29 de diciembre de 2010

Mensaje de Navidad de Benedicto XVI


“¿Qué busca nuestro corazón si no una Verdad que sea Amor?”

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 25 diciembre 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje navideño que dirigió a mediodía Benedicto XVI desde el balcón de la fachada de la Basílica de San Pedro del Vaticano antes de impartir la bendición "Urbi et Orbi".
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"Verbum caro factum est" - "El Verbo se hizo carne" (Jn 1,14).

Queridos hermanos y hermanas que me escucháis en Roma y en el mundo entero, os anuncio con gozo el mensaje de la Navidad: Dios se ha hecho hombre, ha venido a habitar entre nosotros. Dios no está lejano: está cerca, más aún, es el "Emmanuel", el Dios-con-nosotros. No es un desconocido: tiene un rostro, el de Jesús.

Es un mensaje siempre nuevo, siempre sorprendente, porque supera nuestras más audaces esperanzas. Especialmente porque no es sólo un anuncio: es un acontecimiento, un suceso, que testigos fiables han visto, oído y tocado en la persona de Jesús de Nazaret. Al estar con Él, observando lo que hace y escuchando sus palabras, han reconocido en Jesús al Mesías; y, viéndolo resucitado después de haber sido crucificado, han tenido la certeza de que Él, verdadero hombre, era al mismo tiempo verdadero Dios, el Hijo unigénito venido del Padre, lleno de gracia y de verdad (cf. Jn1,14).

"El Verbo se hizo carne". Ante esta revelación, vuelve a surgir una vez más en nosotros la pregunta: ¿Cómo es posible? El Verbo y la carne son realidades opuestas; ¿cómo puede convertirse la Palabra eterna y omnipotente en un hombre frágil y mortal? No hay más que una respuesta: el Amor. El que ama quiere compartir con el amado, quiere estar unido a él, y la Sagrada Escritura nos presenta precisamente la gran historia del amor de Dios por su pueblo, que culmina en Jesucristo.

En realidad, Dios no cambia: es fiel a sí mismo. El que ha creado el mundo es el mismo que ha llamado a Abraham y que ha revelado el propio Nombre a Moisés: Yo soy el que soy... el Dios de Abraham, Isaac y Jacob... Dios misericordioso y piadoso, rico en amor y fidelidad (cf. Ex 3,14-15; 34,6). Dios no cambia, desde siempre y por siempre es Amor. Es en sí mismo comunión, unidad en la Trinidad, y cada una de sus obras y palabras tienden a la comunión. La encarnación es la cumbre de la creación. Cuando, por la voluntad del Padre y la acción del Espíritu Santo, se formó en el regazo de María Jesús, Hijo de Dios hecho hombre, la creación alcanzó su cima. El principio ordenador del universo, el Logos, comenzó a existir en el mundo, en un tiempo y en un lugar.

"El Verbo se hizo carne". La luz de esta verdad se manifiesta a quien la acoge con fe, porque es un misterio de amor. Sólo los que se abren al amor son cubiertos por la luz de la Navidad. Así fue en la noche de Belén, y así también es hoy. La encarnación del Hijo de Dios es un acontecimiento que ha ocurrido en la historia, pero que al mismo tiempo la supera. En la noche del mundo se enciende una nueva luz, que se deja ver por los ojos sencillos de la fe, del corazón manso y humilde de quien espera al Salvador. Si la verdad fuera sólo una fórmula matemática, en cierto sentido se impondría por sí misma. Pero si la Verdad es Amor, pide la fe, el 'sí' de nuestro corazón”.

Y, en efecto, ¿qué busca nuestro corazón si no una Verdad que sea Amor? La busca el niño, con sus preguntas tan desarmantes y estimulantes; la busca el joven, necesitado de encontrar el sentido profundo de la propia vida; la busca el hombre y la mujer en su madurez, para orientar y apoyar el compromiso en la familia y en el trabajo; la busca la persona anciana, para dar cumplimiento a la existencia terrenal.

