31 de octubre de 2013

JUAN XXIII Y EL AÑO DE LA FE - Diego Olivera


Tomado del blog: http://vivamosjuntoslafe.blogspot.com.ar de nuestro amigo Diego Olivera. Gracias Diego.

Faltan muy pocos días para que culmine el Año de la Fe (24 de Noviembre 2013), teniendo en cuenta este año que celebramos en la Iglesia Católica he decidido mostrar la imagen del Papa Beato Juan XXIII y su pontificado en relación con el año de la fe que ha sido convocado por el Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI.



Quizás se pregunten que relación tiene el Beato Juan XXIII con este año de la fe (2012 - 2013) cuando ya pasaron mas de 50 años de su pontificado. 
En esta entrada compartiré con ustedes algunos datos sobre su pontificado que nos ayudaran a comprender esta relación. Al  preparar esta entrada he decidido llamarlo cariñosamente "El Revolucionario de la Fe", al finalizar la misma descubrirán porque esta denominación. 

Para comenzar: sin lugar a duda Angelo Giuseppe Roncalli (JUAN XXII) desde su niñez ha sido un hombre de Fe debido a que nació en el seno de una familia campesina muy católica y muy humilde en Sotto il Monte, cerca de Bérgamo - Italia. 


Un tío llamado Zaverio fue el guía espiritual del pequeño Angelo desde el día del bautismo hasta su ingreso en el seminario. 
La idea de hacerse sacerdote lo motivó desde su infancia. Cuando su padre le reprochaba su poca dedicación a los trabajos del campo, prefiriendo esconderse entres las viñas a leer y estudiar, Angelo contestaba: "Quiero ser sacerdote". El padre, aun siendo un hombre de fe profunda y sincera, se oponía a la vocación del hijo porque le parecía una excusa para dejar de trabajar.
Fue el tío Zaverio, quien lo respaldó en su vocación y consiguió la manera de hacerlo estudiar hasta entrar en el seminario de Bérgamo a la edad de 11 años.
Luego de una primera etapa en el Seminario de Bérgamo, Angelo Roncalli, junto con otros dos estudiantes, es enviado a Roma para proseguir sus estudios en el Seminario Romano del Apollinare.
En el 1901 desde allí escribe a sus familiares:

30 de octubre de 2013

Nuevo blog enlazado: Camino de Santidad

San José Patrono De La Evangelización De La Iglesia

San José es el Patrono y Protector de la Iglesia universal. Así lo declaró solemnemente el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1870. A él están encomendadas todas las personas, todos los miembros de la Iglesia y todas sus necesidades. El B. Juan Pablo II en la Redemptoris Custos recuerda que el Papa León XIII en su encíclica josefina Quamquam pluries se refiere a aquel “paterno amor” que José “profesaba al Niño Jesús” y a él (a San José) “próvido custodio de la Sagrada Familia” recomendaba la “heredad que Jesucristo conquistó con su sangre, Desde entonces la Iglesia implora la protección de San José, en virtud de aquel sagrado vínculo que lo une a la Inmaculada Virgen María y encomienda todas las preocupaciones y los peligros que amenazan a la familia humana” (EC 31).

Al hablar de la necesidad y urgencia de la protección de San José sobre la Iglesia, el Papa se refiere especialmente a la tarea de la evangelización y reevangelización de todos los pueblos: “Este patrocinio debe ser invocado, y todavía es necesario a la Iglesia, no solo como defensa de los peligros que surgen, sino también y, sobre todo, como aliento en su renovado empeño de evangelización en el mundo y de reevangelización en aquellos `países y naciones, en los que –como he escrito en la Exhortación apostólica post-sinodal Christifideles laici- la religión y la vida cristiana fueron florecientes y que `están ahora sometidos a dura prueba´. Para llevar el primer anuncio de Cristo y para volver a llevarlo allí donde está descuidado u olvidado, la Iglesia tiene necesidad de un especial poder de lo alto (cfr Lc 24,49; Act 1,8), don ciertamente del Señor, no desligado de la intercesión y el ejemplo de los santos” (RC 29).

Y entre los santos San José es cooperador universal de la salvación de una manera espacial, al igual que la Virgen María. Y en estos tiempos que corremos en la Iglesia y en la sociedad, lo que tienen como reto principal es la evangelización y la reevangelización del mundo, como dijo el B. Juan Pablo II, lo repitió Benedicto XVI y lo ha reiterado en varias ocasiones el actual Papa Francisco. En una de las reuniones de los Cardenales, poco antes de la elección del nuevo Papa, les dijo: “La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir a las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y presidencia religiosa, las del pensamiento, las de la miseria”. Así se lee en una nota que pasó al Cardenal Ortega, Arzobispo de la Habana, con permiso de darla a conocer. Porque, añade, cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar se hace autora gerencial, y entonces se enferma. Destaca que hay dos imágenes de la Iglesia: la Iglesia evangelizadora que sale de sí… o la Iglesia mundana que vive en sí, de sí y para sí.

Pues bien, San José es Patrono de la Iglesia especialmente en esta tarea de la evangelización, como dice el B. Juan Pablo II en el texto citado. Y no puede ser de otra manera, porque la evangelización de todos los pueblos y de todos los hombres, como dijo el Papa Pablo VI, constituye la misión esencial de la Iglesia, una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hace cada vez más actual. (Firmó la encíclica Evangelii nuntiandi en la que hace estas afirmaciones, el 8 de diciembre de 1975). “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el santo sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su Muerte y Resurrección gloriosa “ (EN n. 14).

Pues bien, si San José es Patrono de la Iglesia en su misión de evangelizar y el Papa Francisco es un gran devoto de San José, como lo demostró en la homilía de San José en festividad del Santo, en la misa de toma de posesión del gobierno y servicio de la Iglesia como Papa y en el llevarlo en su escudo en la flor de nardo, que es símbolo de San José, y con anterioridad en tantas ocasiones, y si Juan XXIII, a quien dicen que se parece, devotísimo de San José, lo declaró Patrono del Concilio Vaticano II, no dudo que el Papa Francisco lo proclamará Patrono y lucero de la nueva evangelización, junto con María, su esposa, la estrella de la evangelización. 

P. Román Llamas, ocd

24 de octubre de 2013

Hemos sido liberados de la ley y de sus decretos



"Para ser libres nos ha liberado Cristo. Manteneos firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud" (Gal 5, 1).

¿De qué liberó Cristo a Pablo y a los Gálatas? 

La respuesta a esta pregunta es fundamental para la fe católica, para que el cristiano pueda ser católico.

