22 de febrero de 2014

La Religiosidad Popular y la Identidad Cultural de los Pueblos


     Las tradiciones de la piedad popular han logrado proyectarse en el ámbito mediático y bancario en México. Cada Víspera de la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, conocidos artistas se reúnen en la Basílica para cantar las ya tradicionales ‘Mañanitas’ a la Virgen, en un programa que se transmite internacionalmente, desde las 10:00 PM del 11 de Diciembre, con una velada que se prolonga más allá de la media noche, cuando inicia este canto, siempre acompañado con mariachis. Actualmente, es la patrona de los banqueros y los bancos cierran el 12 de Diciembre.




"Cuando una comunidad acoge el anuncio de la salvación, el Espíritu Santo fecunda su cultura con la fuerza transformadora del Evangelio. De modo que, como podemos ver en la historia de la Iglesia, el cristianismo no tiene un único modo cultural, sino que, «permaneciendo plenamente uno mismo, en total fidelidad al anuncio evangélico y a la tradición eclesial, llevará consigo también el rostro de tantas culturas y de tantos pueblos en que ha sido acogido y arraigado ». En los distintos pueblos, que experimentan el don de Dios según su propia cultura, la Iglesia expresa su genuina catolicidad y muestra «la belleza de este rostro pluriforme». En las manifestaciones cristianas de un pueblo evangelizado, el Espíritu Santo embellece a la Iglesia, mostrándole nuevos aspectos de la Revelación y regalándole un nuevo rostro. En la inculturación, la Iglesia «introduce a los pueblos con sus culturas en su misma comunidad», porque «toda cultura propone valores y formas positivas que pueden enriquecer la manera de anunciar, concebir y vivir el Evangelio ». Así, «la Iglesia, asumiendo los valores de las diversas culturas, se hace “sponsa ornata monilibus suis”, “la novia que se adorna con sus joyas” (cf. Is 61,10) ».”
-Evangelii Gaudium (116).




El pueblo necesita expresar su fe, de forma intuitiva, simbólica, imaginativa, mística, festiva y comunitaria, según el ‘colorido’ de su propia cultura.  Indudablemente, esta inculturación es  factor de identidad para los pueblos. Sus expresiones se manifiestan dentro de un marco de libertad de conciencia, en donde hay creyentes y no creyentes, independientemente de que interfieran científicos e intelectuales agnósticos que se esmeren en refutar la autenticidad de algún milagro.

                En México, donde la tradición guadalupana ya lleva casi cinco siglos, ya se han dado desafíos. En 1996 se armó la de "Dios es grande" cuando el guardián de la imagen hizo pública su convicción de que el verdadero milagro no se encontraba en la tilma, sino en la devoción. El abad de la basílica de Guadalupe, Monseñor Guillermo Schulenburg, declaró a la revista Ixtus (dirigida por Javier Sicilia) en 1995, que la fe del pueblo estaba por encima de la historicidad del acontecimiento guadalupano. Más aún, Schulemburg declaró que  Juan Diego es un símbolo y no una realidad, una tradición antes que un sujeto histórico; "No sólo hubo uno, sino muchos Juan Diego", dijo el abad en entrevista a la publicación de línea católica. En esos días nadie se rasgó las vestiduras. Pero, meses después, las declaraciones del abad Schulemburg fueron reproducidas convenientemente en una revista italiana y entonces se desató la polémica. ‘Traidor a la Iglesia’ fue el apelativo más suave que recibió el abad. El escritor y humorista mexicano Germán Dehesa comentó, a propósito de su propio agnosticismo: “¡El abad lastimó el alma del pueblo. En este país hasta los ateos son guadalupanos”.  Ante el revuelo suscitado, la Santa Sede creó en 1998 una comisión especial encabezada por el español P. Fidel González Fernández, profesor de Historia Eclesiástica en las Universidades Urbaniana y Gregoriana, para investigar la existencia histórica de Juan Diego. Las conclusiones de esta comisión, altamente concluyentes, quedaron recogidas en un volumen de 500 páginas titulado “El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego”, que se publicó en agosto de 1999. El Papa Juan Pablo II  firmó el 20 de diciembre del 2000 el decreto de una curación milagrosa atribuida a la intercesión de Juan Diego y el 26 de febrero del 2001 anunció la canonización.