"El Verbo se hizo carne". El anuncio de la Navidad es también luz para los pueblos, para el camino conjunto de la humanidad. El "Emmanuel", el Dios-con-nosotros, ha venido como Rey de justicia y de paz. Su Reino -lo sabemos- no es de este mundo, sin embargo, es más importante que todos los reinos de este mundo. Es como la levadura de la humanidad: si faltara, desaparecería la fuerza que lleva adelante el verdadero desarrollo, el impulso a colaborar por el bien común, al servicio desinteresado del prójimo, a la lucha pacífica por la justicia. Creer en el Dios que ha querido compartir nuestra historia es un constante estímulo a comprometerse en ella, incluso entre sus contradicciones. Es motivo de esperanza para todos aquellos cuya dignidad es ofendida y violada, porque Aquel que ha nacido en Belén ha venido a liberar al hombre de la raíz de toda esclavitud.

Que la luz de la Navidad resplandezca de nuevo en aquella Tierra donde Jesús ha nacido e inspire a israelíes y palestinos a buscar una convivencia justa y pacífica. Que el anuncio consolador de la llegada del Emmanuel alivie el dolor y conforte en las pruebas a las queridas comunidades cristianas en Irak y en todo Oriente Medio, dándoles aliento y esperanza para el futuro, y animando a los responsables de las Naciones a una solidaridad efectiva para con ellas. Que se haga esto también en favor de los que todavía sufren por las consecuencias del terremoto devastador y la reciente epidemia de cólera en Haití. Y que tampoco se olvide a los que en Colombia y en Venezuela, como también en Guatemala y Costa Rica, han sido afectados por recientes calamidades naturales.

Que el nacimiento del Salvador abra perspectivas de paz duradera y de auténtico progreso a las poblaciones de Somalia, de Darfur y Costa de Marfil; que promueva la estabilidad política y social en Madagascar; que lleve seguridad y respeto de los derechos humanos en Afganistán y Pakistán; que impulse el diálogo entre Nicaragua y Costa Rica; que favorezca la reconciliación en la Península coreana.

Que la celebración del nacimiento del Redentor refuerce el espíritu de fe, paciencia y fortaleza en los fieles de la Iglesia en la China continental, para que no se desanimen por las limitaciones a su libertad de religión y conciencia y, perseverando en la fidelidad a Cristo y a su Iglesia, mantengan viva la llama de la esperanza. Que el amor del "Dios con nosotros" otorgue perseverancia a todas las comunidades cristianas que sufren discriminación y persecución, e inspire a los líderes políticos y religiosos a comprometerse por el pleno respeto de la libertad religiosa de todos.

Queridos hermanos y hermanas, "el Verbo se hizo carne", ha venido a habitar entre nosotros, es el Emmanuel, el Dios que se nos ha hecho cercano. Contemplemos juntos este gran misterio de amor, dejémonos iluminar el corazón por la luz que brilla en la gruta de Belén. ¡Feliz Navidad a todos!

27 de diciembre de 2010

EL PAPA NOS INFORMA

   

PÁGINA INFORMATIVA SEMANAL SOBRE LAS ACTIVIDADES Y LOS MENSAJES DEL PAPA

Año 11, No. 31 - Del 20 al 26 de Diciembre de 2010.
LAS PRINCIPALES ACTIVIDADES DEL PAPA


Lunes 20: El Santo Padre dirigió un discurso a los cardenales, arzobispos y obispos, representantes de la curia roma, con motivo de las fiestas navideñas.

Martes 21: El Papa Benedicto aceptó la renuncia del obispo Francisco C. San Diego al gobierno pastoral de la diócesis de Pasig (Filipinas) por límite de edad.

Miércoles 22: Durante la catequesis de la audiencia general en el Aula Paulo VI, el Vicario de Cristo habló sobre la espera gozosa como la actitud de los cristianos en los días que preceden la navidad.

Jueves 23: Su Santidad Benedicto XVI nombró a Mons. William Slattery como arzobispo metropolitano de Pretoria y ordinario militar para Sudáfrica.

Viernes 24: El Papa Benedicto presidió la misa de Nochebuena en la Basílica Vaticana.