En términos generales se suele enseñar que Cristo nos liberó de la muerte, del pecado y del demonio. Pero no es a ninguna de estas tres categorías a las que alude el Apóstol de las gentes. El se refiere a la circuncisión, es decir, a la ley mosaica y todas sus prescripciones. Lo anterior es totalmente justo, puesto que esas tres esclavitudes lo son de todo hombre que nace en este mundo: es esclavo del temor a la muerte, de la sujeción al pecado y del poder de Satanás. Sin embargo, san Pablo está refiriéndose ahora a una tentación en la que estaban cayendo los gálatas, la de volver a la esclavitud de la ley, representada por el signo de la circuncisión. 

Quizá ando errado, pero esta sujeción es precisamente la característica principal del poder del diablo sobre los hombres: él es el acusador de los hombres, el enemigo de la justicia de Dios. Su mayor logro consiste en convencernos de que en la ley se encuentra nuestra salvación. Descubre nuestros pecados para que nos sintamos sucios e indigentes. En el Apocalipsis, en efecto, se enseña que "Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios" (Ap 12, 10). Nos quiere convencer el diablo de que existe una salvación moral consistente en cumplir la ley de Dios. 

Se produce, entonces, una gran paradoja. Liberarnos de Satanás equivale a liberarnos de la ley. Reconociendo nuestro pecado y nuestra incapacidad de salvarnos por medio de nuestras obras, nos abrimos a la auténtica salvación, que es por gracia. 

La salvación del pecado nos parece demasiado obvia. Sin embargo, a pesar de las enseñanzas paulinas, los cristianos podemos llegar a olvidarnos de cuál es la función de la ley en la economía de la salvación. La ley enseña el camino pero no nos ayuda a recorrerlo. Sin la gracia de Dios el conocedor de la ley divina es el hombre más desgraciado, puesto que incurre en la culpa por sus transgresiones voluntarias.  

En el segundo capítulo de la carta a los Efesios se emplea una imagen muy fuerte: "El es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro divisorio, la enemistad, anulando en su carne la Ley con sus mandamientos y sus decretos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo las paces y reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad" (Ef 2, 14-16). También aquí se destaca que hemos sido liberados especialmente de la ley y de sus decretos, pero no por obra de la circuncisión obrada en la carne de los judíos, sino por la entrega de la carne de Cristo, que colgó del madero. 

¿Por qué traigo estas consideraciones a un blog, cuando ni yo soy experto en teología bíblica ni aquí cabe esperar este tipo de entradas? Porque en este último año he podido advertir reacciones realmente llamativas en muchos fieles católicos. Basta pensar en la renuncia del Papa Benedicto XVI y también en cómo algunos se han rasgado las vestiduras ante los gestos del Papa Francisco. Que los que se denominan a sí mismos enemigos de la Iglesia aprovechen las circunstancias para seguir atacándola mediante los agasajos y los guiños al nuevo pontífice es lógico hasta cierto punto; que esas afirmaciones elogiosas sean repetidas por muchos cristianos tibios o alejados, también lo es. Nada tiene de particular que la gente diga que este Papa sí que le gusta o que interprete los gestos y las palabras de Francisco en términos de liberación de la doctrina cristiana o de una esperada y definitiva adaptación al espíritu de este mundo. 

Tampoco me parece extraño que el sector más tradicionalista -especialmente quienes ya de hecho son un cisma en la Iglesia y no reconocen la doctrina del Concilio Vaticano II- hayan descubierto en las afirmaciones de Francisco la confirmación de sus temores. 

No, ahora me refiero a muchos católicos que han dado testimonio durante años y que han hecho una profesión de la fe católica, que muchas veces les ha acarreado sufrimientos y penalidades. A ellos les recuerdo esta verdad central de la revelación: que somos justificados por el don de la gracia de Cristo (cf. Rm 3, 21-26). 

Ayer leía yo una noticia de un medio católico en el que se afirmaba que el Papa "ha corregido los malos entendidos con una declaración claramente provida". Se refería a su discurso a los ginecólogos, pronunciado al día siguiente de la conocida entrevista realizada por Antonio Spadaro. El articulista se tranquilizaba pensando que el Papa habría advertido su error y habría querido manifestar la ortodoxia de su pensamiento. En esto consiste precisamente el error. El Papa no se está desdiciendo y tampoco entra en contradicción. 

Lo que el Papa está recordando es la verdad central del cristianismo: no es la ley la que nos salva sino la gracia de Dios. Por tanto, evangelizar no consiste en ir repitiendo constantemente de una manera no contextualizada los preceptos de la ley -esta podría ser la labor preferida del demonio y lo fue también de los fariseos- sino el hacer llegar a los corazones de los hombres la misericordia y la ternura de Dios. Y no hay otra manera de hacerlo que siendo nosotros mismos misericordiosos y llegándonos humildemente al encuentro de los demás. 

No me cansaré de repetir los tres puntos del discurso del Papa al Consejo pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización: "Lo que quisiera deciros hoy se puede resumir en tres puntos: primado del testimonio; urgencia de ir al encuentro; proyecto pastoral centrado en lo esencial".

No es tan difícil de entender. Basta tener la fe católica. Hemos sido liberados de la ley. Ahí es nada.

Joan Carreras del Rincón

23 de octubre de 2013

Santa Teresa, La Mejor Propagandista De San José

Estamos en una época en la que la publicidad, la propaganda se ha convertido en un dios de nuestro tiempo. De lo que no se hace publicidad, lo que no se pregona y anuncia no se vende, queda muerto en el establecimiento.

Santa Teresa se hizo propagandista de San José; desde su experiencia de su bondad y su poder lo vio un género muy vendible y se convirtió en su publicitaria.. Lo hizo ya en vida: “esto le han visto otras algunas personas a quien yo decía se encomendasen a él, también por experiencia” (Vida,6,6) y anima a todos a ser devotos del santo Patriarca: “Solo pido por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere; y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción” (Vida, 6,8).

Santa Teresa quiso llevarlo todo bajo el signo de San José, quiso que su vida y su obra de fundadora y sus escritos fuesen la mejor propaganda de Santo. Y, realmente, se ha convertido en la mejor y más popular y, diría, la más eficaz evangelizadora de san José. De San José hacen propaganda sus escritos, sus monasterios, la mayoría bajo la advocación del Santo, y a San José predican y evangelizan sus hijos y sus hijas.

Lo que Santa Teresa escribe sobre su personal y particular experiencia de San José, tan sencilla y vitalmente expuesto en la Vida, y tantas alusiones al Santo, especialmente en el libro de las Fundaciones, tienen una finalidad: proyectarla en los demás, hacer propaganda de San José, engolosinar a las almas para que sean devotas de él y se encomienden a él y consigan todo lo que le pidan. Y lo ha logrado plenamente. No es posible leer las páginas en que Santa Teresa escribe sus experiencias josefinas y quedarse indiferente. Santa Teresa cuyas vivencias de San José abarcan toda su vida y toda su obra fundacional se ha convertido en un apóstol y propagandista de san José de primera magnitud. Por lo que escribe del santo Patriarca, como exposición de su experiencia y vivencias josefinas, entra en el catálogo de los grandes apóstoles josefinos de todos los tiempos, y pata mí ocupa el primer lugar entre ellos.

