25 de marzo de 2014

EL VALOR DE SER MADRE.


Este artículo es mi especial contribución al Día de la Vida que tiene previsto celebrarse el próximo 25 de marzo y lo he escrito con la intención de hacer pensar, de motivar a muchos por el ejemplo real que en él se refleja.

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La conocí hace tres o cuatro años en el gimnasio al que iba periódicamene. Ella llevaba relativamente poco tiempo y me la presentó un monitor cuando estábamos caminando por medio de la cinta.

De trato muy amable, educado y con una conversación amena y culta, todo lo contrario a lo que a diario me encontraba en la mayoría de los usuarios de este gimnasio de barrio en el que predominaban chicos muy atletas y devoradores de abdominales y pesas. Allí el saludo, por raro que pueda parecer, era enseñarse mutuamente lo perfilado que tenían la parte abdominal mediante una rápida subida y bajada de la camiseta.

Que si las proteínas, que si los bíceps, que si las “superseries”, que si llevo no se cuantas calorías quemadas..., lo que se dice un verdadero tostón de conversación para una persona normal y corriente que suele ir a un gimnasio con la única pretensión de cuidarse y mantenerse en forma.

Por eso me asombré y mucho que hubiera, primero una mujer y segundo que fuera culta, amable, educada, es decir, normal.

Con el tiempo y las circunstancias que ella vivió se fue fraguando una amistad personal compartida con mi mujer que hizo que fuera considerada en casa como una gran amiga.

En tiempos de Feria conoció a un chico que ha sido, con el tiempo, el hombre que ha compartido su vida. En un momento determinado, y por razones de trabajos de él, decidió dar un paso arriesgado en su vida: Decidió formar una familia y hacerlo fuera de España. No solo empezaba una nueva vida sino que lo hacía en un país extraño, con otra lengua, cultura y forma de vivir. No se amilanó y cogió sus maletas.

Ha estado cerca de dos años fuera de su casa, de su tierra, de España. Me imagino que en su día a día habrá habido de todo un poco, pero también, creo, que la experiencia le ha valido para realizarse como persona.

Hace cosa de un mes me llamó, nosotros hemos estado comunicados vía correos electrónicos, y eso me extrañó bastante porque ya sabemos que las tarifas internacionales de telefonía hacen un agujero a tu cuenta corriente, que cada vez es menos corriente, para llegar a ser vulgar.

¡Hola Jesús! Te llamo porque ya estoy en casa, con mis padres, me he venido dejando a mi marido trabajando en el extranjero porque estoy embarazada.

Podéis suponer la alegría que me proporcionó; por un lado volvía a casa una “vieja” y buena amiga y por otro lo hacía porque había engendrado una nueva vida y sé que era una de las ilusiones de su vida.

Aunque me preocupó cuando me dijo que era un embarazo de alto riesgo debido a una serie de problemas de salud que ella tenía y que podía afectarle muy negativamente al feto de ahí que se haya venido para España porque donde residía no le ofrecían garantías suficientes.

Cuando te dicen algo así, te quedas sin palabras sin saber que contestar ni decir. Aunque inmediatamente Dios puso en mis labios palabras de ánimos y esperanza. Le dije una frase que al principio no se entiende, pero con el pasar de los días y viendo la situación se va madurando hasta llegar a asimilarla. “Piensa, amiga mía, que pase lo que pase sera para tu mayor bien porque Dios siempre está protegiéndote, siempre hace las cosas para el bien de nosotros”.

A los pocos días fue al ginecólogo y después de una serie de pruebas le comunicó que, si bien era un embarazo de alto riesgo, el mismo iría para adelante y que le recomendaba reposo absoluto. Ella lo que tenía que hacer era dedicarse a descansar y cuidarse para su embarazo, para el niño o niña que tenía en las entrañas. Venía emocionada y llena de fuerza porque el médico le había dicho que, aunque complicado, podía ir para adelante y ella iba a poner todo de su parte para que así fuera.

Ha pasado un mes y poco desde su vuelta a casa y desde entonces nuevas revisiones, alguna noticia sobre sus dolencias aunque la niña que tiene en su vientre está muy bien, con muchas fuerzas y ganas de nacer para vivir una vida apasionante al lado de una mujer valiente donde las haya.

Su marido ha regresado y ahora están preparando las cosas para irse a su nueva casa y así poder experimentar mutuamente todo cuanto acontezca con este apasionante embarazo.

En los tiempos que corren que nos venden humo por todos los lados para que que cojamos el camino más fácil, porque a la menor dificultad hay que “quitar” del medio todo lo molesto, los que nos causa y motiva una lucha, un trabajo sobrevenido, cuando viene un embarazo que, por las circunstancias, se convierte de alto riesgo para el niño y/o la madre, lo primero, y casi único, que aconsejan es que aborten, que se quiten el “problema” del medio y que vivan una vida “más fácil” y también y por eso menos feliz.

Si, amiga mía, te has convertido en un referente de lucha, de valentía, de coraje, del valor supremo de ser mujer rebosante en virtudes, de saber que hacer pese a todas las dificultades en terrenos pedregosos y visiones tenebrosas, tú sacas todo lo bueno que tienes, que es mucho, y le plantas cara a la vida para dar vida. Frente a tus problemas de salud, echas coraje y valor para defender con uñas y dientes a ese ser que engendraste hace cinco meses, frente a toda dificultad, ganas de salir adelante con ahínco para que a tu niña no le roce ni una brizna de aire.

¡Qué gran madre eres y serás para tu hija! Te puedo decir, sin dejarme llevar por la admiración ni el cariño, que tu niña no puede tener mejor madre porque si ella es una valiente por salir adelante a pesar de los pesares, tu también lo eres por llevar tu embarazo, tu vida, tus dificultades, tus desasosiegos, por llevarlo todo para adelante para que el día que nazca sea el momento más importante del resto de tu vida.

No he puesto tu nombre en este artículo pues quiero mantener la intimidad que da el anonimato, pero sin poner ni tu nombre ni nada que te pueda identificar sabes que estas letras van dirigida a ti por ser quien eres y por ser como eres.

El ejemplo que das con tus ganas de vivir, con tu lucha permanente para dar vida a una personita que está dentro de ti y que te quiere mucho: Tu hija.

¡Gracias por tu valentía y tu coherencia! ¡Gracias por ser como eres!


Jesús Rodríguez Arias

Nota: Esa niña nació y goza de rebosante estado de salud y felicidad junto a sus padres que la adoran.