Sábado 25: El Vicario de Cristo impartió la bendición “Urbi et Orbi” desde el balcón central de la Basílica Vaticana al medio día.

Domingo 26: El Santo Padre, ofició la misa en la fiesta de la Sagrada Familia.


LA VOZ DEL PAPA

Tenemos que acostumbrarnos a percibir a Dios: “También aquí hay una idea central muy bella de san Ireneo: tenemos que acostumbrarnos a percibir a Dios. Dios está normalmente alejado de nuestra vida, de nuestras ideas, de nuestro actuar. Ha venido junto a nosotros y tenemos que acostumbrarnos a estar con Dios. Y, audazmente, Ireneo se atreve a decir que también Dios tiene que acostumbrarse a estar con nosotros y en nosotros. Y que Dios quizás debería acompañarnos en Navidad, acostumbrarnos a Dios, como Dios se tiene que acostumbrar a nosotros, a nuestra pobreza y fragilidad. La venida del Señor, por ello, no puede tener otro objetivo que el de enseñarnos a ver y a amar los acontecimientos, el mundo y todo lo que nos rodea, con los mismos ojos de Dios. El Verbo hecho niño nos ayuda a comprender el modo de actuar de Dios, para que seamos capaces de dejarnos transformar cada vez más por su bondad y por su infinita misericordia” (Audiencia General, miércoles 22 de diciembre de 2010).

Debemos imitar a Dios: “Nos aparecen algunas ideas preferidas de san Ireneo, que Dios con el Niño Jesús nos llama a la semejanza consigo mismo. Vemos cómo es Dios. Y así nos recuerda que deberíamos ser semejantes a Dios. Y que debemos imitarlo. Dios se ha entregado, Dios se ha entregado en nuestras manos. Debemos imitar a Dios. Y finalmente la idea de que así podemos ver a Dios. Una idea central de san Ireneo: el hombre no ve a Dios, no puede verlo, y así está en la oscuridad sobre la verdad, sobre sí mismo. Pero el hombre, que no puede ver a Dios, puede ver a Jesús. Y así ve a Dios, así empieza a ver la verdad, así empieza a vivir” (Audiencia General, miércoles 22 de diciembre de 2010).

El que ama quiere compartir con el amado: “El Verbo se hizo carne. Ante esta revelación, vuelve a surgir una vez más en nosotros la pregunta: ¿Cómo es posible? El Verbo y la carne son realidades opuestas; ¿cómo puede convertirse la Palabra eterna y omnipotente en un hombre frágil y mortal? No hay más que una respuesta: el Amor. El que ama quiere compartir con el amado, quiere estar unido a él, y la Sagrada Escritura nos presenta precisamente la gran historia del amor de Dios por su pueblo, que culmina en Jesucristo” (Mensaje navideño antes de impartir la bendición Urbi et orbi, 25 de diciembre de 2010).

Su Reino no es de este mundo: “El Verbo se hizo carne. El anuncio de la Navidad es también luz para los pueblos, para el camino conjunto de la humanidad. El "Emmanuel", el Dios-con-nosotros, ha venido como Rey de justicia y de paz. Su Reino -lo sabemos- no es de este mundo, sin embargo, es más importante que todos los reinos de este mundo. Es como la levadura de la humanidad: si faltara, desaparecería la fuerza que lleva adelante el verdadero desarrollo, el impulso a colaborar por el bien común, al servicio desinteresado del prójimo, a la lucha pacífica por la justicia. Creer en el Dios que ha querido compartir nuestra historia es un constante estímulo a comprometerse en ella, incluso entre sus contradicciones. Es motivo de esperanza para todos aquellos cuya dignidad es ofendida y violada, porque Aquel que ha nacido en Belén ha venido a liberar al hombre de la raíz de toda esclavitud” (Mensaje navideño antes de impartir la bendición Urbi et orbi, 25 de diciembre de 2010).