                Al final,  el escándalo cumplió su objetivo terrenal. Schulenburg renunció a fines de 1996; en 1998 desapareció la figura del abad y quedó un rector del Santuario bajo la jurisdicción del Arzobispo Primado de México. Actualmente, la imagen de la virgen es visitada por millones de peregrinos como una muestra de que la devoción no sólo permanece incólume sino que, en tiempos de crisis, se acrecienta.

      
San Juan Diego (1531)                        Nuestra Señora de Czestochowa
                                                                                                  


La religiosidad popular ha tenido las más variadas expresiones a lo largo de la historia y se han transmitido desafiando guerras y conflictos.  Hay algunas que son milenarias. Tal es el caso de Nuestra Señora de Czestochowa, Patrona de Polonia, la Madonna negra de Jasna Gora.  No se conoce con precisión el origen de la imagen, pero su historia se remonta hasta la crucifixión de Jesús, cuando María se fue a vivir a la casa de Juan y llevó consigo algunos artículos personales, entre ellos una mesa hecha por el mismo Redentor en el taller de San José. Se cuenta que, cuando las mujeres piadosas de Jerusalén le pidieron a San Lucas que hiciese una pintura de la Madre de Dios; fue la parte superior de esta mesa la que el Apóstol utilizó para pintar la imagen. Mientras aplicaba  la pintura, San Lucas escuchó con atención como la Madre de Jesús hablaba de la vida de su Hijo; muchos de estos hechos fueron plasmados en su Evangelio por él.  Permaneció en el área de Jerusalén hasta el siglo IV, cuando fue descubierta por Santa Elena, quien hizo posible que esa imagen fuera llevada a Constantinopla, donde fue entronizada por su hijo Constantino, el emperador. Permaneció 500 años allí, en medio de invasiones de los sarracenos y otros, hasta que  llegó a Rusia y luego al territorio que actualmente ocupa Polonia. Llegó a formar parte de las posesiones del devoto príncipe polaco, San Ladislao, que decidió protegerla de los invasores tártaros instalándola en Jasna Gora. Fueron los tártaros quienes le causaron esa herida en la garganta y las cortaduras de en sus mejillas a María, en la imagen. La imagen ha sido un estandarte de protección para el pueblo polaco. El 14 de septiembre de 1920, cuando el ejército ruso se estableció en el Río Vístula y se preparaba para invadir Varsovia, el pueblo recurrió a la Virgen María. Al día siguiente, fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, el ejército ruso se retiró después que la imagen de la Virgen apareció en una nube sobre la ciudad. En la historia de Polonia, esta victoria es conocida como El Milagro de Vístula.

                Nuestra Señora de Czestochowa también ha intervenido en la historia de Polonia como libertadora. Medio millón de polacos secretamente viajaron hasta el santuario en contra de las órdenes de Hitler, en demostración al amor por a Nuestra Señora rezando frente a su imagen milagrosa. Al empezar de la Segunda Guerra Mundial en 1939, los alemanes habían invadido Polonia. Después de haber tomado Varsovia, una de las órdenes de Hitler fue la de suspender y cancelar todas las peregrinaciones, ya que estas fortalecían al pueblo polaco. Después de la liberación de la ciudad en el año 1945, el pueblo expresó su gratitud rezando frente a la imagen. En 1948, con la represión comunista, más de 800,000 fieles peregrinaron al santuario durante la fiesta de la Asunción, una de las tres fiestas de la imagen, aunque pasaron bajo la mirada de los soldados comunistas que rutinariamente patrullaban las calles. Juan Pablo II logró reunir miles de fieles en el santuario, durante su primera visita a Polonia, ya como Pontífice, en 1979.  Todavía bajo el régimen comunista de Jaruzelski, la imagen de la Virgen también aparecía en las pancartas del Sindicato Solidaridad, como patrona de su movimiento sindical.