El P. Gracián en su Josefina cita casi todos los lugares en los que Santa Teresa habla de san José. Y después de él la mayoría de los autores carmelitas, cuando se presenta la ocasión. La mayoría de los predicadores españoles de los siglos XVII y XVIII citan sus palabras del capítulo 6 de la Vida, alineándola con Gersón., Isidoro de Isolanis… Santa Teresa entra enseguida en el catálogo de los grandes apóstoles de la devoción a san José. Desde el principio se hace realidad la promesa del Señor de que la primera casa de San José de Ávila “sería una estrella quedaría de sí gran resplandor” (V 32,11). De su fundación escribe el P. Juan de la Anunciación (+ 1700), glorioso General de la Congregación de España: “Púsose el Santísimo Sacramento; dedicóse la iglesia a N. Padre San José, que por aquel principio es Patrón y Protector de nuestra Reforma…El convento de San José de Ávila es el principio y el solar de todos los conventos de la Descalced y principio y solar de la devoción josefina de los mismos” (Prontuario del Carmen, T.2, dial. 11, p. 497, Madrid, 1699)

Santa Teresa a través de la casa de San José es la estrella luminosa que ha irradiado y sigue irradiando poderosos destellos josefinos. A través de del primer convento, la primera casa de San José y a través de las demás fundaciones-casas de San José. El P. Miguel Carranza, carmelita, en el proceso para la Canonización de Zaragoza nos ha dejado este precioso testimonio al respecto: “Después emprendió la fundación de otros muchos, y casi todos bajo el título y el nombre del bienaventurado Señor San José, del cual fue siempre devotísima, y fue la ocasión grande que por toda España se conociese y dilatase la devoción que en ella se tiene a este glorioso y bienaventurado Padre legal de nuestro Redentor y Esposo verdadero de la santísima Virgen María, Madre suya y Señora nuestra” ( Dicho de 5 de septiembre de 1595, BMC 19,135).

Y como dice un autor francés con toda razón, , Lucot: “Los papas encontraron un auxiliar poderoso para la propagación del culto de nuestro Santo, en la célebre Reformadora del Carmelo. Gersón había hecho mucho por él, Teresa hizo mil veces más por sí misma, por los religiosos de su Reforma y por las religiosas del Carmelo. San José le es deudor, sobre todo, de su gloria sobre la tierra” ( Etude historiquesur son culte, Paris, 1875, p. 53).

Y sigue siendo la gran propagandita y evangelizadora de San José en la Iglesia. Dios la suscitó y llenó de su Espíritu Santo para que promoviese en su Iglesia la devoción sincera al santo Patriarca. Viviente en la Iglesia son sus escritos, que parecen Sagrada Escritura – muchas cosas de las que aquí escribo no son de mi cabeza, sino que me las decía este mi Maestro celestial- (V 39,8) ), con sus hijas y sus hijos sigue incansable promoviendo la devoción y el amor a nuestro Padre y Señor San José. No se puede mirar a Teresa sin ver a su lado a san José

P. RománLlamas, ocd

19 de octubre de 2013

La autoridad de Francisco

La autoridad del Papa es máxima: es el Vicario de Cristo, predica el Evangelio en su integridad y lo hace con una conducta y un testimonio intachables


¿En dónde reside la autoridad del Papa Francisco?

El Evangelio nos da la respuesta. Ante la pregunta de Jesús "¿quién decís vosotros que soy yo?", Simón no dudó en afirmar: "Tú eres el Cristo de Dios" (Lc 9, 20). Sabemos por san Mateo, que su contestación le valió su ascenso en el colegio apostólico: "Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 17-19).

Esta autoridad la niegan principalmente los que nos son católicos. El Concilio Vaticano II ha afirmado que el Papa es "principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad tanto de los Obispos como de la muchedumbre de los fieles"(Lumen Gentium, 23). La autoridad de Francisco es la misma que la de Pedro. Es la nota más característica de la catolicidad.

En estos días, el Papa Francisco ha puesto a prueba su autoridad. Con la libertad que ha caracterizado todo su pontificado, ha concedido sendas entrevistas al director de la Civiltà Cattolica y al de la Repubblica y en ellas ha respondido sinceramente a las cuestiones que le han sido planteadas. Mientras hablaba de un cambio de actitudes de manera genérica o referida principalmente a los pastores de la Iglesia, sus palabras causaban sorpresa y quizá admiración; pero en el momento en que ha concretado un aspecto de la pastoral: la caridad hacia las personas que están heridas, que han cometido delitos como el aborto o viven una sexualidad desordenada o se encuentran en situaciones matrimoniales irregulares, muchos se han sentido desconcertados. Así les ha ocurrido especialmente a aquellos fieles católicos que durante decenios han tenido la valentía de defender la doctrina católica precisamente sobre esos puntos en los que el Magisterio de la Iglesia se ha mantenido firme siempre ante los embates de la secularización tanto externa como interna de la Iglesia. Un conocido articulista español escribió hace unos días: "he estado haciendo el canelo". Lo decía con amargura y se refería al tiempo dedicado a defender las verdades relativas a la vida de los inocentes.

La autoridad del Papa Francisco se apoya en Cristo, es decir, en la confesión de Pedro -Tú eres el Cristo de Dios- y en la confesión de Jesús -Tú eres Pedro. Muchos han sufrido un duro golpe, pero se mantienen en pie gracias a la la fe católica que profesan. Obedecerán precisamente porque son católicos, pero quizá en su fuero interno seguirán pensando que el Papa se equivoca.

Hoy me gustaría invitar a cuantos se sientan en esta situación o en otra parecida a que consideren otro aspecto de la autoridad del Papa Francisco.

La autoridad del discípulo de Cristo -en esto diría yo que no hay especial diferencia entre el Papa y cualquier otro fiel cristiano- se apoya necesariamente en la ley y en el Evangelio. Si el Papa se equivocara y se atreviese a reformar los dogmas de la Iglesia, tanto en los que se refieren a la fe como a la moral católica, en ese momento su autoridad quedaría menoscabada. Eso les ocurre a todos cuantos gritan reforma y aluden a un cambio en las cuestiones relativas a la moral sexual, el sacerdocio femenino o el aborto. El Papa ha señalado en repetidas ocasiones que no quiere reformar nada que no pueda ser reformado. Ha invocado el Catecismo de la Iglesia, por ejemplo, cuando declaraba cuál debe de ser la actitud del católico ante las personas homosexuales. No podía ser de otro modo. Cualquiera que enseñe cosas contrarias a la verdad revelada y custodiada en el depósito de la fe pierde en ese mismo momento su autoridad. El Papa no es una excepción, salvo que precisamente en este punto él cuenta con el don de la infalibilidad.