Ha quedado suspendida la distancia infinita entre Dios y el hombre: “Por eso, el cumplimiento de la palabra que da comienzo en la noche de Belén es a la vez inmensamente más grande y -desde el punto de vista del mundo- más humilde que lo que la palabra profética permitía intuir. Es más grande, porque este niño es realmente Hijo de Dios, verdaderamente «Dios de Dios, Luz de Luz, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre». Ha quedado superada la distancia infinita entre Dios y el hombre. Dios no solamente se ha inclinado hacia abajo, como dicen los Salmos; Él ha «descendido» realmente, ha entrado en el mundo, haciéndose uno de nosotros para atraernos a todos a sí. Este niño es verdaderamente el Emmanuel, el Dios-con-nosotros. Su reino se extiende realmente hasta los confines de la tierra. En la magnitud universal de la santa Eucaristía, Él ha hecho surgir realmente islas de paz. En cualquier lugar que se celebra hay una isla de paz, de esa paz que es propia de Dios. Este niño ha encendido en los hombres la luz de la bondad y les ha dado la fuerza de resistir a la tiranía del poder. Él construye su reino desde dentro, partiendo del corazón, en cada generación” (Homilía en la misa de Nochebuena, 24 de diciembre de 2010).

La Sagrada Familia: “"En la fiesta de la Sagrada Familia, contemplamos el misterio del Hijo de Dios que vino al mundo rodeado del afecto de María y de José. Invito a las familias cristianas a mirar con confianza el hogar de Nazaret, cuyo ejemplo de vida y comunión nos alienta a afrontar las preocupaciones y necesidades domésticas con profundo amor y recíproca comprensión.” (Ángelus, 26 de diciembre de 2010).

INTERESANTE


1. Benedicto XVI no cambió la doctrina moral de la Iglesia sobre el condón, aclara nota del Vaticano

Tras la polémica por las tergiversaciones de un sector de la prensa sobre un extracto del libro-entrevista del Papa Benedicto XVI "Luz del Mundo" difundido por L´Osservatore Romano, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) explica hoy que el Santo Padre no ha cambiado la doctrina de la Iglesia sobre el condón y reitera que en el caso de la prostitución su uso no legitima los preservativos sino que muestra un primer paso en la toma de conciencia hacia la responsabilidad.


2. Mayoría de brasileños defienden la vida y rechazan el aborto

En un artículo titulado "La Navidad y la Vida", el Arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani João Tempesta, recordó que el 82 por ciento de brasileños defiende la vida ante el aborto, tal como lo constató una encuesta del Instituto Vox Populi, publicada a inicios de este mes.

3. La familia es comunidad de vida y amor abierta a la fecundidad

El Arzobispo de Barcelona, Cardenal Lluís Martínez Sistach, en el "clima gozoso y familiar" de la Navidad, recuerda que el matrimonio y la familia son una "comunidad de vida y de amor abierta a la fecundidad”, cuya fuente es Dios mismo.

Diego Calderón, LC (Con informaciones del Vatican Information Service). Si deseas comunicarte con el padre Diego Calderón, envía un mensaje a: equipogama@arcol.org


SUGERENCIAS PARA LA ACCIÓN
Proponer la realización, con el apoyo y el consentimiento de mi párroco, de una tarde de convivencia con aquellas personas que se encuentran solas en las calles para animarles a recibir con fe y esperanza el nuevo año.

Oración por el Papa

Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa. En él tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica. Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Así sea.

24 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD

Sólo de Belén nacerá la LUZ

BLOGUEROS CON EL PAPA LES DESEA FELIZ NAVIDAD
Felicitación Bloguera al Papa from sietefm on Vimeo.

Quienquiera que seas,
detente un momento ante esa cueva.
¿Ves ese niño indefenso?
Es Dios, es el único Redentor.
Es para ti.

Si te sientes muy pecador...
Él te dice que tienes perdón.
Si estás muy desesperado...
Él te ofrece la alegría de vivir.

Si eres pobre...
piensa que Él es más pobre que tú
y que es pobre por ti.

Si crees que no hay camino para encontrar la paz...
El es el Camino.

