31 de marzo de 2014

EL SÍNODO EXTRAORDINARIO SOBRE LA FAMILIA TIENE UNA HISTORIA

Antes de empezar a platicar sobre la III Asamblea General Extraordinaria sobre la Familia, me gustaría contar con poquitas palabras la historia de todo esto. 

Sabemos que el Magisterio de la Iglesia es amplio y variado, toca todos los temas. El Magisterio de la Iglesia está ahí al alcance de nuestra mano, grandiosos documentos escritos por los santos por los papas de todos los siglos y lo emocionante de todo esto es que los que ya tenemos más de medio siglo en este mundo somos testigos, por ejemplo, del Concilio Vaticano II de donde parte toda esta riqueza de los Sínodos Ordinarios y Extraordinarios y las nuevas generaciones lo son de todo este nuevo aire que se respira a todo pulmón desde el balcón de San Pedro hasta las últimas y más alejadas periferias. 

En toda esta historia la presencia del Papa Paulo VI es vital. Este Papa, que junto con Juan XXIII iniciaron la aventura del “aggiornamento”, y que ya va también a los altares, forma parte importante de estos antecedentes que nos ocupan hoy. 

Así pues, la I Asamblea General Extraordinario (11 – 28 de Octubre de 1969), esta Asamblea quería buscar los modos y procedimiento para poner en práctica la “colegialidad” de los Obispos con el Papa, tema muy tratado en el Concilio Vaticano II. De esta Asamblea brotaron los Sínodos Trienales que hemos visto y vivido a través de estos años…. Como ejemplo nombramos: el III Sínodo sobre la Evangelización….del que brotó la grandiosa Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi del Papa Pablo VI. Luego el IV Sínodo sobre la Catequesis cuyo fruto es la maravillosa Exhortación Catechesi Tradendae del Papa Juan Pablo II….. El V «La familia cristiana» con la reafirmación de la enseñanza de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio y los contenidos de la Encíclica «Humanae vitae» fueron la tarea central de este Sínodo. En esta Asamblea, los Padres sinodales redactaron el "Mensaje a las familias cristianas en el mundo moderno" y propusieron una "Carta de los derechos de la familia" que Juan Pablo II concretó el 22 de octubre de 1983. El Papa publicó además la Exhortación Apostólica «Familiaris consortio» del 22 de noviembre de 1981, como fruto de la discusión y de las propuestas de la Asamblea…. Y otros tantos Sínodos que han dado y siguen dando frutos incalculables. 

II Asamblea General Extraordinaria (24 de noviembre - 8 de diciembre de 1985) «Vigésimo aniversario de las conclusiones del Concilio Vaticano II» Convocado de forma especial por el Papa Juan Pablo II, el Sínodo conmemoró el XX aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II y evaluó el estado de renovación de la Iglesia. Las discusiones se centraron en los documentos del Concilio Vaticano II y en su aplicación por parte de la Iglesia en todo el mundo. En respuesta a la propuesta de los Padres sinodales en esta Asamblea, el Santo Padre autorizó la compilación y publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, difundido en 1992. Aquí se empieza a vislumbrar la genialidad del ahora Papa Emérito Benedicto XVI, quien dirigió la Comisión creada para la elaboración del Catecismo. 

Es entonces que nos percatamos de la importancia de esta III Asamblea que se prepara a su realización en el mes de Octubre de 2014….. viendo hacia atrás en la historia, lo que han sido las dos anteriores y los frutos que han dado podemos comprender lo que significa esta extraordinaria reunión de Obispos para la Iglesia y el mundo. Somos los testigos, los protagonistas y los discípulos misioneros que llevaremos adelante la tarea de que todo esto sea conocido, aprovechado, vivido en la Iglesia y en cada familia del mundo. ¿ te entusiasma saber todo lo que puedes hacer desde ahora para vivirlo? 

¿Te emociona saber que tu oración llegará al Señor para que esta Asamblea Extraordinaria esté llena del Espíritu Santo? ¿ quisieras inventar modos, caminos para que a todos contagie la alegría y la novedad que se vive en la Iglesia? 

Josefina Rojo

28 de marzo de 2014

Los pasos de Semana Santa

Partamos de una pregunta ¿qué entendemos por la pasión?, ¿qué es lo que intenta plasmar los pasos que desfiles procesionalmente en Semana Santa?

La pasión fue definida ya en el siglo XII por La Leyenda Dorada, obra que en la Edad Media alimento la piedad de los fieles, como “un retablo a través del cual se contemplan unos aspectos de la vida de Cristo”: La amargura de sus dolores, la humillación de sus escarnios, el lugar en que murió (el Calvario)

Las representaciones gráficas de la pasión se convierten de en una especie de drama teatral, de sermón gráfico, que llenaban las calles en determinadas fechas e impactaban a los creyentes al traer ante ellos el recuerdo de los momentos cumbres del misterio de la redención. 

Tradicionalmente la Semana Santa era una Pasión viva y vivida, donde el verdadero protagonismo era de Cristo y del pueblo que la contemplaba, decía José Luis Martín Descalzo que “en aquella mi Semana santa de los años cincuenta yo descubrí algo que aún desconocía, que los verdaderos protagonistas de la Semana Santa de Valladolid no eran los pasos de Gregorio Fernández o de Juan de Juni, sino las gentes que en las procesiones les rodeaban. Por eso, en aquellos años, cuando yo iba en medio de la procesión tras el paso imponente de Jesús entra los dos ladrones, mis ojos no se iban ya hacia los Cristos de palo, sino hacia los cristos de carne que contemplaban la procesión a derecha e izquierda”.

Era una pasión viva y vivida porque en ella el pueblo, los fieles, se indiginaba con los sayones, los verdugos, los malos del relato, y se solidarizaba compasivamente con Cristo y con su madre, se siente Cireneo o Verónica, o se avergüenza de ser Judas o Barabás. 

El pueblo en las procesiones de Semana Santa sale de la esfera de la reflexión y de la meditación en la interior del templo, para vivir, y mostrar en la calle, públicamente, el proceso de la pasión y muerte de Cristo, y sentir de una manera real el sacrificio redentor de Cristo, ese Cristo que el fiel sabe que está muriendo por él, por sus pecados, por darle vida. En línea con lo dicho tiene sentido la invitación que se hace en la mañana del Viernes Santo a que el pueblo fiel de Valladolid acuda a la plaza mayor a escuchar la siete palabras que el Redentor dijo desde la Cruz.

Los pasos de Semana Santa son grupos escultóricos de varios personajes colocados a modos de una escena teatral que representan distintos momentos de la pasión y muerte de Jesucristo, siguiendo en todo la narración del Evangelio. Es por tanto una evocación o memoria gráfica, plástica, de los relatos de la pasión que tiene por finalidad:

Las escenas de los pasos tienen por finalidad Ilustrar al pueblo, recordarle, enseñarle lo que los evangelios nos cuentan de la pasión de Cristo. No debemos olvidar que las imágenes son el libro del pueblo, de los iletrados. Lo que el hombre de letras adquirían por la lectura, aquellos que no sabían leer lo captaban por el sermón o por la imágenes, pintadas o esculpidas.

Javier de la Cruz

27 de marzo de 2014

El lugar de la vida

Si todos los hombres tienen esperanza de salvación, hasta tal punto que dependerá de la respuesta libre que cada uno decida, es debido a la respuesta que María, la Madre de Dios, dio a la petición del Ángel Gabriel en su visita enviado por Dios. Ese Sí clamoroso y decidido a entregar su vida para dar Vida de Gracia y de salvación es el nacimiento de la redención de todos los hombres.

María entregó su vida para dar Vida, Vida de Gracia por obra y Gracia de Dios. Vida que da Vida y salva la vida de todos los hombres. ¿Qué ocurre hoy con las madres que siembran la muerte de sus propios hijos? Hijos de sus propias entrañas e hijos creados por Dios dentro de sus senos. Porque la vida es un don de Dios y nadie puede arrogarse el derecho a decidir interrumpirla.

Cada hijo trae una misión y es una oportunidad de salvación para sus propios padres.Una salvación que se concreta en una llamada a cumplir esa misión de dar vida, de acompañar en la vida, proteger, cuidar y educar para ser salvo según la Voluntad de Dios. No son simples palabras sino propia vida que se plasma en experiencias concretas como la ocurrida al seleccionador de la selección española Vicente del Bosque, ver aquí, con su hijo Alvaro.

Nadie es dueño de su propio cuerpo. Le ha sido entregado para cuidarlo, protegerlo hasta su desenlace final. Y eso entendemos y hacemos todos los hombres. Pero, menos aún, las madres de sus hijos vivos en sus vientres. Son, eso sí, el lugar donde nacen y crecen sus hijos hasta salir al mundo está dentro de su cuerpo, pero la vida de sus hijos no les pertenece. No admite ninguna discusión, y los que lo hacen mienten, porque científicamente probado está que el embrión es un ser humano desde su concepción y ya en las primeras semanas, tamaño de un dedo, su morfología (cabeza, ojos, manos...) está a la vista y formada.

Y ese nacimiento va a cambiar tu vida. Quizás no sea como tú has pensado y quieres, pero, eso es seguro, será para tu bien y tu salvación. Gracias a María y a su "Si" libre, la verdadera Vida eterna ha nacido en nosotros, sólo tienes que decir Sí tú también.

Salvador Pérez Alayón

26 de marzo de 2014

La devoción a San José

El Espíritu Santo ha hecho que san José haya entrado de lleno en la vida de la Iglesia, dando a entender que él quiere que la Iglesia, y la Iglesia somos todos, vuelva los ojos al santo Patriarca. Fue y es Santa Teresa de Jesús, la que más ha contribuido y contribuye a esta presencia de san José tierna, poderosa, activa y enormemente benéfica para la misma vaya siempre en aumento.