Pero no es éste el aspecto más interesante de la autoridad del Papa Francisco y que le hace asemejarse mucho a su maestro Jesucristo. La autoridad está fundamentada antes en el Evangelio que en la Ley de Dios. La Ley no salva al hombre. En cambio, el Evangelio es causa de la salvación para el creyente. Como las verdades de la Fe son sobrenaturales y la razón no puede acceder a ellas por sus propias luces, la adhesión sólo puede proceder o bien de la gracia divina que mueve el corazón de los fieles o también de la coacción externa. Este último supuesto queda excluido, porque es contrario al principio áureo de la evangelización, del que hemos hablado en otra ocasión:
« La verdad no se impone sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra, con suavidad y firmeza a la vez, en las almas » (DH, 1).
La imagen clave utilizada por el Papa Francisco en la mencionada entrevista ha sido la de un hospital de campaña. El personal sanitario no puede esperar a que vengan los enfermos, sino que debe de irlos a buscar al campo de batalla. Están heridos. La medicina no viene de la ley sino del Evangelio de salvación. La credibilidad constituye un punto fundamental de la autoridad evangélica. El primer mensaje no debe de ser necesariamente de orden moral, sino espiritual: al herido no se le puede preguntar qué niveles de colesterol tiene o cómo anda de azúcar en la sangre, puso como ejemplos el Papa.

A muchos les puede parecer que la misericordia es algo así como un suplemento del Evangelio, cuando en realidad se identifica con él. La misericordia alcanza su culmen cuando el herido abraza la verdad salvadora, que es Cristo. El mandato misionero de Cristo cuenta con la misericordia de los evangelizadores, porque sin ella es difícil que el Evangelio llegue al corazón de las personas. La autoridad del que anuncia la Verdad y la emplea para vencer al enemigo se presenta tarde o temprano débil y quebradiza. Aunque se apoye en la Ley de Dios, el que la anuncia carece de la autoridad propia del cristiano. Eso es lo que les sucedía a los fariseos. Las palabras de Jesús son emblemáticas:
"En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas" (Mt 23, 2-4). 
Si hablamos de una nueva Evangelización, ¿no será por qué quizá debamos aplicarnos todos estas palabras de Jesús? ¿No deberíamos examinar nuestra conducta para advertir que perdemos credibilidad -y autoridad- cuando señalamos la ley divina que debe ser respetada por todos pero quizá no le damos importancia al mensaje evangélico mismo? 

El Papa Francisco se hacía esta pregunta:  “¿Cómo estamos tratando al pueblo de Dios?" Y respondía a continuación:
 " Yo sueño con una Iglesia Madre y Pastora. Los ministros de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela a su prójimo. Esto es Evangelio puro. Dios es más grande que el pecado. Las reformas organizativas y estructurales son secundarias, es decir, vienen después. La primera reforma debe ser la de las actitudes" (Entrevista al Papa Francisco, p. 13).
La autoridad del testigo no se encuentra en la Ley que proclama sin en su credibilidad que permite que el Evangelio llegue al corazón de las personas. ¿Cómo podemos criticar al Papa por advertirnos que la reforma primera debe ser la de las actitudes? 

La autoridad del Papa Francisco es máxima: es el Vicario de Cristo en la Tierra, predica el Evangelio con toda su integridad y lo hace no sólo de palabra sino también con una conducta intachable.

Joan Carreras del Rincón
(publicado en Nupcias de Dios , el 27 de septiembre)

18 de octubre de 2013

San José Hombre De Fe

Hay en el Ayuntamiento de la ciudad italiana de Caravaggio, cuna de artistas, una serie de cuadros del pintor Cristoforo Ferrari, del siglo XVI. Algunos aparecen en la minibiografía de Víctor Negricantes. Traemos aquí uno de ellos: “La duda de San José”, cuyo comentario me ha provocado una sonrisa: “Es graciosa la mirada recelosa de José, pero el recelo es del pintor, no del santo”. ¿tiene razón?

Están los esposos en una habitación con amplio pórtico que se abre a un jardín. Ambos están sentados. María, unidas sus manos, ora en silencio. A su vera José, apoyado en un breve bastón esquiva la mirada. Se diría que está serio, contrariado, malhumorado. Me temo que exagera no el comentarista sino el pintor. José jamás dudó de María, la conocía muy bien, eran vecinos en la aldea de Nazaret. José aparece entrado en años. La edad avanzada que se le atribuye tenía la segunda intención de poner a salvo la integridad física de María, como si la castidad fuera virtud privativa de los ancianos. Viejos y jueces fueron los que tentaros a Susana, en un relato escrito en griego, que se ha hecho muy popular (Dan 11).

José estaba enamorado de María. Un rabino escribía: “Maldito el joven que a los veinte años no se ha casado”. Pienso que María reveló el secreto de su maternidad. No existía ninguna prohibición por parte de Dios, nada le indicó Gabriel. La crisis de José no fue crisis de amor, sino de fe. Si el Señor está con ella, como estuvo con los antiguos profetas ¿cuál es su papel? Y optó por retirarse en un gesto de profunda humildad. ¿Iba a hacer competencia al mismo Dios? Jamás cruzó por su mente que María quebrantara ni una tilde de la ley. En el A. T, el adulterio era un delito grave, prohibido en el Decálogo (Ex 20,14) y castigado con la muerte por lapidación (Jn 8,3-5). Ley machista, al varón se le permite todo, a la mujer se la condena. Ley injusta, nadie puede tomarse la justicia por su mano, es tarea de jueces.

Tomada su decisión, el ángel le hablo, disipando sus temores. “José, hijo de David, no tengas reparo en recibir a María, tu mujer, en tu casa, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo. Darás luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús”.(Mt 2.20). Para los judíos la paternidad no depende del acto sexual, sino de la imposición del nombre. Para los antiguos, el nombre es la persona, no una nueva denominación. Nombrar a alguien o algo es tomar dominio sobre ello (Gen 2,19-20) Ningún personaje bíblico padeció tanto como José por la cultura occidental en la Baja Edad Media.

Se inventó el término absurdo de padre nutricio, putativo, custodio. Es padre legal y como tal ejerció su paternidad. Él lleva el timón de la vida religiosa en el hogar de Nazaret, amén de la economía. José enseña a Jesús a recitar la profesión de fe que dos veces al día debía semitonar el padre de familia con los hijos varones. Él acompaña a Jesús al templo de Jerusalén en las tres Pascuas que celebraban los judíos, está presenten la circuncisión a los ocho días de su nacimiento, en la presentación. Fiado en la palabra de Dios creyó que María podía ser madre sin dejar de ser virgen. La fe no es un conjunto de verdades teóricas, especulativas. La fe es una vida, un encuentro con el Señor y su palabra que nos compromete. La fe es fiarse de Alguien a quien se ama. Buen modelo fue San José, porque “para Dios no hay nada imposible”.