                En 1492 ocurrían para la historia del Mundo dos hechos trascendentales: por primera vez se podía decir que España surgía una y única como Estado-Nación y, de igual forma, el mundo por primera vez era uno y único. El fin de la dominación árabe en parte de la Península Ibérica estuvo propiciado, sin duda, por la necesidad de hacerse de aquellas tierras y sus riquezas, así como de llevar la fe de Cristo —que era la pieza fundamental de lo que se podía llamar Cultura Europea— a sus pobladores. Al respecto  la Dra. Uchmany escribe:

«... el ideal religioso que envolvía la Reconquista, mezclado con la religiosidad popular urbana que se había acentuado a causa de la peste negra y de otras epidemias del siglo XIV e incrementado por las prédicas de las Ordenes Mendicantes, sirvió como pilar de unificación a los pueblos cristianos de España»

                La religiosidad popular ha producido toda una serie de iconografía en torno a las devociones.  Las imágenes, medallas y escapularios muestran hasta imágenes de Jesús niño sosteniendo el escapulario, como en las imágenes de la Virgen del Carmen, o a San Antonio de Padua, sosteniendo al niño Jesús con la Biblia, entre otras.  Muchos fieles se preguntan si puede Jesús hacerse niño de nuevo.  Sin embargo, la repetición y las réplicas de estas imágenes tienen un fin que beneficia tanto a la cultura como a la fe. Así lo expresa Juan Pablo II en su exhortación ‘Rosarium Virginis Mariae’: 

                "El Rosario propone la meditación de los misterios de Cristo con un método característico, adecuado para favorecer su asimilación. Se trata del método basado en la repetición. Esto vale ante todo para el Ave María, que se repite 10 veces en cada misterio... La repetición favorece el deseo de una configuración cada vez más plena con Cristo, verdadero 'programa' de la vida cristiana." (punto 26). "Repetir en el Rosario el Ave María nos acerca a la complacencia de Dios..." (punto 33).

                El Rosario ha generado muchas manifestaciones de religiosidad popular, que además de inculturar el evangelio, también han contribuido a un turismo religioso. Ya se habla de millones que año a año peregrinan a Luján (en Argentina), Lourdes (Francia), Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe (México), Fátima (Portugal), Aparecida (Brasil), etc. También existen otras manifestaciones indígenas como los Pachamamas en Sudamérica.

                La imagen de la Divina Misericordia ha logrado promover su devoción en un mundo tan globalizado como el actual, rebasando culturas regionales. Gracias a Santa Faustina Kowalska, a quien  Jesús se le aparece  en 1931, con rayos de luz irradiando desde su Corazón y le dice: "Pinta una imagen según el modelo que vez, y firma: "Jesús, en ti confío". Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero." (Diario 47).  

                Si revisamos la vida de la Iglesia en la época apostólica, registrada en las Escrituras en el Nuevo Testamento y en los escritos de los Padres de la Iglesia, no encontraremos ninguna de las "devociones piadosas" de religiosidad popular autorizadas por la Iglesia católica romana (Veneración de reliquias, procesiones, peregrinaciones, lugares denominados "santuarios", medallas, "rosarios", etc.). Aunque estas fueron surgiendo desde las primeras comunidades, cuando fueron perseguidas, resultando en muchos mártires. Mucho menos encontraremos respaldo a los excesos de religiosidad cometidos en la profesión de fe.  Dentro de las expresiones de religiosidad popular hay fe, pero también se presenta una fe muy elemental, carente de formación religiosa. Muchos se dicen ‘católicos’, pero reducen su pretendido catolicismo a una vivencia no comprometida (creencia en los santos,  varias devociones y hasta  supersticiones). La fe en ellos no los interpela a una verdadera conversión. Este fenómeno es común en varias regiones de América Latina, en estratos que precisan de una evangelización más dinámica y profunda. Por su parte, a partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia ha venido enfatizando el Cristocentrismo y por ende, reduciendo la proliferación de imágenes. 