E. B. Juan XXIII puso bajo su amparo y protección las tareas del concilio Vaticano II, para que sus frutos para la Iglesia fuesen más abundantes y ricos…Sería volver las espaldas a la realidad y a los deseos y proyectos del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y en la historia de la salvación no meter de lleno a San José en nuestra vida cristiana.

El B. Juan Pablo II en la Redemptoris Custos afirma que el Vaticano II ha sensibilizado de nuevo a todos hacia las grandes cosas de Dios, hacia la economía de la salvación, de la que San José es ministro particular (RC 32). No podemos llevar a cabo este servicio a la economía de la salvación tanto a nivel personal de santificación, como a nivel de evangelización y colaboración en la extensión del reino de Jesucristo, sin una presencias fuerte y activa de san José, que todo lo puso y vivió al servicio de la persona y misión de Jesucristo, es decir a la salvación de todos los hombres.

Una vuelta sincera al santo Patriarca, un meter más a san José en nuestra vida de cada día será un rejuvenecimiento espiritual y un vivir más intensamente la vida y santidad cristiana. Una vuelta a su vida interior, a su intimidad y trato con Cristo –en especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas- a su unión con Dios, a su trabajo manual silencioso y con amor, a su misión de Custodio de Jesús y María llevada con grande alegría,, a su sencillez y discreción, a su disponibilidad pronta y total a la voluntad del Padre del cielo será la mejor garantía de una vida cristiana auténtica y gozosa. 

San José es un enorme don del cielo que el Padre nos ha dado a la Iglesia en que vivimos `para que a través de él podamos adentrarnos más y más en el misterio de la salvación de los hombres, y esto lo logramos sendo devotos de san José, como santa Teresa que en frecuentes y graves episodios de su vida y las fundaciones de sus conventos y en sentidas frases y párrafos de sus escritos manifiesta una confianza ilimitada en su Padre y Señor san José, intensificada con una intimidad y entrega reciproca y una conciencia de filiación en constante intercambio d amor. 

San José socorre y protege a la santa Reformadora en sus enfermedades y en todas sus necesidades. Santa Teresa le dedica y consagra sus monasterios y no se cansa de inculcar su veneración, la devoción a él, el agradecimiento y la confianza.

Que esa es la devoción a san José, un sentimiento o actitud de admiración, respeto, amor, cariño y adhesión que se manifiesta , como dice Santa Teresa en los servicios que le hacemos y en imitar sus virtudes (V 6,8) , que nos lleva a vivir con San José –el alma vive más donde ama que donde anima-. Que nos lleva a aprovecharnos de su poder inmenso de intercesión desde una confianza total en él.

Por eso precisamente con san José hay que vivir no solo en el templo sino traerle viviente y operante en nosotros, en nuestra vida de cada día, Tenemos que acostumbrarnos a verle en la calle, en el campo, en las plazas y paseos, en las reuniones, en la oficina en el taller, en los momentos difíciles y adversos y en las circunstancias dulces y favorables, viviendo en la vida de familia, santificando con su presencia y recuerdo ese santuario de amor y cuna de la vida que es.

San José se convierte en un ser vivo para nosotros desde el momento que nos ponemos confiadamente bajo su patrocinio, tutela y custodia y a la sombra de sus sencillas y excelsas virtudes para poder vivir mejor como verdaderos hijos de Dios, que este es el fin de la devoción a san José: llevarnos a Jesús. José como María y junto con ella, es el camino para conducirnos a Jesucristo. José siempre está unido a María y a Jesús. “Que no sé como se puede pensar en la Reina de los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a José por lo bien que les ayudó en ellos” (V 6,8) José siempre al servicio de Maria y Jesús.

La Iglesia, dice Pablo VI, invoca a san José como protector con un profundo y actualísimo deseo de hacer florecer su terrena existencia con genuinas virtudes evangélicas, como las suyas. Para eso sirve la sincera y verdadera devoción a San José. De ahí el grito de Santa Teresa, llamándonos a ser devotos de San José: “Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no me creyere y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción” (V 6,8). Por eso “querría yo persuadir a todos fuesen muy devotos de este glorioso santo por la experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios que no la vea muy aprovechada en la virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan. Paréceme ha algunos años que cada uno en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida... Si va algo torcida la petición, ella endereza para más bien mío”. (V 6,7).

P. Román Llamas ocd


25 de marzo de 2014

EL VALOR DE SER MADRE.


Este artículo es mi especial contribución al Día de la Vida que tiene previsto celebrarse el próximo 25 de marzo y lo he escrito con la intención de hacer pensar, de motivar a muchos por el ejemplo real que en él se refleja.

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La conocí hace tres o cuatro años en el gimnasio al que iba periódicamene. Ella llevaba relativamente poco tiempo y me la presentó un monitor cuando estábamos caminando por medio de la cinta.

De trato muy amable, educado y con una conversación amena y culta, todo lo contrario a lo que a diario me encontraba en la mayoría de los usuarios de este gimnasio de barrio en el que predominaban chicos muy atletas y devoradores de abdominales y pesas. Allí el saludo, por raro que pueda parecer, era enseñarse mutuamente lo perfilado que tenían la parte abdominal mediante una rápida subida y bajada de la camiseta.

Que si las proteínas, que si los bíceps, que si las “superseries”, que si llevo no se cuantas calorías quemadas..., lo que se dice un verdadero tostón de conversación para una persona normal y corriente que suele ir a un gimnasio con la única pretensión de cuidarse y mantenerse en forma.

Por eso me asombré y mucho que hubiera, primero una mujer y segundo que fuera culta, amable, educada, es decir, normal.

Con el tiempo y las circunstancias que ella vivió se fue fraguando una amistad personal compartida con mi mujer que hizo que fuera considerada en casa como una gran amiga.

En tiempos de Feria conoció a un chico que ha sido, con el tiempo, el hombre que ha compartido su vida. En un momento determinado, y por razones de trabajos de él, decidió dar un paso arriesgado en su vida: Decidió formar una familia y hacerlo fuera de España. No solo empezaba una nueva vida sino que lo hacía en un país extraño, con otra lengua, cultura y forma de vivir. No se amilanó y cogió sus maletas.

Ha estado cerca de dos años fuera de su casa, de su tierra, de España. Me imagino que en su día a día habrá habido de todo un poco, pero también, creo, que la experiencia le ha valido para realizarse como persona.

Hace cosa de un mes me llamó, nosotros hemos estado comunicados vía correos electrónicos, y eso me extrañó bastante porque ya sabemos que las tarifas internacionales de telefonía hacen un agujero a tu cuenta corriente, que cada vez es menos corriente, para llegar a ser vulgar.

¡Hola Jesús! Te llamo porque ya estoy en casa, con mis padres, me he venido dejando a mi marido trabajando en el extranjero porque estoy embarazada.

Podéis suponer la alegría que me proporcionó; por un lado volvía a casa una “vieja” y buena amiga y por otro lo hacía porque había engendrado una nueva vida y sé que era una de las ilusiones de su vida.

Aunque me preocupó cuando me dijo que era un embarazo de alto riesgo debido a una serie de problemas de salud que ella tenía y que podía afectarle muy negativamente al feto de ahí que se haya venido para España porque donde residía no le ofrecían garantías suficientes.

Cuando te dicen algo así, te quedas sin palabras sin saber que contestar ni decir. Aunque inmediatamente Dios puso en mis labios palabras de ánimos y esperanza. Le dije una frase que al principio no se entiende, pero con el pasar de los días y viendo la situación se va madurando hasta llegar a asimilarla. “Piensa, amiga mía, que pase lo que pase sera para tu mayor bien porque Dios siempre está protegiéndote, siempre hace las cosas para el bien de nosotros”.

A los pocos días fue al ginecólogo y después de una serie de pruebas le comunicó que, si bien era un embarazo de alto riesgo, el mismo iría para adelante y que le recomendaba reposo absoluto. Ella lo que tenía que hacer era dedicarse a descansar y cuidarse para su embarazo, para el niño o niña que tenía en las entrañas. Venía emocionada y llena de fuerza porque el médico le había dicho que, aunque complicado, podía ir para adelante y ella iba a poner todo de su parte para que así fuera.

Ha pasado un mes y poco desde su vuelta a casa y desde entonces nuevas revisiones, alguna noticia sobre sus dolencias aunque la niña que tiene en su vientre está muy bien, con muchas fuerzas y ganas de nacer para vivir una vida apasionante al lado de una mujer valiente donde las haya.

Su marido ha regresado y ahora están preparando las cosas para irse a su nueva casa y así poder experimentar mutuamente todo cuanto acontezca con este apasionante embarazo.

En los tiempos que corren que nos venden humo por todos los lados para que que cojamos el camino más fácil, porque a la menor dificultad hay que “quitar” del medio todo lo molesto, los que nos causa y motiva una lucha, un trabajo sobrevenido, cuando viene un embarazo que, por las circunstancias, se convierte de alto riesgo para el niño y/o la madre, lo primero, y casi único, que aconsejan es que aborten, que se quiten el “problema” del medio y que vivan una vida “más fácil” y también y por eso menos feliz.

Si, amiga mía, te has convertido en un referente de lucha, de valentía, de coraje, del valor supremo de ser mujer rebosante en virtudes, de saber que hacer pese a todas las dificultades en terrenos pedregosos y visiones tenebrosas, tú sacas todo lo bueno que tienes, que es mucho, y le plantas cara a la vida para dar vida. Frente a tus problemas de salud, echas coraje y valor para defender con uñas y dientes a ese ser que engendraste hace cinco meses, frente a toda dificultad, ganas de salir adelante con ahínco para que a tu niña no le roce ni una brizna de aire.