José Ignacio Rey

17 de octubre de 2013

¿Es malo el proselitismo?

"La Iglesia no crece por proselitismo sino por atracción" (Benedicto XVI-Francisco)


¿Es malo hacer proselitismo?

Todo depende de lo que se entienda por proselitismo, porque es una palabra que ha ido adquiriendo tonalidades negativas en los últimos tiempos.

En el Youcat (catecismo para los jóvenes que se entregó a los participantes de la JMJ Madrid 2011), se explicaba que el proselitismo es malo. Y con toda razón si por él se entiende el "aprovecharse de la pobreza intelectual o física de otros para atraerlos a la propia fe".

Sin embargo, no es éste el sentido atribuido por el Diccionario de la Academia de la Lengua Española:
“Proselitismo: celo de ganar prosélitos”
“Prosélito: Persona incorporada a una religión”.
 Hace unos días, Ernesto Juliá, respondiendo a la pregunta que le había dirigido un joven acerca de la pertinencia del proselitismo para los discípulos de Jesús, afirmaba que los cristianos somos proselitistas por vocación divina:
"Los cristianos no inculcamos los principios de nadie. Nosotros anunciamos el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado por amor a nosotros, y para nuestra salvación. Anunciamos esta Verdad, le comenté. Si nos cree, esa persona se convierte en prosélito cristiano, y nosotros hacemos proselitismo. Y así seguiremos hasta el final de la historia de los hombres en la tierra. Y lo somos, ya continué ayudándole a aclarar sus ideas, sencillamente porque somos fieles al mandato de Nuestro Señor Jesucristo: 'Id y predicad a todas las gentes'. Y así lo hemos vividos desde el primer día de Pentecostés. Los primeros cristianos, apenas recibido el Espíritu Santo, salieron a predicar; y entre los que escucharon y acogieron sus palabras, bautizaron a varios miles de personas. Aquel día la Iglesia hizo mucho prosélitos" (1).
 Que un creyente desee ardientemente que la fe encienda los corazones de otras personas no sólo no es lícito sino incluso necesario y natural. Eso mismo le ocurría a Jesús, cuando exclamaba: "fuego he venido a traer a la Tierra y qué quiero sino que arda". San Josemaría hablaba mucho de proselitismo y lo comprendía precisamente en este sentido espiritual:
"El celo es una chifladura divina de apóstol, que te deseo, y tiene estos síntomas: hambre de tratar al Maestro; preocupación constante por las almas; perseverancia, que nada hace desfallecer" (2).
El Papa Francisco, sin embargo, ha insistido muchas veces sobre este punto: "evangelizar no es hacer proselitismo"



Citando a Benedicto XVI, el pasado 1 de octubre, el Papa recordaba que la Iglesia no crece por medio del proselitismo sino por atracción (3).

El Evangelio, como por otra parte la misma verdad, tiene fuerza por sí misma.  « La verdad no se impone sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra, con suavidad y firmeza a la vez, en las almas » (DH, 1). Éste es el principio áureo de la Evangelización.

El Evangelio es en sí mismo exigente. Dios llama al corazón de las personas cuando les llega el Evangelio convenientemente "predicado" por medio del amor y la misericordia, avalado por el testimonio coherente de los evangelizadores. En este sentido, cualquier presión que se pueda realizar sobre las personas desde fuera, es decir, añadiendo las propias exigencias desde el exterior, puede ser buena si se hace con respeto de la libertad y sin violencia, pero no puede identificarse con la acción de evangelizar. El Evangelio es gratuito: lo hemos recibido gratuitamente y así debemos darlo a los demás.

La frase de Pablo VI  "el mundo tiene más necesidad de testigos que de maestros" tiene hoy más actualidad que nunca. La sensibilidad postmoderna lleva a las personas a sentir repulsa por toda afirmación categórica de la verdad. Los absolutos morales y los dogmas son rechazados de plano por el solo hecho de ser presentados como absolutos o como dogmas. Éste el escenario en el que debe ser predicado el Evangelio. El proselitismo, por tanto, tiende a ser considerado como una realidad negativa. Es un hecho que sencillamente conviene tener en cuenta.

La exigencia del Evangelio debe sentirla sobre todo el evangelizador, que ha sido enviado por el Maestro: "id por todo el mundo y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he enseñado" (Mt 28, 18); "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará" (Mc 16, 15-16).

Hacer prosélitos es bueno. La trampa está en el modo de hacerlos. La exigencia que siente el evangelizador -¡Ay de mí si no evangelizara!- no puede ser transmitida directamente al evangelizado, como si aquél fuese únicamente un transmisor o instrumento inerte. No se puede ir por la calle asaltando a las personas repitiendo literalmente las palabras de Jesús: "si no crees, te condenarás". Dejemos que sea el Evangelio el que penetre con "suavidad y firmeza" en los corazones. No añadamos ninguna otra exigencia externa porque no la necesita.

La gratuidad deberá ser una de las características más relevantes de la Nueva Evangelización. En este sentido, entiendo muy bien que el Papa repita esta frase para que a todos los católicos nos quede muy claro:

"La Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción...":  la atracción del Evangelio cuando es atractivamente presentado.

Joan Carreras del Rincón

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(1) Ernesto Juliá, ¿Somos los cristianos proselitistas?
(2) San Josemaría Escrivá, Camino 934. Donde dice "celo" podría perfectamente decir "proselitismo".
(3) Francisco, Homilía en la Misa celebrada junto a la comisión de los ocho cardenales. Esta frase ha sido repetida insistentemente por el Papa Francisco.