Si crees que todo es farsa y mentira
en la vida y en la sociedad...
Él es la Verdad.

Si crees que la vida no tiene sentido ni valor...
Recuerda que Él es la Vida.

Tú que te has detenido ante muchos palacios,
y tiendas, y salas de fiestas,
sin encontrar lo que buscas...
nada pierdes con intentar
comprar a ese Niño el amor,
la vida y la paz.
Y Él a cambio te pide
una pequeña limosna de amor.

Cada año vuelve a nacer donde le dejan
y vuelve a pasar frío, mucho frío en tantos corazones;
pero queda compensado por el calor y el cariño
de unos pocos que le aman con locura.

¿Qué le ofrezco yo en esta Noche Buena?
¿Unas pajas, un poquito de cariño,
el rescoldo de un viejo amor?
Voy a entrar a esa cueva de rodillas,
voy a besar ese pesebre y esas pajas.. .

El Amor se hizo pequeño,
se hizo débil, se hizo tierno,
se hizo carne,
carne como la nuestra,
carne que llora y sufre y tiene frío,
pero carne de amor: Dios es Amor Encarnado.

Dios es un Niño que ríe, que ríe contigo.
Dios es un Niño que llora, que llora por ti.
Dios es un Niño que ama,
que te ama con un corazón de niño,
y con la fuerza de un Dios.
(P. Mariano de Blas LC|Fuente: Catholic. Net

 Pensamiento del Papa para la Navidad emitido por la BBC


“Dios nos sorprende al cumplir sus promesas”


CIUDAD DEL VATICANO, viernes 24 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Por su indudable interés, ofrecemos a continuación la transcripción del mensaje radiofónico de Navidad del Papa Benedicto XVI, que ha sido emitido esta mañana a las 7:45 (hora de Londres) en el programa "Thought for the day" ("Pensamiento para el día"), del canal Radio 4 de la cadena pública británica BBC.
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Recordando con gran cariño mi visita de cuatro días al Reino Unido el pasado mes de septiembre, me alegro de tener la oportunidad de saludaros una vez más, y también de saludar a los oyentes en todas partes, mientras nos preparamos para el nacimiento de Cristo.

Nuestros pensamientos vuelven a ese momento en la historia en que el pueblo elegido por Dios, los hijos de Israel, vivían en intensa expectación. Ellos esperaban al Mesías que Dios prometió enviar, y lo imaginaron como un gran líder que les rescataría de la dominación extranjera y restauraría su libertad.

Dios es siempre fiel a sus promesas, pero a menudo nos sorprende en la forma en que las cumple. El niño que nació en Belén iba a traer la liberación, pero no sólo para el pueblo de ese momento y lugar – el iba a ser el Salvador de todos los pueblos en todo el mundo y en toda la historia. Y no era una liberación política lo que el traía, conseguida a través de medios militares: al contrario, Cristo destruyó la muerte para siempre y restauró la vida utilizando como medio su vergonzosa muerte en la Cruz. Y aunque había nacido en la pobreza y en la oscuridad, lejos de los centros de poder de la tierra, no era otro que el Hijo de Dios. Por amor a nosotros, tomó sobre sí nuestra condición humana, nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad, y nos abrió el camino que conduce a la plenitud de la vida, a participar en la vida de Dios mismo. Mientras consideramos este gran misterio en nuestros corazones estas Navidades demos gracias a Dios por su bondad con nosotros, y proclamemos gozosamente a quienes nos rodean la buena noticia de que Dios nos ofrece liberarnos de todo lo que nos oprime; nos da la esperanza, nos da la vida.

Queridos amigos de Escocia, Inglaterra y Gales, y también de todas partes del mundo de habla inglesa. Quiero que sepáis que os llevaré mucho en mis oraciones durante este tiempo de Navidad. Rezo por vuestras familias, por vuestros niños, por quienes están enfermos, y por todos los que están pasando cualquier tipo de dificultad en este tiempo. Rezo especialmente por los ancianos y por todos los que se acercan al final de sus vidas. Pido a Cristo, luz de las naciones, que disipe toda oscuridad que pueda haber en vuestras vidas y que os conceda a cada uno de vosotros la gracia de una tranquila y gozosa Navidad.
¡Que Dios os bendiga!