¡Qué gran madre eres y serás para tu hija! Te puedo decir, sin dejarme llevar por la admiración ni el cariño, que tu niña no puede tener mejor madre porque si ella es una valiente por salir adelante a pesar de los pesares, tu también lo eres por llevar tu embarazo, tu vida, tus dificultades, tus desasosiegos, por llevarlo todo para adelante para que el día que nazca sea el momento más importante del resto de tu vida.

No he puesto tu nombre en este artículo pues quiero mantener la intimidad que da el anonimato, pero sin poner ni tu nombre ni nada que te pueda identificar sabes que estas letras van dirigida a ti por ser quien eres y por ser como eres.

El ejemplo que das con tus ganas de vivir, con tu lucha permanente para dar vida a una personita que está dentro de ti y que te quiere mucho: Tu hija.

¡Gracias por tu valentía y tu coherencia! ¡Gracias por ser como eres!


Jesús Rodríguez Arias

Nota: Esa niña nació y goza de rebosante estado de salud y felicidad junto a sus padres que la adoran.

¿Quié fue el Papa Higinio?

El Papa Higinio nació en Grecia, (136-140) Ateniense. Mártir. Elegido en 136, murió en el 140. Determinó varias atribuciones del clero y definió los grados de la jerarquía eclesiástica. Instituyó el padrino y la madrina en el bautismo de los recién nacidos para guiarlos en la vida cristiana y decretó que las iglesias viniesen consagradas. 

Reinó cerca del 138-142; sucedió al Papa San Telesforo, quien, de acuerdo a Eusebio de Cesarea (Historia de la Iglesia, IV.15) murió durante el primer año del reinado del emperador Antonino Pío---en 138 ó 139. Pero la cronología de estos obispos de Roma no puede determinarse con ningún grado de exactitud con la ayuda de las autoridades a nuestra disposición hoy día. Según el Liber Pontificalis, Higinio era griego de nacimiento. La ulterior declaración de que él era anteriormente un filósofo está fundada probablemente en la similitud de su nombre con el de dos autores latinos. San Ireneo dice (Adv. haereses, III, III) que el gnóstico Valentino vino a Roma en tiempos de Higinio, y se quedó ahí hasta que el Papa San Aniceto fue pontífice. Cerdo, otro gnóstico y predecesor de Marción, también vivía en Roma durante el reinado de Higinio; al retractarse y confesar sus errores obtuvo la readmisión al seno de la Iglesia, pero eventualmente recayó en la herejía y fue expulsado de la Iglesia. No se sabe cuántos de estos eventos tuvieron lugar durante el tiempo de Higinio. El Liber Pontificalis también relata que este Papa organizó la jerarquía y estableció el orden de la precedencia eclesiástica (Hic clerum composuit et distribuit gradus). Esta observación general también se repite en la biografía del Papa San Hormisdas; no tiene valor histórico, y según Duchesne, el escritor probablemente se refería a las órdenes menores del clero. Eusebio (Historia de la Iglesia, IV.16) reclama que el pontificado de Higinio duró cuatro años. Las autoridades antiguas no contienen información sobre si murió como un mártir. Al morir fue enterrado en la Colina del Vaticano, cerca de la tumba de San Pedro. Su fiesta se celebra el 11 de enero.

Brandon Carvajal

21 de marzo de 2014

Cristo Imagen de Dios

A Dios no lo ha visto nadie, siempre hemos afirmado que Dios es el misterio indecible de nuestra realidad, que abarca y suprime positivamente todas las oposiciones de este mundo (Nicolás de Cusa). 

“No dices palabra: / entonces sé algo de Ti. / Responde la nada: / entonces hablas Tú / en el aguijón de la duda. /Te muestras en la falta de pruebas, / afirmas en la negación / y eres absurdo / en la respuesta hallada” (P. Lloidi). A Dios lo conocemos a través de su Hijo Jesús, y lo que hemos hecho los cristianos a lo largo de los siglos, con mayor o menor fortuna, no es otra cosa que repetir la misma historia para hablar de Dios. De Dios tenemos distintas imágenes que la hemos tomado de la vida real y concreta, y que en cada época hemos subrayado más unas que otras, y es que los humanos a la hora de acercarnos al misterio no disponemos más que de los nombres humanos para expresar esa realidad que nos envuelve, pero que, a su vez, nos supera. Dios es, a la vez, parecido y distinto a todo aquello que indican nuestras palabras, metáforas, símbolos. El siempre está más allá, es más de lo que nosotros podemos imaginar, como diría san Agustín, “se piensa con más verdad que se habla, y él existe más verdaderamente de lo que se piensa”.

En el credo, que resume la fe de la Iglesia, decimos de Dios que es Padre, en nuestro tiempo, más sensibilizado con el mundo femenino, hay quien habla de Dios como padre y madre a la vez, hace años se hizo famosa la frase del Papa Juan Pablo I, “Dios es Padre, pero sobre todo, es Madre”. Casi todos los conceptos clave del judeo-cristianismo a la hora de hablar de Dios tienen un trasfondo masculino, y aunque se reconoce que en la tradición bíblica también lo femenino es vehículo expresivo para la revelación de Dios, el cristianismo siempre ha afirmado que el Verbo eterno asumió la realidad de un hombre, varón, por el cual nos viene la salvación y la revelación última de Dios. La paternidad hace de Dios un ser cercano, no impersonal, bueno, alguien en quien se puede confiar, con quien se puede dialogar. Decir que Dios es padre es afirmar que no estaré nunca solo, sino que él, con su presencia misteriosa, está a mi lado. 

Es todopoderoso, creador, que está en el origen de todo lo que existe, por eso podemos decir que en Dios vivimos, nos movemos y existimos. Afirmar que Dios es creador implican creer que el mundo y el hombre tienen en Dios su sentido último, su origen y su meta, y que ni el azar; ni lo suerte, ni el absurdo son la explicación de lo existencia. La espiritualidad cristiana ha tenido siempre muy claro que La naturaleza, la vida misma, nos habla de Dios.

Dios es perdón, bondad y compasión, que amando a todos, es parcial con los excluidos, pobres y pecadores. Dios es amor es la afirmación más profundamente cristiana. Jesús nos ha enseñado que Dios quiere que los seres humanos seamos felices y por que nos ama, quiere que le amemos, “ El amor es esa afección que nos hace encontrar placer en las perfecciones de lo que se ama, y no hay nada más perfecto que Dios, ni nada más encantador” (Leibniz).

En la Biblia nos encontramos que Dios es el liberador, al menos el que suscita la conciencia de la libertad en el pueblo oprimido. El libro de Exodo nos enseña que la angustia del que ha sufrido la injusticia llega al corazón de Dios que no queda impasible, sino que se siente removido en sus entrañas. Dios se compromete en la liberación de la opresión y de la injusticia que sufre el pueblo. Dios desenmascara todo tipo de opresión y de falsificación que en su nombre hacemos de él convirtiéndole en mera tradición humana, “dejáis el mandato de Dios para aferraros a las tradición de los hombres”. Creer en Dios, amarle a él, es creer y amar a la vida, trabajar para recrearla, para devolverla la dignidad y hermosura que tantas veces le es negada. 

Se dice que a Dios le encantan los disfraces. Se disfraza de aliento, de viento huracanado, de zarza ardiendo, como se manifestó a Moisés en el Sinaí; de nube opaca o luminosa, como la que guiaba al pueblo de Israel por el desierto; de de brisa suave, como le experimenta Elías en el monte Horeb; de ser humano, la humanidad de Cristo, que en todo, menos en el pecado, fue como nosotros; de pan y vino en la Eucaristía, el Cristo eucarístico es el mismo que el Cristo histórico.

Se afirma, por que lo dice la Escritura, que Dios es celoso, que no admite ningún otro dios junto a él, “no tendrás otro Dios fuera de mí”, y pone al hombre en la alternativa de adorar al verdadero Dios o la idolatría, “no se pude servir a dos señores: a Dios y al dinero”

Los santos que han sido los grandes enamorados de Cristo, como afirmaba San Pablo, “es Cristo quien vive en mí”, miraban a Cristo, ponían los ojos en él. Se decía de San Francisco que de de tanto mirar a Jesús, se lo sabía de memoria. Santa Teresa de Jesús, tan acostumbrada a mirar a Jesús, y a la que impacto la mirada de una imagen de Cristo muy llagado, decía a sus monjas a la hora de hacer oración: “No os pido ahora que penséis en Él, ni que saquéis muchos conceptos, ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento. No os pido más que le miréis”. Un feligrés del Santo cura de Ars le decía, hablando de su rezo ante el sagrario: “Yo le miro y él me mira”.

Mirar a Cristo, la imagen viva de Dios, donde Dios nos lo dice todo acerca de sí mismo, debe llevarnos a hacernos una imagen interior de él a partir de la lectura del evangelio, que son los recuerdos que tenemos de aquellos que vivieron con él Señor, y que nos trasmitieron lo que vieron con sus ojos, lo que oyeron con sus oídos.