16 de octubre de 2013

Un sabio consejo

Vittorio Messori da en el blanco

Hace unos días Vittorio Messori escribió un artículo en el Corriere della Sera. Afortunadamente ha sido traducido al castellano y publicado en Humanitas bajo el título: Las palabras del Papa que perturban a los católicos.
"Por cuanto me ocupo, en libros y periódicos, de cosas católicas desde la época de Pablo VI, ocurre que no pocas personas –quizás desconcertadas o confundidas- insisten en pedirme opiniones sobre los primeros meses del nuevo pontificado. Suelo salir del paso diciendo algo que parafrasea la respuesta dada a los periodistas en el avión de regreso de Brasil, precisamente por el Papa Bergoglio: “¿Quién soy yo para juzgar?”. Si estamos obligados a no juzgar a los demás – palabras del Evangelio – tanto menos juzgaremos a un pontífice elegido, según los creyentes, por el Espíritu Santo. Ciertamente, hubo siglos en los cuales al parecer los hombres llegaron a sustituir al Paráclito: cónclaves simoníacos o dirigidos por las grandes potencias de la época, con candidaturas y vetos impuestos por la política. Y sin embargo quienes conocen realmente la historia de la Iglesia – condición que no es propia de quienes son demasiado superficiales –, quienes saben percibir la dinámica de “larga duración” a lo largo de veinte siglos, terminan sorprendiéndose al descubrir que San Pablo parece realmente tener razón cuando afirma que omnia cooperantur in bonum, todo coopera con el bien, también el bien de la Iglesia, que en materia de fe no está guiada únicamente por Cristo, sino también ciertamente por el “cuerpo místico“ (el texto completo).
Tanto por sacerdote como por bloguero advierto la perplejidad y desconcierto que sienten muchos fieles católicos ante la figura del Papa Francisco, tan distinta a la de Benedicto XVI. Lo que explica perfectamente Vittorio Messori es que la Fe católica está en juego.
"La comunidad guiada y gobernada por el sucesor de Pedro siempre ha tenido y tendrá un fin último (y único) del cual todo se desprende y que es recordado explícitamente por el Código de Derecho Canónico: “Es ley suprema de la Iglesia la salvación de las almas”. Si bien a veces parece olvidarse, todo se desprende de esto y la totalidad de la institución eclesial existe por esto: anunciar la vida eterna prometida por el Evangelio y ayudar a todos los hombres - con la predicación y con los sacramentos - a seguir el camino que lleva a la meta de la muerte, en realidad nacimiento a la verdadera vida. Todo lo demás es solamente instrumento, siempre modificable y destinado a pasar, comenzando por la burocracia curial, a pesar de ser ésta indispensable: Dios mismo ha querido necesitar una institución humana, con sus organismos y sus leyes. Cada Papa está obviamente convencido de esta prioridad de la salus animarum; pero Francisco, al parecer, con especial urgencia, y en tal medida que hace todo lo necesario para que el clero, los religiosos y los laicos lleguen también a tener conciencia de esto".
El  día 14 de octubre el Papa centró en tres puntos su discurso al Consejo Pontificio para la promoción de la nueva Evangelización: "primacía del buen ejemplo; urgencia de ir al encuentro de los demás; y proyecto pastoral centrado en lo esencial".

La Iglesia es el pueblo de Dios en marcha. De manera semejante a como Israel levantaba el campamento en el desierto, al son de la trompeta y bajo la guía de la nube, ahora el Papa ha convocado a la Iglesia en un sínodo y ha señalado el método que debemos seguir: todos juntos debemos centrarnos en lo esencial, que es la predicación del Evangelio pero no tanto por medio de palabras sino mediante el testimonio (primacía del buen ejemplo) viviendo la caridad con todos (encuentro con los demás especialmente los más alejados, los que han perdido la fe) y dejando para otro momento otras cuestiones que -desde esta perspectiva- resultan secundarias.

Quien sienta perplejidad haga un acto de Fe y confíe en la Iglesia y en los legítimos pastores, pero sobre todo no haga profesión de perplejidad divulgando a los cuatro vientos y compartiendo con los demás sus "perturbaciones interiores" que no son otra cosa que graves tentaciones. No pasa nada con ser tentado. Pero sí que existe el riesgo de agravar la situación añadiendo al pecado contra la fe otro peor, el escándalo.

Joan Carreras del Rincón

15 de octubre de 2013

"Que nuestras antenas y nuestras campanas se comuniquen" - P. Jesús García Gañán

El pasado sábado 5 de octubre, tuve la gracia de participar en el Encuentro Internacional de "Blogueros con el Papa", celebrado en Valladolid, España. Ofrecí una sencilla comunicación que algunos me han pedido, por eso la reproduzco aquí, para que muchos puedan participar de ella. 

Agradezco a la dirección de este Encuentro Internacional de “Blogueros con el Papa” su invitación para que comparta con todos los que estáis aquí estas sencillas reflexiones en torno al tema que nos congrega en esta mesa redonda: la web 2.0 y la comunicación de la fe, o lo que es lo mismo, la evangelización y la proclamación de la buena noticia de Jesús a través de los Medios de Comunicación, fijándonos de una manera especial en Internet y en todo lo que este medio nos ofrece. También saludo a todos los que me acompañan en esta mesa redonda y a todos los que nos escucháis y participáis de nuestras ideas y también de nuestro empeño por no cansarnos nunca de buscar nuevos métodos, nuevas maneras y nuevos medios para transmitir el Evangelio de Jesús... (Seguir leyendo)

14 de octubre de 2013

Crónica del III Encuentro de "Blogueros con el Papa". Jesús Rodríguez Arias

Ya estaba tardando demasiado en escribir este necesario post. Quería haberlo hecho hace varios días aunque necesitaba que la paz de mi espíritu brotara por todos los poros de mi piel y eso sólo lo consigo cuando me encuentro en mi Pueblo, en Villaluenga del Rosario.

¡Cómo pasa el tiempo! ¡Hace ya una semana que estábamos en Valladolid para asistir al III Encuentro Internacional de "Blogueros con el Papa"! 

Debo deciros que cuando cogimos el tren a primera hora del día, íbamos lleno de ilusión y hasta cierto nerviosismo inundaba nuestro ser porque por fin conoceríamos a personas tan queridas que nos acompañaban siempre en nuestro apostolado, en nuestro peregrinar en la red. 

La tarde-noche anterior veíamos por medio de nuestro facebook de la llegada de varios de los ponentes, destacados ponentes, que llegaban a Valladolid después de cruzar los mares: Fray Nelson Medina, Irina Orellana, Mayra Novelo.. (Seguir leyendo)

12 de octubre de 2013

III Encuentro de "Blogueros con el Papa" Un encuentro de familia



Los pasados días 4, 5 y 6 de octubre, tuvimos la gracia de celebrar el III Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa, en Valladolid, rodeados de muchos amigos blogueros y personas interesadas por las nuevas tecnologías de la Información.

Desde fuera puede parecer que estos encuentros son algo similar a un congreso de sesudos expertos y que los que estamos dentro, formamos algo parecido a un lobby cerrado. La realidad es muy diferente. La palabra “encuentro” nos da una pista esencial. Somos personas normales que vivimos en la red de forma similar a la vida física. La red es un ámbito vital adicional que nos ofrece oportunidades únicas de relacionarnos, trabajar juntos, tomar conciencia de la universalidad de la Iglesia. Sin olvidar que nos permite de vivir nuestra vida de Fe acompañados por personas de todo el mundo. En la red se vive la comunidad y la amistad aparece en donde menos lo esperamos. Las mismas restricciones en la comunicación que parecen alejarnos, también propician la apertura hacia los demás y la amistad.

