7 de noviembre de 2013

Qué da San José a Santa Teresa

Santa Teresa lo resume en estas palabras: “Tomé por abogado y señor al glorioso San José, y encomendéme mucho a él. Vi claro que así de esta necesidad, como de otras mayores de honra y pérdida de alma, este padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora, haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo; de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso Santo tengo por experiencia que socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra, que como tenía nombre de padre –siendo ayo- le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide” (V 6,6). “Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios” (V 6,7) 

Santa Teresa hace esta confesión como de pasada, el que sí hace una confesión intencionada acerca de todas las bendiciones que por San José adquirió Santa Teresa es el P. Gracián, su confesor y confidente muchos años, por estas palabras. Comentando unos textos del A.T. sobre el patriarca José, establece una comparación entre José y Teresa: “que pues esta santa fue tan devota de San José, el Señor la enriqueció con los dones espirituales figurados en los que dice el Patriarca (Jacob de su hijo José) y la letra del Génesis (cuando Moisés le echó las bendiciones); comienza así: Filius accrescens Joseph, filius accrescens, etc (Gn 49,22-26)“llamase Teresa de Jesús hija que crece, hija que crece dos veces porque fue creciendo en aumento de gracia y virtudes y en aumento de hijos e hijas que llevó para Dios; llámase José hermoso de rostro y que las hijas corrían a las murallas para ver su hermosura cuando entraba en alguna ciudad; y fue nuestra Teresa agradable a Dios, a los ángeles y a los santos y a todas las personas que la conocieron. Dícese de José que le hicieron contradicción y tuvieron envidia los que tenían dardos, porque fue envidiado y padeció muchas contradicciones; y la nuestra Teresa tuvo muchas toda su vida, especialmente en la fundación de su primer convento de Avila, pero al fin salió con victoria por la mano del poderoso Jacob y del pastor, Cristo, piedra de Israel… Porque la dio el Señor dones y gracias sobrenaturales y del cielo, y buenos talentos naturales, que son bendiciones de la tierra, y tuvo también bendición del pecho abierto con la llaga de Cristo y de los pechos, leche y entrañas de la Virgen María, de que fue singularmente devota.

Y como se colige del Deuteronomio, dióla Dios manzanas del cielo y rocío de la tierra y manzanas del sol y de la luna (Deut 33,13-16), porque recibió en la oración demás de muchas revelaciones, gustos, regalos y otras dádivas, sobrenaturales perfecciones, que se dicen manzanas del cielo, y por el rocío de la tierra se significa su buen ingenio y apacible condición con que Dios le enriqueció; y llámanse manzanas del sol y de la luna los trabajos de dolores en que imitó a Cristo y a las aflicciones de compasión que padeció en honra de la Virgen María. TODAS ESTAS BENDICIONES LA VINIERON POR LA VERDADERA DEVOCIÓN DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA, QUE SIEMPRE TUVO EN SU ALMA” (P. Gracián., BMC, 16, p. 492-3). El P. Gracián fue confesor de Santa Teresa muchos años y, sin duda, se lo oyó de sus labios. 

María del Nacimiento declara en el Proceso de Beatificación de Madrid: “Procuraba hacer las fiestas de los Santos con la más solemnidad que podía, conforme a la pobreza de las descalzas; en particular el glorioso San José, del cual oyó decir a la dicha Madre esta testigo que le había hecho singulares mercedes y se las hacía siempre” (BMC 18,305-6).

Podemos decir que Santa Teresa es como un capricho de San José. Como si San José hubiese dicho a Dios: Quiero que hagas una criatura con estas dotes y estas cualidades y estas bendiciones y con esta abundancia de gracias naturales y sobrenaturales. Yo cuidaré constantemente de ella y velaré por ella como por mi hija predilecta y sé que si velo y cuide de ella todo lo alcanzare de mi Hijo para ella. Y lo que le alcanza no solo se refiere a los bienes del alma, a los bienes espirituales: gracias místicas, enriquecimiento espiritual, progreso en las virtudes sino que se extiende al plano terreno, en el que se vio obligada a meterse por su carisma de Fundadora: San José le ayuda maravillosamente en los negocios económicos. Como alguien ha escrito: en Santa Teresa se rompió el molde. 


P. Román Llamas, ocd