Además de la participación en “velorios de santos”,  hay religiosidad popular que se expresa a través del Sincretismo Religioso, que no es más que una mezcla, fusión y/o superposición de varias religiones y creencias, que resultan en una ‘nueva’.  En las Antillas y la región del Caribe, este sincretismo va más allá de un mestizaje étnico. Los esclavos negros y los indígenas han logrado una fusión de elementos religiosos,  lingüísticos, artísticos y sociales con lo barroco y la contra-reforma española. Dentro del sincretismo, también se da un indiscriminado ecumenismo, que lejos de promover la unidad de los cristianos, promueve la idea de que "todas las religiones son iguales", "que es lo mismo una religión que otra", o que "el catolicismo es una más de entre todas las confesiones cristianas".  También de estas desviaciones ha resultado toda una iconografía, más supersticiones y fusiones con cultos orientales.  En el sur de México y con la complicidad de los narcotraficantes, se ha desarrollado un culto a la ‘santa muerte’.  Hay familias que cuentan con imágenes marianas en casa, junto a la abominable imagen de la ‘santa muerte’. 

No nos dejemos atrapar por el sincretismo, como una barrera en la evangelización. Debemos ejercer paciencia y brindar una fraternal acogida. La religiosidad popular nos ofrece esa oportunidad. El Papa Francisco nos exhorta en ‘Evangelii Gaudium’: “La parábola del trigo y la cizaña (cf. Mt 13, 24-30) grafica un aspecto importante de la evangelización que consiste en mostrar cómo el enemigo puede ocupar el espacio del Reino y causar daño con la cizaña, pero es vencido por la bondad del trigo que se manifiesta con el tiempo”(225).  La Iglesia nos invita a desarrollar una comunión reconociendo el rostro  que ha aportado la inculturación del evangelio. En la misma exhortación, el Papa Francisco nos hace ese llamado: “…La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida. No es apostar por un sincretismo ni por la absorción de uno en el otro, sino por la resolución en un plano superior que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna” (228).



No hay que perder de vista que la prioridad es evangelizar. Con la religiosidad popular podemos acercarnos a los pobres y marginados, que a su vez nos evangelizan, en vez de abandonarlos ante una cultura inmersa en materialismo. La gran tentación de la religiosidad popular es la superstición, que es una deriva indeseable de la religiosidad. Sin embargo, es una deriva menos anti-religiosa que el ateísmo o el indiferentismo. Aunque esta deriva debe ser corregida. La religiosidad popular no conduce necesariamente a la superstición. Más bien nos ha dado un testimonio de una fe viva. Los Cristeros que lucharon por la libertad religiosa en México durante 1926-1929 y aún después, elevaron la religiosidad popular para glorificar a Dios con sus imágenes de Cristo Rey y María de Guadalupe. Estemos alertas a la realidad que nos presenta un mundo cada vez más secularizado, en donde se manifiesta con mucha fuerza una apatía religiosa vinculada a un laicismo que repudia toda manifestación pública de religiosidad, promoviendo a la vez una la imagen de la Iglesia marginada, como si fuera un obstáculo para el desarrollo integral. La Iglesia ‘debe velar para purificar, fortalecer y elevar todas estas manifestaciones de fe’ (Lumen Gentium, 13), buscando también el respeto a la libertad religiosa, que es el sustento de las libertades civiles. Es la dictadura del relativismo moral lo que nos impide consolidar los grandes valores humanos, como la libertad, la dignidad humana, la verdad y la belleza. 

-Yvette Camou-

Bibliografía:

Heyder, Nicola Kuehne. “La Religión en la Nueva España del Siglo XVI”. Universidad Nacional Autónoma de México/Quinto Centenario. No. 15, Universidad Complutense de Madrid. 1989.

Papa Francisco, Exhortación Apostólica ‘Evangelii Gaudium’. Documentos del Vaticano. Párrafos citados en el texto.

Papa Juan Pablo II, ‘Rosarium Virginis Mariae’.  Párrafos 26 y 33. Documentos del Vaticano.

Pasierb, Janusz S. “The Shrine of the Black Madonna at Czestochowa”. Interpress Publishers. 3rd. Edition. 1989. Págs. 22, 102, 133, 141, 164 y 193.

Royo, Alberto. “Las dudas sobre la historicidad del Indio Juan Diego”. InfoCatólica. 12/12/10

Schecter, J.  TIME Magazine. “John Paul II comes home”. June 29, 1979.

Uchmany, E. A. “Religious change and cultural domination”. E. J. Brilí, Holland, 1976, p. 148.

Vásquez  del Mercado, Angélica. “El traspié del Abad Schulemburg”. El Universal. México. 06/12/12.