El cristiano, el testigo de Jesús, lleva en su vida las marcas del mismo Jesús, que no son las llagas de los clavos de la cruz, sino las actitudes con las que Jesús vivió la vida, la bondad, la misericordia y el perdón, la fidelidad a la propia conciencia y a Dios, la apuesta por la vida, “el pasarse al partido de la vida y dejar de ser cómplice de la muerte. Por eso más allá de todo lo que podamos decir de Dios, de las imágenes que nos valgamos para hablar de él, creer en Dios lleva al compromiso ético, los profetas enseñaban que conocer a Dios es practicar la justicia, y Jesús pedía a sus oyentes parecerse al Padre del cielo, siendo como él buenos, compasivos y misericordiosos.
Javier de la Cruz

19 de marzo de 2014

San José

En este día de la solemnidad de San José voy a presentar una ficha breve, dado la de cosas que se pueden decir del santo Patriarca, como el carnet de identidad de esa figura extraordinaria, única que es San José, todo un monumento de santidad y todo un encanto de persona. Su santidad, su vida no nos abruma ni oprime, más bien nos atrae, nos estimula, nos cautiva.. San José como María, hace más fácil la santidad.

Nacido en Palestina de la familia de David fue circuncidado al octavo día y le pusieron por nombre José = que Dios añada. Habitante de Nazaret, era artesano de la madera. San José es un hombre, como los demás hombres, que tiene su psicología, su historia, su entorno, que tiene su modo peculiar de ser…Pero que presenta unas notas específicas y propias, suyas que le distinguen de todos los demás, notas que le engrandecen enormemente: esposo de María y padre de Jesús por su matrimonio con María. Desde la eternidad le predestinó el Padre para que fuese esposo de la madre de su hijo y, consiguientemente padre de su propio Hijo. Predestinado y preparado por Dios mismo que todo lo hace con peso y medida. “Ya que en la predestinación eterna no solo está comprendido lo que se ha de realizar en el tiempo sino también el modo y el orden de su ejecución” (Sto Tomás).Y si en ese decreto eterno esta predestinada María por ser la Madre el Verbo, lo está también San José porque el Hijo de Dios tenía que nacer de una virgen desposada con un hombre llamado José (Lc 1,26-27). San José pertenece al orden hipostático, solo él. Forma la Trinidad en la tierra con Jesús y María.

San José es un hombre excepcional, dotado abundantísimamente de todos lo dones necesarios y convenientes para llevar acabo la misión que se le encomienda. Dios no iba a casar a su madre con un cualquiera, sino con un hombre que reuniera todas las condiciones de padre en grado sumo. Le dotó de una ternura inefable, de una bondad dulcísima, de una amor abisal, de una entrega total, de un espíritu de servicio hasta el martirio, de todas las virtudes e n grado superlativo, que eso significa el siendo justo del evangelio de Mateo según san Juan Crisóstomo, virtuoso en todo, un hombre cabal, perfecto en todo. Hay que alinearlo con Jesús y María por encima de todos los demás santos.

Es el hombre en quien Dios `pone toda su confianza y le hace Señor de todas sus posesiones. Dios encomienda a San José la custodia de los mejores tesoros que tiene en el cielo y en la tierra, los más preciosos y queridos. José Es el Custodio, el guardián de Jesús y de María, los dos más preciados y amados del Señor. Y es el hombre que respondió a esta confianza de Dios de una manera admirable y sublime no faltando nunca en nada, llevando a cabo su cometido con un comportamiento en el que no hubo el menor fallo. ¿A quién encomendarías tú tus tesoros más valiosos y queridos de tu vida? ¿a cualquier persona? No. Buscarías la mejor. Dios no busca es que la prepara él con al sabiduría y poder de su Espíritu Santo Uno se pierde cuando reflexiona en lo que Dios puso en san José por ser Custodio de Jesús y de María. De hecho los hombres buscan el mejor colegio para sus hijos, el puesto más alto, el mejor amigo,,, La Madre de los Zebedeo pide a Jesús para sus dos hijos los primeros puestos en su reino.

Se anuncian cerraduras especiales antirrobo. No se las pone en una casa en la que no se tiene nada de valor real o sentimental…San José es esa cerradura antirrobo viviente con la que Dios custodió de todos sus enemigos y ladrones a sus tesoros más queridos, preciosos y preciados y ¡qué bien los guardó.! Mucho mejor que había guardado el José del A. Testamento el trigo en los graneros del faraón. Dice Santa Teresa: “No sé cómo se puede pensar en la reina de los ángeles en le tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a San José por lo bien que les ayudó en ellos” (V 6,8) 

Por eso San José es el hombre más excelente, más dotado, más santo. Con relación a los demás santos es un Sol, y, si los comparamos con los ríos, es el Nilo. Dios derramó a manos llenas su gracia y sus bendiciones sobre él. Es el lleno de gracia. El Espíritu Santo lo llenó de todo el amor de esposo y de padre que cabe en un corazón humano. Abismos de amor derramó en su corazón y con estos abismos de amor amó a su esposa, María, que por eso cuando pensaba en abandonarla en secreto, ante la prueba de la preñez de María y no pasó del pensamiento, se le arrancaban las entrañas y se le partía el corazón. Con abismos de amor e inefable ternura amaba a su hijo, que experimentaba cuando le oía llamarle abbá, papá y cuando le abrazaba y besaba. La primera vez que le oyó de sus labios de niño llamarle abbá, papá el corazón le estallaba de ternura y alegría ¿Quién puede comprender lo que Dios derrama de gracia y las maravillas que hace en un hombre cuando se da en engrandecerle? que dice san Juan de la Cruz. No hay entendimiento humano que lo pueda alcanzar ni imaginar. Y Dios se dio en engrandecer a san José. Y el encanto de su grandeza singular está en su santidad, en su sencillez y humildad, en su respeto, en su servicialidad. Pasó por la vida como el ángel de la guarda que protege siempre pero se oculta, se le siente pero no se le ve, como una sombra protectora. Es el Santo del silencio. El Evangelio solo nos conserva una palabra de san José: Jesús. En el momento de la circuncisión le puso por nombre Jesús, según se lo había mandado el ángel del Señor. Palabra que vale por todas las palabras y las supera a todas con creces.

Toda la santidad y grandeza espiritual de San José le viene por ser esposo de María y padre de Jesús, su fidelísimo Custodio; por facilitar a Dios su programa de salvación; por colaborar con el Espíritu Santo en la preparación y realización de la venida del Hijo de Dios a la tierra: José le preparó la casa, la cuna, el hogar, la familia, el nombre, la crianza… Sin él no hubiera sido posible, según los planes eternos de Dios, la venida de su Hijo al mundo. Es el primer depositario, junto con María, del misterio divino de la salvación, es ministro de la salvación. Declarado Patrono de la Iglesia por Dios, por mediación del Papa Pío IX, es el patrono de todas sus instituciones, es el patrono de la nueva evangelización…

Por eso, también es el único santo que todo lo puede y todo lo alcanza de su Hijo Jesús., el único que ayuda en todas las necesidades de cuerpo y de alma, es todopoderoso y todo bondad por participación, es Padre y Señor. Y el que no lo crea que haga la prueba. Así lo dice Santa Teresa, la mayor evangelista de san José, que experimentó de manera singular e inmensa su protección y ayuda en todas y graves necesidades de cuerpo y de alma: de todos los peligros de cuerpo y de alma me libró este mi Señor y Padre San José.

 P. Román Llamas

18 de marzo de 2014

¿Quién es el décimo Papa?

San Pío I, Aquileia, (140-155) Nació en Aquilea. Mártir. Elegido en el 140, murió en el 155. Se le atribuye la fecha de la celebración de la Pascua el domingo después del plenilunio de marzo. Importantes sus normas para la conversión de los judíos. Expidió un decreto mandando que todas las iglesias del mundo se conformasen con la tradición apostólica, celebrando la Pascua de Resurrección en el primer domingo inmediato al plenilunio de Marzo. Prohibió que los bienes de la Iglesia fuesen enajenados ni aplicados a usos profanos. Mandó se admitiese todos los que se presentasen para abrazar el cristianismo.

Durante su pontificado fue combatido por muchos herejes, a los que persiguió y anatematizó, siendo los principales heresiarca Valentín y Marción. Hizo muchos milagros, siendo uno arrojar los demonios del cuerpo de una doncella a quien afligían. A tan ejemplar vida correspondía el martirio para coronar sus trabajos. Logró lo, siendo delatado por cristiano y enemigo de los dioses, perdiendo la vida por la fe de Jesucristo el día 11 de Julio año 165, y nueve y medio de pontificado.

Brandon Carvajal

14 de marzo de 2014

El profeta Elías

Con el profeta Elías, que significa Yahvé es mi Dios, nos encontramos con un hombre vulgar, un hombre del pueblo, no es un cortesano, como sucede con otros profetas de los que aparece en la Biblia, como diría de él la carta de Santiago: “un hombre semejante a nosotros”. De él lo único que hace la Biblia es decirnos la aldea de donde procede al llamarle Elías el Tesbita, pero a reglón seguido se nos da a entender que a pesar de ello es un hombre desarraigado, siempre de aquí para allá, unas veces por mandato divino, otras poniendo tierra por medio para salvar su vida amenazada. Y es que Elías pasa por ser el defensor de los derechos de Dios, de la identidad del pueblo frente a los peligros de ser absorbido por el medio ambiente, y de los oprimidos frente a la arrogancia de los poderosos, a los cuales no gustan sus denuncias y su fidelidad o pasión por el Dios que había acompañado siempre al pueblo, el Dios de Moisés.

Pero no sólo es fiel a Dios entre la gente de su pueblo, rompiendo con los esquemas religiosos de su tiempo y de su pueblo, para quien Dios debe quedar circunscrito a los límites del pueblo elegido, abre los beneficios de Dios a los paganos, Dios le envía a salvar del hambre a una pagana, la viuda de Sarepta, y en nombre de Dios devuelve la vida al hijo dicha viuda.

