o perfecto; en la vida o en la muerte. Siempre está presente el amor, así que quien se evade es irresponsable y egoísta.

Y en lo que respecta a los niños concebidos en el seno de sus madres, rechazarlos equivale a matarlos. No hay otra forma de entenderlo.

Salvador Pérez Alayón.

9 de mayo de 2014

Santidad

La Iglesia, desde sus comienzos, ha tenido conciencia de ser una comunidad de santo, aunque en su interior siempre hubo fallos, conductas mediocres, hipócritas y egoístas de sus miembros. También sabemos que desde los primeros tiempos de la vida de la Iglesia algunos se plantearon, hoy se lo siguen planteando, el restringir el círculo de los redimidos a un pequeño número. Aunque siempre en el interior de la Iglesia existió y existe la tentación de un cierto elitismo espiritualista, siempre lo rechazó afirmando que todos son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, que en esto consiste la salvación. Ya San Pablo llama Santos a todo bautizado, lo cual para algunos puede parecer una perogrullada. Sería una gran pobreza que la santidad solo quedase reducida a aquellos que son canonizados, declarados santos por la Iglesia como modelos para los cristianos. En fin que podemos considerar como santo a aquella persona que, desde su fe en Dios, y sin que se le reconozca la oficialidad de la santidad, ha vivido con seriedad su compromiso ante la vida, su entrega a los demás y no se ha creído en el monopolio de la verdad, d ella bondad y de la perfección. 

La Iglesia no es la comunidad de los santos en función de la vida de sus miembros, sino de la unión de estos con Cristo, con Dios, que es el único bueno y santo : Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación. Es Dios el que santifica a la Iglesia y a los miembros que la componen, ya que ella, y en ella los bautizados, están llamados a ser testigo en medio del tiempo de la bondad y de la santidad del mismo Dios.

Cristo, el rostro de Dios, enseñó que debíamos ser perfecto como el padre del cielo es perfecto, lo que es lo mismo, aunque la santidad no depende de lo que nosotros hacemos o dejamos hacer por Dios, sino de los que Dios es capaz de hacer en nosotros, es don y gracia de parte de Dios, implica una cierta exigencia moral, la vivencia de la virtudes y de los valores humanos, de todo aquello que nos hace ser más y mejor personas, pero buscando siempre vivir lo que caracteriza la perfección de Dios: el amor, el perdón, la bondad, la caridad como primacía de toda vida cristiana, la cual no siempre coincide con ciertas posturas legalistas, en el cumplimiento de normas, reglamentos, tradiciones o ejercicios ascéticos, que no siempre llevan a Dios y que, con harta frecuencia, se olvidan de la vivencia de los valores humanos y evangélicos, que no se excluyen, sino que se complementa, y ello porque el mismo Cristo con su encarnación nos ha redimido asumiendo todo lo que de humano hay en nuestra vida, y asumiendo esa misma postura es como nosotros, unidos a Cristo debemos intentar ser perfecto como lo es el padre del cielo. 

A lo largo de la historia han existido dis tintos modelos de santidad canonizada, de santidad oficial, esa santidad que la Iglesia presenta como modelo de cristiano. Desde el mártir, el héroe por antonomasia de la fe cristiana que ha vivido la plena unión con Cristo hasta el extremo de dar su vida por el mismo Cristo y el evangelio, pasando por el asceta, el monje, donde resalta como prototipo de su santidad la ascesis, el desprendimiento de todo, lo penitencial, la pobreza, la ruptura con la sociedad como lugar donde se hace cada vez más difícil vivir el idea de vida cristiano o el desprecio a sí mismo considerándose estiércol basura y creyendo que muchos son los llamados, pero pocos los escogidos; los pastores y jerarcas en los que se destaca su fidelidad a la Iglesia; los dedicados a tareas benéfico asistencial o de enseñanza, en los que sobresale la preocupación por el necesitado en el cual se pretende ver el rostro del Cristo pobre buscando organizar la caridad para hacerla más eficaz y metódica ; y en los últimos momentos vemos como comienzan a adquirir importancia en el catálogo de santos oficiales los laicos, los cristianos que han vivido en medio del mundo y de sus ocupaciones. Desde ciertos movimientos cristianos vemos como se intenta que se reconozca como modelo de cristianos a tantos hombres y mujeres que desde su fe se han entregado, dando incluso su vida, por el hombre y las causas que buscan devolver dignidad a la misma vida, creyendo que así, y no estaban por ello equivocados, trabajaban por el Reino de Dios.

Como podemos ver tipos de santidades canonizadas han existido muchas, no todas son válidas para el cristiano de hoy que no se identifica para nada, o muy poco, con aquellos cristianos que fueron propuestos como modelos en su tiempo por su ruptura con el mundo, visto como malo y pernicioso, por el amor excesivos a los ejercicios penitenciales, o por su fidelidad robótica al cumplimiento con la observancia, entendiendo por tal conjunto de normas, leyes, ritos, tradiciones, a través de las cuales querer agradar a Dios. Por el contrario le gustaría tener como modelo de santidad, a cristianos que impulsados por su fe, teniendo a Cristo como modelo y siendo en todo momento obedientes a la voluntad de Dios, hayan sido capaces de casar su fe y su fidelidad al mundo, a los valores laicos, a la lucha por conseguir una mundo mejor en donde desaparezca todo aquello que quita dignidad y hermosura a la vida misma. Busca como modelos a creyentes que hayan hecho todo lo posible, desde su fe, por dar un sentido más humano al mundo y a la historia y es que la santidad debe suscitar, como nos enseña el concilio Vaticano II, un nivel de vida más humano incluso en la sociedad terrena.