22 de diciembre de 2010

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA


Benedicto XVI: la Navidad, el “lugar” donde todo empezó


Hoy en la audiencia general

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy a los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la audiencia general.
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Queridos hermanos y hermanas
Con esta última audiencia antes de las fiestas de Navidad, nos acercamos, temblorosos y llenos de asombro, al “lugar” donde todo comenzó por nosotros y por nuestra salvación, donde todo encontró su cumplimiento, allí donde se encontraron y se entrecruzaron las esperanzas del mundo y del corazón humano con la presencia de Dios.

Podemos ya desde ahora pregustar la alegría por esa pequeña luz que se entrevé, que desde la gruta de Belén comienza a irradiarse en el mundo. En el camino del Adviento, que la liturgia nos ha invitado a vivir, se nos ha acompañado para acoger con disponibilidad y reconocimiento el gran Acontecimiento de la venida del Salvador y para contemplar maravillados su entrada en el mundo.

La esperanza gozosa, característica de los días que preceden la Santa Navidad, es ciertamente la actitud fundamental del cristiano que desea vivir con fruto el renovado encuentro con Aquel que viene a habitar en medio de nosotros: Cristo Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Volvemos a encontrar esta disposición del corazón,y la hacemos nuestra, en aquellos que en primer lugar acogieron la venida del Mesías: Zacarías e Isabel, los pastores, el pueblo sencillo, y especialmente María y José, los cuales probaron en primera persona el temblor, pero sobre todo el gozo por el misterio de este nacimiento.

Todo el Antiguo Testamento constituye una única gran promesa, que debía realizarse con la venida de un salvador poderoso. De ello da testimonio en particular el libro del profeta Isaías, el cual nos hablar de los sufrimientos de la historia y de toda la creación por una redención destinada a volver a dar nuevas energías y nueva orientación al mundo entero. Así, junto a la espera de los personajes de las Sagradas Escrituras, encuentra espacio y significado, a través de los siglos, también nuestra espera, la que en estos días estamos experimentando y la que nos mantiene en pie durante todo el camino de nuestra vida. Toda la existencia humana, de hecho, está animada por este profundo sentimiento, por el deseo de que lo más verdadero, lo más bello y lo más grande que hemos entrevisto e intuido con la mente y el corazón, pueda salir a nuestro encuentro y se haga concreto ante nuestros ojos y nos vuelva a levantar.
“He aquí que viene el Señor omnipotente: se llamará Enmanuel, Dios-con-nosotros” (Antífona de entrada, Santa Misa del 21 de diciembre). Con frecuencia, en estos días, repetimos estas palabras. En el tiempo de la liturgia, que vuelve a actualizar el Misterio, ya está a las puertas Aquel que viene a salvarnos del pecado y de la muerte, Aquel que, después de la desobediencia de Adán y Eva, nos vuelve a abrazar y abre para nosotros el acceso a la vida verdadera. Lo explica san Ireneo, en su tratado “Contra las herejías”, cuando afirma: “El Hijo mismo de Dios descendió 'en una carne semejante a la del pecado' (Rm 8,3) para condenar el pecado y, después de haberlo condenado, excluirlo completamente del género humano. Llamó al hombre a la semejanza consigo mismo, lo hizo imitador de Dios, lo encaminó en el camino indicado por el Padre para que pudiese ver a Dios, y le diese en don al mismo Padre” (III, 20, 2-3). 

Nos aparecen algunas ideas preferidas de san Ireneo, que Dios con el Niño Jesús nos llama a la semejanza consigo mismo. Vemos cómo es Dios. Y así nos recuerda que deberíamos ser semejantes a Dios. Y que debemos imitarlo. Dios se ha entregado, Dios se ha entregado en nuestras manos. Debemos imitar a Dios. Y finalmente la idea de que así podemos ver a Dios. Una idea central de san Ireneo: el hombre no ve a Dios, no puede verlo, y así está en la oscuridad sobre la verdad,sobre sí mismo. Pero el hombre, que no puede ver a Dios, puede ver a Jesús. Y así ve a Dios, así empieza a ver la verdad, así empieza a vivir.