Dentro de este nuevo ámbito existencial, disponemos de multitud de herramientas para evangelizar, siendo nuestra presencia el cimiento de cualquier actividad que queramos desarrollar. Pero, como es lógico, este nuevo ámbito existencial no es perfecto, tiene carencias que hay que compensar. Una de ellas es la estrechez del canal de comunicación que tenemos que manejar. Dicho de forma coloquial: nos hace falta vernos físicamente para que la comunicación se complete con un mayor conocimiento de la persona. ¿Qué mejor que vernos una vez al año y compartir unos días juntos?

Ya que nos reunimos, no podemos desaprovechar la ocasión para “hacer lío”. Así que lo ideal es que el encuentro tenga repercusión en la Iglesia local y los medios de comunicación. Esta presencia mediática no debe ser nunca el objetivo principal del encuentro, ya que terminaríamos montando un show carente de sentido y continuidad. Generaremos lío creíble, en la media que seamos auténticos y la autenticidad parte de ser nosotros mismos. El carisma del evangelizador virtual es estar presente en ámbito existencial de las redes siendo el mismo, con toda honestidad.

Eso es lo que buscamos y volvimos a encontrar en Valladolid. Un grupo de blogueros maravilloso, creó las condiciones ideales para que el encuentro fuese fructífero, cercano y muy humano. Después vino la organización de las conferencias y las mesas redondas, que siendo necesarias y muy interesante, son una escusa para dar encontrarnos y hacer lío.

En este sentido el Señor supo darnos la posibilidad de crear un impacto mediático que no podíamos esperar. El “efecto Francisco” jugó un papel esencial en el interés que los medios locales, regionales, nacionales e internaciones. El Papa Francisco ha sabido crear entornos de comunicación que tenemos que aprovechar para hacernos presentes y dar testimonio de nuestra Fe. Estos entornos de comunicación son algo que ha fascinado a los medios y se prestan con facilidad a entrar en el “juego” de hacer visible a la Iglesia real y cotidiana.

Ser católico no se contrapone a estar presentes en la sociedad moderna en un plano de igualdad. Algunas personas creen que esta actitud es un oximorón, es decir algo que sólo la retórica puede unir, ya que son antagónicos. Sociedad actual y Fe no sólo son compatibles, sino que cada vez es más necesario que aportemos soluciones al vacío existencial que tanto daño nos está haciendo. Las periferias existenciales están presentes a nuestro alrededor ¿A qué esperamos para acercarnos a ellas con misericordia y humildad?

El III Encuentro se podría evaluar en tres dimensiones:

  1. El encuentro de evangelizadores que viven su misión en la red. En este caso, fue estupendo vernos de nuevo y conocer físicamente nuevos a amigos de la red. Estos encuentros siempre son maravillosos, ya que con cruzar dos palabras nos damos cuenta que los vacíos de la “amistad virtual”, se rellenan y generan un fuerte vínculo. Vinculo que es superior al que tenemos con personas con las que convivimos diariamente. ¿Por qué? Porque nos unen misión y visión, fe y vivencia, cercanía y humanidad.
  2. El encuentro con otros ámbitos sociales y eclesiales. Crear un evento implica contactar con instituciones eclesiales y civiles, para que faciliten que pueda ser llevado a cabo. De este encuentro surge el conocimiento y el reconocimiento mutuo. Son formas de unir aquello que a veces parece disperso o lejano, con un objetivo común. Es una forma de tomar conciencia de la necesaria armonía que el Espíritu Santo genera en la diversidad que nos rodea. Cofradías, obispado, ayuntamiento, conventos, gestores de espacios públicos, pueden trabajar unidos y hacerlo con eficacia.
  3. El encuentro con los medios. En muchos casos este ámbito se sustenta en una misma misión evangelizadora, pero excede la empatía y sinergias que nacen de la amistad y el compromiso entre personas. Los medios son herramientas que conforman una red comunicativa. En la medida que trabajamos juntos encontramos que podemos complementarnos y generar sinergias muy importantes. Estas sinergias, a veces, no se desarrollan con toda la velocidad que nos gustaría, pero en cada encuentro vamos afinando líneas de colaboración que seguro darán frutos a medio plazo.
La presencia de personas de relevancia en la comunicación y la evangelización, es fundamental para generar expectación e interés en el entorno local. En esta ocasión hemos tenido la gracia de contar con Fray Nelson Medina (O.P.), P. José Antonio Medina (Sacerdote argentino), D. Vicente Vide,  (Rector de la Facultad de Teología de Deusto) Bosco Ybarra (fundador de Mayfeelings), Mayra Novelo (Catholic.net), Carmen Alvarez Mira (Aleteia), Miguel Ángel Sánchez (Aceprensa) entre otras muchas personas de relevancia. Blogueros como Irina Orellana, Pilar V. Padial, Sacramento Rosales, Benat Goñi, Jesús Rodríguez Arias o P. Jesús García Gañán. Muchos más amigos cercanos participaron de muy diversas formas. También es reseñable la mesa redonda más espiritual que se celebró el sábado tarde. En ella participaron el P. Jose Luis Rey Repiso, P. Román Llamas y P. Julio de Pablos, ofreciéndonos una visión más profunda de nuestra fe, enfocada a dar testimonio de ella ente los demás.

Mi agradecimiento sincero a todos los que hicieron posible este encuentro, empezando por el grupo de organizadores de Valladolid: Cristina Llano, Mauricio Traeger, Alfonso García Chillón, Fernando Carazo y Alejandro González.

Si me piden una conclusión final del encuentro, se podría resumir en una frase: fue un encuentro de la familia que anda dispersa por todo el mundo y una recarga de nuestro ánimo, para seguir adelante.


Rogamos para el IV encuentro, que vamos a realizar, Dios mediante, en Cádiz en el año que viene (2014) sea al menos tan fructífero como este.
Néstor Mora N.

10 de octubre de 2013

Crónica del III Encuentro de "Blogueros con el Papa". Irina Orellana

Llegamos a la media noche del domingo en Valladolid. ¡Otro día se abre paso! ¡A última hora he decidido escribir! ¿Cómo quedarme callada con todo esto que hemos experimentado en los últimos dos días? El "III Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa" ha superado mis expectativas...antes de llegar a esta hermosa ciudad pensaba que lo más importante que me llevaría, eran los temas relacionados con nuevas tendencias tecnológicas para hacer de mi blog un espacio más efectivo, para llegar más y mejor. Sin embargo, nuevamente, el Espíritu Santo... (Seguir leyendo)

9 de octubre de 2013

Me Encomendé Mucho A Mi Padre Y Señor San José

Las relaciones personales de Santa Teresa con san José son algo realmente extraordinario a lo largo de toda su vida. Para ella es el fundador de sus conventos. Se lo debe todo a san José y San José debe a santa Tersa más que a nadie su gloria sobre la tierra. Yo solo me voy a fijar ahora en lo que la santa nos dice en el capítulo 6 de la Vida de su experiencia de san José, que as algo realmente extraordinario y desde que escribe la Vida le quedan todavía 17 años de vida. Para mi este capítulo es el mejor panegírico que se ha escrito de San José por estar escrito desde la propia experiencia y con el corazón., citado y recordado luego por la mayoría de los predicadores españoles.