Javier de la Cruz

7 de mayo de 2014

SAN JOSE MODELO DE TRABAJADORES


            Ya el Papa León XIII en su encíclica Quamquam pluries (Aunque muchas veces)  del 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María, de 1889 sobre la devoción a san José, hace una llamad a los trabajadores, invitándoles a mirar y acudir a San José. “en cuanto a los trabajadores, artesanos y personas de menor grado su recurso a san José es un derecho especial y su ejemplo está para su particular imitación. Pues José, de sangre real, unido en matrimonio a la más grande y santa de las mujeres y considerado el padre de Dios, pasó su vida trabajando y ganó con las fatigas del artesano el necesario sustento para su familia. Es, entonces, cierto que la condición de los más humildes no tiene nada en sí de vergonzoso y el trabajo del obrero no solo no es deshonroso, sino que, si lleva unida a sí la virtud, puede ser singularmente ennoblecido.” (n 4).
            Por medio de estas consideraciones los pobres y aquellos que viven con el trabajo de sus manos han de ser de buen corazón y aprender a ser  justos…Que los pobres, entonces, si han de ser sabios no confían en las promesas de los hombres sediciosos, sino más bien en el ejemplo y patrocinio del bienaventurado José y en la maternal caridad de la Iglesia que cada día tiene mejor comprensión con ellos” (n 5).
            Llamada que luego harán otros Papas, sobre todo Pío XII, que instituyó el 1 de mayo de 1955 la fiesta de San José Obrero, en el día del trabajo, y dijo a los obreros reunidos en la Plaza de san Pedro en aquellos momentos: : “el humilde obrero de Nazaret además de encarnar  delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias”.Y las llamadas de los dos últimos Papas, recién canonizados el 27 de abril de 2014, en el domingo de la misericordia.
Cuando hablo de trabajadores me refiero a toda clase de trabajos, porque el trabajo es inherente a la naturaleza humana. Cuando Dios creo al hombre y le puso en el jardín del Paraíso, le dijo que le ponía allí para que lo trabajase y o cultivase (Gen 2,15) Y después del pecado le dice que tiene que trabajar la tierra, porque con el sudor de su frente tiene que comer el pan (Gen 3,19). Y más tarde dirá San Pablo a los fieles de Tesalónica que “él no comió de balde el pan de nadie, sino que día y noche con fatiga y cansancio trabajó para no ser gravoso a ninguno y que cuando estaba entre ellos les mandaba esto: si alguno no quiere trabajar que tampoco coma. A los que no trabajan les exhortamos por nuestro Señor Jesucristo que trabajen para comer su propio pan” .(2Tes 3,9-11).
Es el trabajo que se realiza en el campo, en la casa, en el taller, en la fábrica,  en la oficina… De todo este trabajo es modelo san José. Y es que, como escribe San Juan Pablo II: “el trabajo es una experiencia cotidiana de amor en la vida de la familia de Nazaret” (RC 22), y la familia de Nazaret el el ideal modélico de las familias de toda la tierra.
San José es modelo de los trabajadores en primer lugar porque trabajaba realmente en el oficio de carpintero; “palabra, dice San Juan Pablo II, que abarca toda la vida de san José” (RC 22). La primera condición del trabajador es que rinda en el trabajo, que trabaje, que aproveche la máximo el tiempo del trabajo. San José es la más alta expresión del nuevo enseñamiento que nos trae Jesús, que al hacerse en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado, asumió, consiguientemente, el trabajo y lo santificó, que para eso asumió la naturaleza humana para redimirla y santificarla en todas sus dimensiones. Y por eso san José es el más grande ejemplo para los trabajadores. No es ejemplo de vagos, holgazanes o pasotas ni de los que dejan el trabajo para los demás. San José trabajó, se consagró de lleno al trabajo, porque esa era para él la voluntad del Padre del cielo, sudó e hizo, sin duda, muchas horas extra
.  San José no pedió un minuto de trabajo. San Juan XXIII escribe de si mismo: “uno de mis defectos principales es no haber encontrado todavía la justa medida del tiempo, Debo hallar el modo de hacer muchas cosas en poco tiempo; a este respecto pondré gran cuidado en no perder ni un solo minuto en cosas inútiles, como conversaciones sin una finalidad concreta, etc.”( En los ejercicios espirituales del 1 al 7 de septiembre de 1907 (fue ordenado en 1904), DA). Y en los ejercicios de  del 13 al 19 de octubre de 19 17 escribió:” Pero si el Señor quiere estoy dispuesto a esto (las muchas cosas que le ha encomendado la obediencia) y más. El descanso llegará en el cielo. Estos son los años del esfuerzo. El Señor Obispo me da ejemplo de trabajar más que yo. He de ser escrupuloso en no perder nunca ni un minuto de tiempo” (DA)..
Si esto dice de si mismo un santo, por grande que sea, que no diría y haría san José santísimo, inmensamente más santo que todos los demás santos por su condición de esposo de María y padre virginal de Jesús. San José no perdía ni un solo minuto de trabajo Modelo prefecto de traba para  los trabajadores.. (Sigue)


                                                            P.  RománLlamas, ocd