El Salvador, por tanto, viene para reducir a la impotencia la obra del mal y todo aquello que aún puede mantenernos alejados de Dios, para restituirnos al antiguo esplendor y a la paternidad primitiva. Con su venida entre nosotros, Él nos indica y nos asigna también una tarea: precisamente la de ser semejantes a Él y de tender a la verdadera vida, de llegar a la visión de Dios en el rostro de Cristo. De nuevo san Ireneo afirma: “El Verbo de Dios puso su morada entre los hombres y se hizo Hijo del hombre, para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a poner su morada en el hombre según la voluntad del Padre. Por esto, Dios nos dio como 'signo' de nuestra salvación a aquel que, nacido de la Virgen, es el Enmanuel” (ibidem). También aquí hay una idea central muy bella de san Ireneo: tenemos que acostumbrarnos a percibir a Dios.Dios está normalmente alejado de nuestra vida, de nuestras ideas, de nuestro actuar. Ha venido junto a nosotros y tenemos que acostumbrarnos a estar con Dios. Y, audazmente, Ireneo se atreve a decir que también Dios tiene que acostumbrarse a estar con nosotros y en nosotros. Y que Dios quizás debería acompañarnos en Navidad, acostumbrarnos a Dios, como Dios se tiene que acostumbrar a nosotros, a nuestra pobreza y fragilidad. La venida del Señor, por ello, no puede tener otro objetivo que el de enseñarnos a ver y a amar los acontecimientos, el mundo y todo lo que nos rodea, con los mismos ojos de Dios. El Verbo hecho niño nos ayuda a comprender el modo de actuar de Dios, para que seamos capaces de dejarnos transformar cada vez más por su bondad y por su infinita misericordia.

En la noche del mundo, dejémonos aún sorprender e iluminar por este acto de Dios, que es totalmente inesperado: Dios se hace Niño. Dejémonos sorprender, iluminar por la Estrella que inundó de alegría el universo. Que el Niño Jesús, al llegar a nosotros, no nos encuentre sin preparar, empeñados solo a hacer más bella y atrayente la realidad exterior. Que el cuidado que ponemos en hacer más resplandecientes nuestras calles y nuestras casas nos impulse aún más a predisponer nuestra alma para encontrarnos con Aquel que vendrá a visitarnos. Purifiquemos nuestra conciencia y nuestra vida de lo que es contrario a esta venida: pensamientos, palabras, actitudes y obras, impulsándonos a hacer el bien y a contribuir a realizar en este mundo nuestro la paz y la justicia para todo hombre y a caminar así al encuentro del Señor.

Signo característico del tiempo navideño es el belén. También en la Plaza de San Pedro, según la costumbre, está casi preparado y se asoma idealmente sobre Roma y sobre el mundo entero, representando la belleza del Misterio de Dios que se hizo hombre y puso su tienda en medio de nosotros (cfr Jn 1,14). El belén es expresión de nuestra espera, de que Dios se acerque a nosotros, de que Jesús se acerque a nosotros, pero también de la acción de gracias a Aquel que decidió compartir nuestra condición humana, en la pobreza y en la sencillez. Me alegro porque permanece viva, e incluso se está redescubriendo, la tradición de preparar el belén en las casas, en los lugares de trabajo, en los lugares de encuentro. Que este testimonio genuino de fe cristiana pueda ofrecer también hoy para todos los hombres de buena voluntad un icono sugerente del amor infinito del Padre hacia todos nosotros. Que los corazones de los niños y de los adultos puedan aún sorprenderse ante él.