Si leemos atentamente la historia de Elías, tal y como aparece en el primer libro de los reyes, nos encontramos que su vida es como un viaje, en el fondo sirve como arquetipo del viaje que debemos realizar cada uno de nosotros al interior de nosotros mismos donde terminamos por encontrarnos con nosotros mismos y, en último término, con Dios. Es el viaje donde uno es invitado a dejarlo todo, la inquietud por el futuro, pero también la nostalgia del pasado y en donde la meta del viaje se presiente lejos

Elías es el hombre que siente el fracaso, y es que a pesar de su fidelidad a Dios vive el conflicto interior de saber si sirve para algo todo lo que ha hecho. Todo se vuelve en contra de él. La ambición de una reina sin escrúpulo, que se ha visto puesta en ridículo por un profeta no cortesano y que no se casa con nadie, pone en peligro su vida, y en el fondo Elías tiene miedo y como nos sucede en estos caso quiere poner tierra por medio marchándose lejos: “Se levantó y se fue para salvar su vida”, y en el camino, cuando siente el zarpazo de la soledad no deseada y del abandono, por una parte tiene miedo de que le quiten la vida, por otra es él mismo el que desea que ésta termine cuanto antes: “¡Basta ya, Yahvé! Toma mi vida!”. El sueño de Elías bajo la retama no es fruto del cansancio físico, sino del desaliento. Y es en ese momento, cuando toca fondo, cuando más derrotado se siente sentir, se da cuenta que hay mucho camino por andar: “Levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti”, una forma de decirnos que es Dios quien dirige el camino. Y es que el camino es algo más que un camino al encuentro de uno mismo. Cuando el pueblo cae en la tentación de abandonar a Dios Elías camina al Horeb, donde Dios se había revelado al pueblo y se había dejado ver por Moisés, y es allí donde tendrá la experiencia más radical de su vida.

Y el hombre que ha sentido el desencanto, el fracaso, la persecución, y que se ha deseado la muerte va a encontrarse con Dios. Pero he ahí que Dios no aparece en ninguno de esos elementos en los que tradicionalmente había sido percibido, ni en el huracán, ni en el terremoto, ni en el fuego. Y es que en el Horeb Elías termina por darse cuenta que Dios puede hacerse presente de forma muy diferente por las que tradicionalmente ha sido percibido por el ser humano, Dios siempre estás más allá de nuestras ideas y de nuestros sentimientos, sólo así puede ser él y no una simple protección de nuestros deseos. Ahí, en el Horeb, Elías percibe que Dios pasa en una suave brisa, que es tanto como decir que lo importante es saber escuchar la voz de Dios en lo más interior de uno mismo. Eso fue lo que le ocurrió a Elías en la soledad del Horeb.

Elías en su viaje ha hecho la experiencia de la perdida, lo ha perdido todo: su tierra, su gente, las seguridades, la misma noción de Dios, de ese Dios por quien ardía de celo , y al fin, cosa rara en el Antiguo Testamento, ni descendencia deja, cuando está era vista como la mejor bendición de Dios. La tradición nos le recuerda como un hombre célibe, cuyo celibato se convierte no es una forma cómoda de estar en la vida, sino de su entrega a la causa de Dios. Al din sólo nos quedó su memoria, la del hombre libre y fiel a Dios.

Pero no acaba aquí el viaje de Elías, tiene que desandar lo andado para volver donde se construye la vida de cada día y donde la fidelidad a Dios se suele pagar caro y vuelve para comprometer su palabra no con los poderosos, a cuyo lado nunca se sintió cómodo, sino para seguir anunciando al Dios vivo, 

 Javier de la Cruz


12 de marzo de 2014

Enhorabuena Mons. Blázquez

Desde “Blogueros con el Papa” felicitamos a Mons Blázquez y le encomendamos al Señor; felicitación que extendemos a Mons. Osoro, que fue elegido viceprecidente. Les ha tocado dirigir la Iglesia en España en momentos complicados, donde el compromiso y la honestidad son tan necesarios entre nuestros Obispos, como entre todos los fieles.

De Monseñor Blazquez tenemos el calido recuerdo de la acogida que nos brindó el año pasado en el III Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa, celebrado en Valladolid. Junto a Mons Blazquez, tenemos mucho que agradecer al P. Luis Argüello, Vicario de la Archidiócesis de Valladolid por todo el apoyo que nos prestó.

A todos los tenemos en nuestras oraciones y en nuestra más alta estima. Que el Señor les bendiga.

Los dolores y gozos de San José

La devoción de los siete dolores y gozos a San José, hecha práctica, no nace en la Iglesia hasta el siglo XVI con Juan de Fano (+ 1536). Este capuchino solo habla de siete dolores pero pronto se añadieron los siete gozos, como vemos en la Josefina del carmelita Jerónimo Gracián (1597), en la narración del milagro con que San José agració a dos religiosos franciscanos salvándoles en un naufragio y prometiéndoles que ayudaría y favorecería a cuantos, recordando sus siete dolores y gozos, rezasen un Padre nuestro, Ave María y Gloria. Si era cada día, mejor

Mucho antes, en el siglo IV San Juan Crisóstomo, (+ 407)), ilustre e inmenso Santo Padre de la Iglesia de Oriente, Patriarca de Constantinopla (398), extraordinario predicador que recibió el sobrenombre de Crisóstomo= boca de oro por la elocuencia de su predicación, habla ya de los dolores y gozos de San José.

Es uno de los Santos Padres que con más originalidad (siempre inspirado naturalmente en los evangelios) y con más profundidad y amplitud habla de San José. En lo que nos dice de san José, refleja y es testigo de la de fe los fieles de la Iglesia de Oriente de entonces, ya que cuanto afirma del santo Patriarca en las homilías que predicaba y dirigía al pueblo en Antioquia durante doce años (387-399) al pueblo fiel es para alimentar su fe y estimular su vida cristiana

Es uno de los Santos Padres que hace inexacta la afirmación de que San José en la Iglesia no fue descubierto hasta la edad media.

Lo mucho que nos dice de san José se encuentra en las homilías sobre el evangelio de San Mateo y en algunas sobre el evangelio de san Juan. En el contexto de una homilía sobre la huida a Egipto establece este principio de la conducta de Dios con los justos y temeroso de Dios, con los santos. “Pues el filántropo Dios mezcla trabajos y dulzuras, lo que también hace con todos sus santos: no da continuos ni los peligros ni los consuelos, sino que ordena la vida de los justos entretejida de unos y otros” (Hom. 8,3).

“Tal hizo con José, y si no mira. Vio preñada a su esposa, y esto le llenó de turbación y de aflicción suma, pues pudo sospechar que la joven hubiera cometido adulterio, pero inmediatamente se presentó el ángel disipando la sospecha y eliminando este temor. Ve al niño recién nacido y cosechó una inmensa alegría; de nuevo un peligro no pequeño sucede a esta alegría: la ciudad alborotada, el rey se enfurece y busca matar al nacido. A esta angustia sigue de nuevo otra alegría: la estrella y la adoración de los magos. Tras este placer el miedo y el peligro, porque busca, dice, Herodes el alma del niño, y de nuevo el ángel da orden de huir y cambiar de sitio de modo humano: no había llegado el tiempo de hacer milagros” 

Con esta afirmación nos enseña que San José ha pasado por el crisol de pruebas interiores y exteriores que lleva al alma a las virtudes heroicas de la fe, esperanza y caridad, de fortaleza, de templanza, de justicia y de prudencia.

Nos enseña que esta alternancia de pruebas dolorosas y alegrías espirituales en la vivencia de los misterios de la vida oculta de Jesús, ha jugado de una manera tan terrible y tan sublime a la vez un papel importante en la vida de San José y nos muestra al mismo tiempo que ha llevado a alturas inauditas de virtud a este santísimo José, ya tan sublime en perfección desde el comienzo de esta aventura espiritual extraordinaria y única con María, que es su participación en el misterio de la Encarnación y Redención.

Sin duda que el mérito y estimación de esta devoción a los siete dolores y gozo de San José, a lo que debe su éxito y su larga duración y extensión entre sus devotos, es que está entrañada en los misterios de la vida oculta de Jesús. El fin de su propuesta y de su pervivencia es precisamente el que se hace en memoria de estos misterios, en los que José está comprometido directamente junto con María, de modo que por este compromiso es el ministro de la salvación, junto con María, su esposa salvación realizada por Jesucristo, con los hecho de su santísima vida, pasión y muerte y resurrección.
P. Román Llamas

11 de marzo de 2014

¿Cuál Papa compuso el himno Gloria in Exelsis Deo? Lean...

San Telésforo, Grecia, (125-136) Griego. Mártir. Elegido en el 125, murió en el 136. Prescribió que en la noche de Navidad cada sacerdote pudiese celebrar tres Misas. Introdujo en la misa nuevas oraciones. Es el único de la lista de doce papas elaborada por San Ireneo, en la que se indica que murió como mártir, posiblemente bajo el emperador Adriano, aunque otras fuentes, menos fiables, sostienen que fue con motivo de las persecuciones fomentadas por Trajano.

Instituyó la misa del Gallo en la medianoche de la Navidad, la composición del canto Gloria in excelsis Deo que introdujo en la misa de Navidad y la implantación de las normas sobre el ayuno durante la Cuaresma.

Es considerado santo tanto por la Iglesia Católica, que celebra su festividad el 5 de enero, como por la Iglesia Ortodoxa, que la celebra el 22 de febrero.