Santa Teresa es devota de san José desde su niñez, Se lo enseñó su madre y, sin duda, leyó la vida de San José en la Leyenda de oro El hecho es que cuando entró en la Encarnación a sus 20 años esta devoción al santo Patriarca tiene una profundidad y una intimidad extraordinarias. Por su devoción y fe en San José se le encomienda en la gravísima enfermedad que la tuvo a las puertas de la muerte y cuya curación compara a una resurrección ¿Por qué se encomienda precisamente a san José? Por la fe que tiene en él y por esa grandísima confianza en su amor y poder San José le libra de la enfermedad. “como me vi…cual me habían dejado los médicos de la tierra, determiné acudir a los del cielo para que me sanasen” (V 6,5) “Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y encomendéme mucho a él” (V 6,6)

Fruto de esta ciega confianza que le llevó a encomendarse mucho a él, “vi claro que así de esta necesidad, como de otras mayores de honra y pérdida de alma,  este padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir.. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo; de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el  Señor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra, que como tenía nombre de padre –siendo ayo-  le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide”(V 6,6) Y esto lo corrobora con el ejemplo de otras personas que  a indicación de ella se encomendaron al Santo Patriarca. Esto han visto otras algunas personas a quien yo decía se encomendasen a él, también por experiencia; y así muchas que le son devotas de nuevo,  experimentan esta verdad… No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios que no la vea más aprovechada en la virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan.” Y vuelve a su caso particular: “Paréceme ha algunos años que cada año en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío” (V 6,7).

Bellísimo texto desde la experiencia sobre el poder de su padre y señor san José en todas las necesidades para rodas las personas, y practicísimo y consolador y creador de confianza en el poder y bondad del santo Patriarca, que por eso nos invita ella misma  desde su experiencia: “Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios” (V 6,7).

Hay que leer muy despacio este panegírico de Santa Tersa sobre san José desde su propia experiencia y meditarlo en el corazón y encomendarnos muy mucho a este glorioso santo en todas nuestras necesidades y hacerle  grandes y pequeños servicios.


                                                           P. RománLlamas, ocd

8 de octubre de 2013

Crónica del III Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa. P. Jose Antonio Medina

Queridos amigos y hermanos del blog: les presento la crónica informativa del "III Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa" en el Telediario de la 1 de Televisión Española, del pasado sábado 5 de octubre, en la emisión de las 21:00 hs.

Este encuentro, en el cual participé invitado para presentar mi libro "Francisco, el Papa de todos", se realizó del 4 al 6 de octubre de 2013 en Valladolid (España), y fue iluminado por el pasaje de la Sagrada Escritura que dice: "Creí, por eso hablé" (2 Cor 4, 13).

"Blogueros con el Papa" es una asociación y plataforma multimedial que persigue como finalidad... Seguir leyendo

6 de octubre de 2013

2 de octubre de 2013

Santa Teresita, Gran Devota De San José

Ayer celebramos la Fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia, en la que enseña especialmente la ciencia del amor: en el corazón de mi Madre la Iglesia yo seré el amor; así lo seré todo.

 Es una gran devota de San José. El comienzo de su vida está marcado por la protección singular de San José. A los dos meses de vida se negó a tomar la leche de la nodriza hasta tal punto que estaba a punto de morir. Su madre, al ver la situación crítica, se puso de rodillas ante la imagen de San José que estaba en la habitación y le pidió con confianza que la pequeña se curase, hecha un mar de lágrimas.. San José la escuchó y la niña se curó milagrosamente. Siempre en la familia la curación de la niña Teresa fue tenida como un milagro de San José, y como milagro se lo contaron a la niña, cuando tuvo uso de razón, lo que le hizo cobrar una gran devoción al Santo que ayuda en todas las necesidades Esa imagen, cuando Paulina entró en el Carmelo, la llevo Teresita a su habitación.

 Antes de emprender  la peregrinación a Roma a sus trece años para celebrar las bodas de oro sacerdotales del Papa León XIII,  hizo esta oración a San José: “Rogué también a San José que velara por mí. Desde mi niñez le tenía una devoción que se confundía con mi amor la Virgen Santísima. Todos los día le rezaba la oración a San José: Padre y protector de las vírgenes” (MA 57r).

A sus trece años, cuando les mandaron en el Colegio hacer un ejercicio de redacción, ella lo dedicó a san José, explicando estas ideas sobre él: su vida y sus méritos incontables, era un hombre justo y temeroso de Dios, su vida se vela en el silencio, porque sus obras fueron solo para Jesús, nunca le pareció duro hacer la voluntad de Dios y con prontitud, como en la huida a Egipto.

Dejando otros hechos, en los que aparece su devoción al santo Patriarca: visita a la casa de Loreto, y ya en el Carmelo, el amor y devoción con que celebraba sus fiestas, especialmente la de San José, la transferencia que hizo León XIII de la potestad de las prioras a los confesores para autorizar la comunión  con más frecuencia, que Santa Teresita atribuyó  a san José, los testimonios en la causa de canonización que hablan de su viva devoción a san José, pasamos a los meses de su enfermedad (mayo- septiembre). Poco antes de llevarla a la enfermería, la Madre Inés la sorprende echando flores al san José del jardín. ¿Lo hace para pedirle algo?  No, lo hago para gradarle

El 24 de agosto  la Madre Inés recoge algo de lo que le oyó de la Sagrada Familia, y es una lástima  que no pudiese recogerlo todo. “¿Y san José? ¡Cuánto lo quiero!... lo veo cepillando y después secarse la frente de vez en cuando ¡Qué lástima me da de él! ¡Qué sencilla me parece debió ser la vida de los Tres!...Lo que me hace mucho bien, cuando pienso en la Sagrada Familia,  es imaginármelos levando una vida totalmente ordinaria

 Sobre la Sagrada Familia  habla en la Recreación 6La huida a Egipto. Describe a san José en todo su realismo: un trabajador asalariado que tiene que soportar los caprichos de los ricos patronos, las irregularidades de un jornal arbitrario, y el peligro del  desempleo. San José trabaja animado por el “coraje de hacerlo por Jesús y por María”…, vuelve gozoso de su fatiga porque sabe que “a la noche, cuando vuelva al hogar una caricia de Jesús, una sola de sus miradas –confía a su esposa- me hace olvidar los afanes de la jornada” y el poder abrazarlo y estrecharlo contra mi corazón


  Con su sencillez de corazón y sabiduría de Doctora, cómo nos enseña santa Teresita del Niño Jesús a ser auténticos devotos de san José.