Brandon  Carvajal

10 de marzo de 2014

AYUNAR ES TAMBIÉN DAR VIDA

No se trata de dejar de comer algunos días, de dar limosna otros o abrir los labios para mostrar una sonrisa más humana y generosa en otros. No, aunque todo eso es bueno y ayuda, lo importante es que eso sea consecuencia de una conversión profunda que nace desde nuestro corazón, y derive en una actitud constante y perseverante en compartir, repartir y dar de todo lo que tienes y te ha sido entregado para eso.

Gastar lo recibido en aquellos que no tienen y que quizás su actitud será pedirlo y saberlo recibir es también descubrir el ayuno que hoy la Iglesia nos pide. Porque todos no tienen pan, pero el de unos puede servir para sostener y alimentar a otros. Tan importante es dar como también saber recibir. Pero todo no consiste en dar, sino en darse compartiendo todo lo que se es y se tiene, como ocurre también en el mundo de la blogósfera.

Ayuna la madre cuando comparte la vida con el hijo que en esos momentos vive dentro de su vientre. No sólo la comparte, sino que la respeta y le da todo su aliento, alimento y cobijo para que esa vida "viva" y crezca para gloria de Dios su Creador. Y la reparte también el padre aceptándola y protegiéndola con todas las fuerzas que le han sido dadas para defenderla y cuidarla.

Ambos, padre y madre, dan limosna cuando se entregan generosamente a compartir y repartir, con esas vidas engendradas en el seno de la madre, sus bienes, sus trabajos y todo su amor. Y aceptándolos y queriendo tal y como vienen al mundo dan caridad y amor a esos hijos que tanto los necesitan.

Pidamos que las familias descubran el sacrificio, la generosidad y el amor que necesitan  para que los hijos encuentren el calor que les ayuden a crecer en el verdadero amor.
Salvador Pérez Alayón

8 de marzo de 2014

¡Hay días y días!

No todos son iguales, ni pueden serlos, no todos se afrontan con las mismas fuerzas, ánimos, ganas. Existen unos mejores que otros y otros peores que algunos.

Cuando te levantas cansado, el hastío sobrevuela por tu vida, y no tienes ganas ni de mirarte a la cara, cuando todo eso sucede: ¡Levántate! ¡Apoya tus pies en el suelo y tus brazos en el Señor! 

Llevo una semana, será por la fecha que estamos o por los problemillas de salud que acarreo, en la que me encuentro especialmente cansado tanto física como psicológicamente. El primer día de la semana lo inicié con hondo pesar. Todo me abrumaba y un atroz cansancio podía conmigo. Tenía que hacer una multitud de gestiones que llevaba implícito conversar largo rato durante toda la jornada. Desayuné en unos minutos y el resto me puse delante de Cristo Sacramentado, oré y me abandoné en Él. Los segundos pasaban en la quietud de la Paz de espíritu que el Señor te da, mientras conversaba y rezaba ante y con Jesús Eucaristía todo lo que tenía entre manos, que antes se había convertido en una cuesta dura y empinada, ahora se presentaba como un verde prado lleno de frescor. Dios nos reporta el mejor bálsamo para nuestras atribuladas almas.

Cuando la vida, las situaciones te subyugan hasta perder todo norte que lleva a no acertar en nada de lo que hagas, cuando todo se convierte en una dura escalada al pico más alto y helado, cuando el cuerpo y la mente parece decir, ¡Basta!, cuando ya no ves porque una catarata de hastío nubla tu vista, entonces aparece el Señor y con hechos te demuestra que todo lo que haces es necesario, importante, imprescindible porque de ti dependen otros que tienen puestas su confianza en tu integridad, en tu persona.

Reconozco, que a pesar de mi maltrecha salud, llevo para adelante varios frentes abiertos. Suelo comprometerme con todo lo que tenga referencia con Dios, con la Iglesia, con el anuncio del Reino por medio de la misión o el apostolado que a cada uno le haya conferido el Señor. Aún no sabiendo como terminaré la semana, sé como la he empezado y lo que he avanzado con la ayuda del Padre.

Después de dos días de gestiones, conversaciones encaminadas a servir a la Iglesia de la forma y manera que ella quiere ser servida, hoy he visto la Mano de Dios en varios acontecimientos que he podido vivir en primera persona: Por un lado un buen amigo, un hermano del alma, me llama porque necesita hablar conmigo, necesita abrir su corazón, su alma, ante quien sabe que le escucha, comprende y, con la ayuda de Cristo Jesús, puede ayudarle. Escuchar, oír detenidamente a una persona abrir su alma, sus preocupaciones, desasosiegos, alegrías, penurias, sus dudas y certezas, poderla ayudar de esa forma tan sencilla es un regalo que me ha hecho el Señor. No es mi querido amigo el que me tiene que dar las gracias, soy yo el que se las debo a él por la confianza que ha depositado en mi humilde persona, en este pobre pecador que lo único que persigue es servir a Dios por medio de los demás.

Cuando ya dábamos por terminada nuestra conversación me encontré con dos queridas amigas. Madre e hija compartían un café. No podré olvidar el abrazo que me dio la primera con sus ojos envueltos en lágrimas y me agradeció, de con voz entrecortada, el post que le dediqué a la experiencia espiritual que viví el año pasado cuando acompañé a mis Titulares de nuestra Hermandad de Los Estudiantes. En verdad os digo que cuando suceden este tipo de emocionantes situaciones es cuando Dios me muestra que todos los sacrificios que estoy realizando para que “SED VALIENTES” sea un blog católico de referencia y que por medio de las noticias que en él se ofrecen se convierta en una eficaz plataforma de evangelización en la gran autopista de comunicación que es internet. 

Estas situaciones de emoción o de alegría son las que tapan las cicatrices que se han producido ante los intentos de humillaciones, insultos, conspiraciones y persecuciones que, en estos años de bloguero, he recibido por defender mi fe, mis creencias y mi forma de pensar desde la libertad y el respeto más absoluto.

Después se han solucionado otros temas que tenía coleando y se han materializado o están a punto de hacerlo. En todas estas situaciones así como cada segundo de mi vida veo la Mano Bondadosa de Dios, del Padre Eterno, de Nuestro Papá Celestial.

Termino este día con sentimientos agridulces: Una gran, esperada y buena noticia se mezcla con otras que tienen fines más mezquinos Bueno, hoy lo vemos así y mañana todo estará más claro.

Y ante el Santísimo, Alimento que me da la Vida más allá de la vida, rezo, me encomiendo, converso y escucho a Jesús que me dice con palabras claras y precisas lo que Él quiere de mi.

Estamos en el día que estamos de esta semana. ¡Esto no ha hecho más que comenzar! ¡Ánimo, que Dios siempre está con nosotros!

Recibid, mis queridos hermanos, un fuerte abrazo y que Dios os bendiga.

Jesús Rodríguez Arias

7 de marzo de 2014

El Cirio Pascual

Desde siempre el fuego se ha visto como un signo de la presencia de Dios. Ya en el Antiguo Testamento nos encontramos una serie de ejemplos: la zarza ardiendo en el Monte Sinaí, la columna de fuego en el desierto, las luces de las lámparas del tabernáculo, y el fuego sacrificial en el altar del templo de Jerusalén. 

Los primeros cristianos, en Jerusalén, encendían velas todos los sábados al anochecer. A finales del siglo quinto, comienzos del sexto, esta costumbre se relaciona con la celebración de la Resurrección, y el cirio pascual encontró su camino de incorporación a la celebración litúrgica en la iglesia de occidente.

En la Edad Media se dio un significado distinto para cada aspecto del cirio pascual. Apagado, representaba al Cristo muerto y sepultado; encendido, representaba al Cristo resucitado y gloria. La mecha representaba la humanidad de Cristo, y la llama su divinidad. Las velas encendidas a partir del cirio pascual simbolizaban a Cristo entregando el Espíritu Santo a los discípulos.

En la liturgia el Cirio representa a Cristo resucitado que triunfa sobre las tinieblas del pecado y la muerte. Este simbolismo se hace palpable durante la celebración de la Vigilia pascual, cuando la iglesia, estando a oscuras, simbolizando las tinieblas del sepulcro que contenía al Cristo muerto, encendemos en el exterior un fuego del que toma su luz el cirio pascual, que simboliza a Cristo resucitado, luz del mundo, lo cual se refuerza con la procesión en la que llevamos el Cirio hacia el altar mientras cantamos “La Luz de Cristo”, con lo cual estamos expresando que Cristo, que se hace presente en medio de la comunidad, es el camino para ir al encuentro con Dios.

Antes de encender el cirio con el fuego nuevo, se realizaba una inscripción sobre él. La inscripción llevaba el signo de la cruz, el alfa y la omega, alusión al principio y al fin y a Cristo como Señor del tiempo, y la fecha del año actual. La inscripción tiene la finalidad de reforzar la idea de la presencia de Cristo resucitado en medio de su comunidad ahora y por toda la eternidad, lo cual se recalca con las palabras que el sacerdote pronuncia. “Cristo Ayer y Hoy, el principio y el fin, Alfa y Omega. Suyos son los tiempos y las edades, a Dios sea la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Amén”. Se suele insertar cinco granos de incienso en el signo de la cruz, alusivos a la cinco llagas de Cristo, mientras se dice lo siguiente: “Por sus llagas, santas y gloriosas, nos proteja u nos guarde Jesucristo nuestro Señor. 



El Cirio Pascual, ubicado en el altar, permanece encendido durante todas las celebraciones litúrgicas que se realizan durante los cincuenta días de pascua, hasta la fiesta de Pentecostés. Después de Pentecostés. El resto del año el cirio es encendido en cada celebración de Bautismo, durante el cual una pequeña vela bautismal es encendida a partir del cirio para ser entregada al bautizado o sus padrinos. Esta acto es un recordatorio visual de la unión entre el Bautismo y la Pascua. Igualmente durante los funerales, el cirio pascual es encendido y puesto en la cabecera del féretro durante los ritos funerarios, con lo cual se trata de proclamar de forma visual la participación en la resurrección de Cristo.

Javier de la Cruz

6 de marzo de 2014

¿Quien es el Quinto Papa? Lean...

San Evaristo, Grecia, (97-105) Griego. Elegido en el 97. Dado que los cristianos aumentaban dividió la ciudad en parroquias. Instituyó las primeras siete diaconías que confió a los sacerdotes más ancianos y que dio origen al actual Colegio Cardenalicio. El Liber Pontificalis dice que Evaristo provenía de una familia helénica, y que era hijo de un judío de Belén. También le atribuye el reparto de iglesias definidas como tituli a los presbíteros romanos, y la división de la ciudad en siete diaconias o diaconatos; en esta declaración, sin embargo, el Liber Pontificalis atribuye arbitrariamente al tiempo de Evaristo una institución más tardía de la Iglesia Romana. Más confiable es la afirmación del Liber Pontificalis de que fue enterrado in Vaticano cerca de la tumba de San Pedro. El martirio de Evaristo, aunque tradicional, no está probado históricamente. Su fiesta se celebra el 26 de octubre. Los dos decretales atribuidos a él por Pseudo-Isidoro son falsificados.

Brandon Carvajal

5 de marzo de 2014

Un buen consejo para esta Cuaresma que comenzamos hoy



Para este tiempo fuerte que estamos a punto de comenzar, la Iglesia, con solicitud maternal, nos propone tres prácticas, la oración, el ayuno y la limosna, como medios que nos ayuden a procurar una conversión personal, a vivir la dinámica de la apertura a Dios, a nosotros mismos y a los demás.

Pablo Domínguez fue un sacerdote diocesano de Madrid muy aficionado al excursionismo que falleció en un accidente de montaña en el Moncayo a los 42 años de edad en febrero de 2009. En 2010 se publicó su testamento espiritual, "Hasta la cumbre", un libro que recoge los ejercicios espirituales que dio justo antes de morir en el Monasterio de Santa María de la Caridad, en Tulebras, Navarra. Cuenta en este libro una anécdota de cuando fue a dar unas clases a un seminario de Japón. En Japón hay muy pocos cristianos, aproximadamente un cinco por ciento de la población total, de los cuales, un uno por ciento son católicos. Pablo estuvo allí justo la semana que comprendía el miércoles de ceniza y el primer viernes de Cuaresma. Lo relataba así: 

"Y pensaba yo cómo se viviría el ayuno en Japón. Y llegó el momento de la comida. Nos sentamos todos y pusieron un trocito de pan: un trocito de pan, una cosita así, minúscula, dos dedos. ¡No era una miga, sino la comida que íbamos a comer!  
¡En fin…., empezamos a comer! Mientras leían el Kempis en japonés y yo lo seguía porque tenía una versión en inglés. Con un mendruguito de pan y con el Kempis, la duración de la comida era de media hora. Yo iba cogiendo, miga a miga, mientras leía el Kempis en inglés. 
La crisis que tienes justo al salir de ahí es increíble, porque ese día, además, no sabes muy bien por qué, te da un hambre espantosa. Estás que te comes las paredes y sientes que, por lo menos, después de la comida, llegará la cena. ¿Qué nos dan de cena? Ni el mendrugo de pan: el Kempis sin nada.” 
Y continúa Pablo…
“Realmente, se dice uno mismo, qué poca cosa somos, que ayunas un poco y empiezas a sentir que no eres nadie. Pues eso es lo bueno del ayuno, que uno se da cuenta de que no vale nada, de lo poquito cosa que somos, que nos quitan un poco de comer y tendemos a estar inquietos. Somos así".

En cierta ocasión le oí a mi suegro relatar una anécdota de alguien a quien el médico le mandó comer mucho pescado y que para sus adentros se reía pensando: "Jajá, este no sabe que a mí me encanta el pescado". Y es que a veces se nos ocurre pensar que lo que prescriben o prohiben los médicos es para fastidiar.

Del mismo modo corremos el riesgo de despreciar los ayunos y abstinencias que la Iglesia nos propone para el tiempo de Cuaresma, porque nos gusta el pescado o porque estamos a régimen. Nos pueden parecer prácticas tan poco exigentes que las encontremos vacías de sentido y así corremos el riesgo de reaccionar como Naamán el sirio, que despreciaba el remedio para limpiarse de la lepra que le había propuesto el profeta Eliseo por considerarlo demasiado fácil. Por suerte Naamán fue bien aconsejado por sus sirvientas, hizo caso a Eliseo y quedó limpio de la lepra. 

En definitiva, pienso que las prácticas cuaresmales tienen, al menos, el sentido de ayudarnos a crecer en humildad al obedecer lo que la Iglesia nos propone. Y si queremos más, siempre podemos vivirlas "al estilo japonés".

Ujué Rodríguez

San José probado por Dios

Uno de los aspectos de la Cuaresma es que es tiempo de reflexionar sobre la realidad de que Dios prueba a los suyos, a sus hijos. Tenemos el ejemplo de su Hijo queridísimo Jesucristo que, como dice el evangelista Mateo: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo (Mt 4,1). Jesucristo es el paradigma, el ideal de todos los hijos de Dios.

Dios prueba precisamente a los suyos, a los amigos, lleva a cabo la prueba con los que le sirven con corazón limpio y generoso: Hijo mío, si te acercas a servir a Dios, prepárate para la prueba (Ecli 2,1), para la tentación. Y Dios pruebe a los suyos no para hacerles caer sino para enriquecerlos. Y es que Dios tiene confianza en sus amigos, sabe que no le van a traicionar. Fue tentado Abraham, el padre de los creyentes., fue tentado Moisés. el amigo de Dios que hablaba con él boca a boca, fue tentado Job, el hombre integro y temeroso de Dios, el justo, y fue tentado Jesucristo. A los que más ama, más manda de sufrimientos y trabajos, mirad a su Hijo, mirad a su Madre, mirad a San José.

Sí, es el caso de San José, el hombre justo, el íntegro, recto y bueno, el santísimo José, el más santo de todos los santos y con un rato largo. Y fue probado dura y despiadadamente: la prueba de la situación que se creó en su espíritu al descubrir la preñez de su amadísima esposa. Le metió el Señor en una noche oscura profunda y negrísima: ¿qué hago? ¿qué será de mi matrimonio? ¿estoy de más junto a mi esposa? ¿debo renunciar a María? “el amor tan grande a su esposa tenía a José el corazón hecho una cosa con ella. Y haberla de dejar era arrancársele las entrañas y partírsele el corazón” (San Juan de Ávila). La medida del dolor es el amor, piaban las horas y la luz no amanecía. La noche era cerrada…

La prueba de la huida a Egipto: Rápido, vete a Egipto. Déjalo todo… buscan la vida de tu hijo. Y sin pérdida de tiempo toma a María su mujer con el niño y, confiado solamente en la providencia y en la ayuda de Dios se pone en camino a un lugar desconocido.

La prueba de la pérdida del Niño en Jerusalén. ¡Qué tres día de angustia y dolor. Él que amaba tan intensa y entrañablemente a su Hijo. Muy angustiado la buscaban, dice San Lucas.

San José ante la prueba no adopta una postura de resignación pasiva absurda, sino la de una aceptación pacífica y serena ante el dolor. ¿Acaso se resigna uno a ser amado? Y la prueba de Dios es amor. San José sabe que el dolor, la prueba es una parte y un aspecto de la vida tan importante y rica como las mejores alegrías y tan necesaria para alcanzar la plenitud de la vida humana y divina que sin ella no se alcanza. El que no es probado ¿qué sabe?

Kierkegaard escribe: Los pájaros en las ramas, los lirios en el campo, el ciervo en el bosque, el pez en el mar, e innumerables gentes felices están cantando en este momento: ¡Dios es amor!. Pero a la misma hora está también sonando la voz de los que sufren y son sacrificados y esta voz, en tono más bajo, repite igualmente: ¡Dios es amor! 

Alguien ha escrito que nada nos hace tan grandes como un gran dolor. El dolor fortifica el alma, el dolor es el crisol que afina y purifica el oro del alma. Un poeta lo dijo así de bellamente: El alma que no conoce el dolor es como un iglesia sin bendecir.

San José sabe que Dios todo lo hace por amor, porque es AMOR, para bien de sus amigos. Sabe que Dios no abandona a los suyos en medio de la prueba, que mira la angustia de los probados y escucha sus gritos: si el afligido clama al Señor, él lo escucha y lo libra de sus ansias, que se acuerda de su amistad con ellos y por su gran amor trueca la prueba en consolación. Él sabe, mucho mejor que San Juan de la Cruz, que la prueba es una merced que Dios hace a sus amigos por haber sido fieles con él, para hacerles mejores, como a Job y Tobías.

Y, aunque este saber no quita ni disminuye el dolor. El martirio da fuerza, paciencia y gracia y la prueba acaben consolación. Cuál no fue la de San José cuando el ángel le dice en su noche oscura. No temas tomar a María tu mujer en tu casa, porque lo que hay en ella es del Espíritu Santo, cuando vuelve de Egipto a su tierra de Israel, cuando encuentran al Hiño en el templo en medio de los doctores de la Ley. El Señor, según su acostumbrada e inefable misericordia envía siempre y a su tiempo el socorro y la gracia. La está enviando a lo largo de la prueba. El sufrimiento es el hilo con que se ha tejido y se teje la tela de la alegría. .

P. Román Llamas, ocd



4 de marzo de 2014

Ayuno y abstinencia cuaresmal

Tradicionalmente la cuaresma ha sido representada por una vieja contrahecha, gruñona y malhumorada, con siete pies, uno por cada semana que compone el tiempo cuaresmal, y llevando una pieza de bacalao seco en la mano, y no falta en la representación el rosario en la cintura.

La cuaresma es asociada a la práctica del ayuno y de la abstinencia. De echo Cuaresma es una abreviatura del latín quadragesimam diem que, hace referencia al ayuno de cuarenta días que, según el relato evangélico, había observado Jesucristo en el desierto. De aquí que se llegase a afirmar que el ayuno cuaresmal es de institución divina, por lo cual la Iglesia, como precepto instituido por Cristo lo ha guardado y guarda, aunque no ayuna como ordenación de Cristo Nuestro Señor, sino a imitación suya.

Durante los primeros tiempos del cristianismo lo que nosotros conocemos como Cuaresma ocupaba un corto plazo de tiempo, viernes santo y sábado santo hasta la vigilia cuaresmal. A partir del Concilio de Nicea, celebrado en el año 325, el tiempo cuaresma se alarga hasta abarcar los cuarenta días previos a la Pascua.

Frente a los excesos que se cometían en las fiestas paganas de invierno, tan arraigadas en el Imperio de Roma, donde echó raíces el cristianismo, la Cuaresma adquiere un carácter penitencial. La palabra carnaval y su sinónimo carnestolendas, tiempo que precede a la Cuaresma, es una abreviatura de la locución latina dominica ante carnestollendas, el domingo antes de quitar la carne, ya que en sus inicios el tiempo cuaresma comenzaba en domingo, hasta que, a finales del siglo V, se desplazó al miércoles anterior, al que hoy conocemos como miércoles de ceniza, después de acordar que los domingos no debían ser días de ayuno.

La estricta dureza de los ayunos cuaresmales reducía la dieta alimenticia a simples legumbres secas, agua y pan. El ayuno suponía privarse de todo aquello que se ordena a mitigar el hambre, y no implica privarse de lo que se ordena a mitigar la sed. En principio, a no ser que se tuviese bula, no se podía comer ni huevos, ni lacticinios en los días cuaresmales. El ayuno implicaba comer una sola vez al día, comida que tenía lugar al atardecer, en la hora de vísperas, tras la caída del sol. Con el paso del tiempo, el almuerzo, la comida fuerte del día, se adelantó progresivamente hasta las horas del mediodía (nona). A partir del siglo VI, la Iglesia comenzó a transigir con una comida adicional, muy ligera, efectuada al anochecer, surgiendo de este modo la tradicional colación, del latín collatio, conferencia, porque hacia referencia a la comida que se tomaba en los monasterios antes de la lectura de los textos espirituales. Incluso se llegó a invertir el orden de la comida en los días de ayuno cuaresmal, la colación se hacia a media mañana entre las diez u once de la mañana, hora solar, mientras que el almuerzo se tenía entre las cuatro o cinco de la tarde.

A mediados del siglo XVII, cuando el chocolate se expande por Europa, éste se va a convertirá en un verdadero quebradero de cabeza, llegando a dividir la opiniones de los moralistas. Unos defendían que el chocolate de su naturaleza quebranta el ayuno, y el que lo beba va contra la forma del ayuno eclesiástico, la razón que daban no era otra que el chocolate era una bebida destinada a aplacar el hambre y no a mitigar la sed. Por el contrario otros, como el cardenal Brancaccio, quien publicó en 1664 una obra, De uso et potu chocolatan diatriba, en la que, apoyándose en el dicho de Santo Tomás liquidum non frangit jejunium, los líquidos no quebrantan el ayuno, autorizaban su consumo hasta en los días de penitencia.

En esto del ayuno había muchos recursos para librarse de él. Por regla general el ayuno no obligaba a los menores de 21 años, que por impotencia, no debían ayunar, y a los viejos, que llegando a los 70 años, tampoco, por impotencia, estaban obligados a guardar el ayuno. Los pobres, aquellos que no tenían que comer lo suficiente una vez al 

día, quedaban excluidos del ayuno. Aunque un dicho popular de origen catalán afirmaba que la Cuaresma y la Justicia están hechas para los pobres, la realidad era que el ayuno y la abstinencia eran privilegio de quienes tenían potestad para renunciar voluntariamente su dieta alimenticia. Para guardar un ayuno voluntario era necesario disponer de alimentos a los que renunciar. 



Se solía esgrimir tres causas por las que se podía evitar el ayuno. Por impotencia, ni los enfermos, ni los convalecientes, ni las preñadas, ni las que criaban niños a los pechos, ni los que no podían dormir, sino cenando, estaban obligadas al ayuno. Por causa del trabajo, no obligaba el ayuno a los que trabajaban la tierra, lo que se completaba con aquellos que ejercitaban oficios trabajosos, sólo los días en que ejercen tales trabajos, en caso contrario se debía ayunar. Y por causa de piedad estaban excluidos del ayuno los peregrinos que caminaban a pie, los que ejercían obras de piedad, los predicadores que en cuaresma predicaban los tres sermones de cada semana, los lectores de Teología de Arte o de Gramática, los confesores que son frecuentes en confesar cuando son de fuerças flacas. El colmo lo encontramos cuando, a comienzos del siglo XX, se generalizan los caldos elaborados, que llevará a que en 1914 el cocinero Ignacio Domenech, en su libro Ayunos y Abstinencia, afirme que el caldo Maggi o Knorr puede usarse en días de Abstinencia, porque no consta que sea hecho de carne.

Por abstinencia se ha entendido el privarse de tomar carne y caldo de carne, no de huevos y lacticinios y otros condimentos, aunque sean de grasa de animales. El problema no era la abstinencia, sino lo que se entendía por carne, ya que algunos moralista dudaban de si unos animales eran carne o no y por ello aconsejaban que lo mejor era atender a lo que se estima comúnmente por carne en la región o lugar, y tomarlo coma tal. Y en este sentido afirmaban que los anfibios se consideran carne o pescado según tuviesen más semejanza con los animales que viven fuera del agua o que más ordinariamente viven en ella. Desde aquí deducían que, a pesar de verse como algo neutro, carne o pez indistintamente, las ranas, los caracoles, las tortugas, las ostras, los mariscos, los camarones, las nutrias, los castores y los cangrejos, podían considerarse como peces y por tanto comerse en los días de abstinencia cuaresmal. La cuestión se complicaba ya que, ante la duda, llegaron a considerar que hasta las gaviotas podrían comerse sin violar la abstinencia, la razón era su cercanía al agua.

La verdad es que la gente era reacia a la abstinencia, a privarse de la carne, si es que la encontraban. Según relatan las crónicas, en Aquisgrán, en el año 817, reinando en Francia Ludovico Pío, hijo y sucesor de Carlomagno, se dictaminó que los capones no eran carne y que, en consecuencia, podían ser consumidos sin quebrantar la abstinencia. Anécdotas como estas nos encontramos muchas como la que hace referencia a un monasterio portugués, donde los monjes llegando la cuaresma solían arrojar al agua corderos, vacas y cerdos para luego exclamar: ved hermanos, qué pescados más extraños lleva hoy el río. Lo mismo atribuyen a las gentes de Sahagún de Campos, a quien, allá por los tiempos medievales, los monjes del monasterio del lugar no sólo obligaban a guardar las vigilias, sino que tenían que comprar el pescado a los mismos monjes, por eso solían arrojar a las agua del río Cea los cerdos para luego, sacándolos del río, exclamar es pescado. Los monjes benedictinos del monasterio de Poyo en Galicia, un tanto perplejos ante el rodaballo, uno de los pescados más suculentos, ya que, siendo graso y carnoso, dudaban si al consumirlo no estarían quebrantando las privaciones cuaresmales.

Por el llamado Indulto Cuadragesimal quedaban excluidos de la abstinencia todos aquellos que viajando por países extranjeros no encontrasen manjares cuadragesimales. Con el tiempo el indulto se extenderá a los pobres, aquellos cuyas facultades no son suficientes para mantenerlos ni aun con estrechez todo el año, y se ven precisados a gana el pan con el trabajo de sus manos y con el sudor de su rostro, a los que están acogidos en los Hospitales o albergados en Casas de Beneficencia


De todos modos, y a pesar que hoy en día la cocina de cuaresmal esté de moda en los recetarios de cocina, en otros tiempos, si hacemos caso a los testimonios literarios, debía ser muy monótona y aburrida, como dice un dicho catalán: Durante las siete semanas de Cuaresma sólo hemos podido comer arenques mohosos, alubias y bacalao. La dieta cuaresmal quedaba reducida a potajes de calabazas, habas, trigo, zanahorias, garbanzos y lentejas, alubias, y alguna verdura, conocidos como las ollas de ayuno y los potajes viudos, y pescado seco y en salazón, el más popular fue el arenque, el Arcipreste de Hita, siglo XV, incluía los arenques, la salada sardina, entre las viandas que integraban el multicolor ejército de Doña Cuaresma. El pícaro Guzmán de Alfarache menciona a los arenques entre los alimentos que se comían en el internado de estudiantes en Alcalá de Henares: ... aquella belleza de sardinas arencadas, que nos dejaban arrancadas las entrañas, una para cada uno y con cabeza... Más tarde a los arenques se unirá el abadejo y el bacalao. Hay que tener en cuenta que en otros tiempos, distintos y distantes a los nuestros, no era fácil conseguir pescado fresco, la salazón, los ahumados y los escabeches eran las únicas formas de conseguir conservar el pescado y trasportarlo al interior.

Javier de la Cruz