Queridos hermanos y hermanas, que la Virgen María y san José nos ayuden a vivir el Misterio de la Navidad con gratitud renovada al Señor. En medio de la frenética actividad de nuestros días, que este tiempo nos dé un poco de calma y de alegría y nos haga tocar con la mano la bondad de nuestro Dios, que se hace Niño para salvarnos y dar nuevo aliento y nueva luz a nuestro camino. Este es mi deseo para una santa y feliz Navidad: lo dirijo con afecto a todos vosotros aquí presentes, a vuestros familiares, en particular a los enfermos y a los que sufren, como también a vuestras comunidades y a vuestros seres queridos.

[En español dijo]
Saludo a los grupos de lengua española, en particular a los peregrinos de Alange y Córdoba, así como a los demás fieles provenientes de España, México y otros países latinoamericanos. Deseo a todos una feliz Navidad y os invito a preparar vuestro corazón para recibir al Niño Jesús. Que la Virgen María y San José nos ayuden a vivir el Misterio de este tiempo santo con renovada gratitud al Señor, ofreciendo a los demás paz y alegría. Muchas gracias.

Abecedario para la Navidad


(Autor anónimo)


Alabado seas, mi Señor Jesús, por hacerte uno de nosotros.
Buscaba tu rostro en las alturas, y lo encontré aquí, abajo.
Con la llegada de la Navidad mi espíritu se regocija: ¡Tú nos visitas!
Charlar más de Ti es lo que quiero, que todos sepan de tu Encarnación.
Dar a conocer tu venida... ¿qué mejor noticia puedo dar estos días?
El mundo te ha olvidado; creyendo serlo, no es feliz.
Felicidad verdadera sólo se halla en Ti.
Giran los hombres en torno al consumo, buscan la plenitud comprando.
Hacen de su vida un almacén que no acaba nunca de llenarse.
Insisten en lo externo, pero se quedan vacíos de Dios.
Juzgan que la apariencia es lo que vale, y se olvidan de amarte.
Kilos... ¡no!, toneladas de amor nos das, y poco recibes a cambio.
Libre es el hombre de responder a ese amor, ¿pero se sabe amado?
Llámalo, Señor, hazle saber de tu existencia.
Míralo con ojos de bondad, ¡que todos conozcan tu salvación!
Nadie quede ajeno a la Gran Noticia, nadie se apoque al anunciarla.
Ñoñerías fuera: es tiempo de gritar tu Nacimiento.
Obséquianos, Dios nuestro, con el don de la valentía
Para que no nos avergüence decir que la Navidad eres Tú,
Que el ruido y el mercantilismo sólo son saturación de los sentidos.
Restaura en todos nosotros la percepción de la trascendencia.
Somos seres creados a tu imagen, ¿cómo es que lo hemos olvidado?
Ten misericordia de nosotros para que no volvamos a perderte de vista.
Únenos a Ti; haznos partícipes de tu vida divina.
Vida, sí, vida verdadera contigo, es lo que necesitamos.
Y hoy te ruego por mis hermanos, para que la reciban. Señor, allana la
Zanja que hemos cavado y que nos separa de tu presencia salvadora.
 

¡DESDE MÉXICO LES DESEO A TODOS UNA MUY FELIZ Y SANTA NAVIDAD!

¡QUE SEAMOS DÓCILES Y DEJEMOS NACER A JESÚS EN NUESTRO CORAZÓN!

20 de diciembre de 2010

San José hombre justo y fiel.


Transcribo la exhortación que nos hace el Papa, para que reflexionemos en la figura de San José, este siervo de Dios que permaneció oculto, al menos no nos lo muestra mucho los evangelios, pero que es nada más y nada menos a quien Dios le confío a su Hijo aquí en la tierra.
La reflexión la dirigió el Papa ayer Domingo 19 de diciembre antes de hacer la oración del Angelus en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

¡Queridos hermanos y hermanas!

En este cuarto domingo de Adviento el Evangelio de san Mateo nos narra cómo sucede el nacimiento de Jesús, desde el punto de vista de San José.

Él era el prometido de María, la cual “antes de que vivieran juntos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo” (Mt 1,18).

El Hijo de Dios, realizando una antigua profecía (cf. Is 7,14), se hace hombre en el seno de una virgen, y ese misterio manifiesta a la vez el amor, la sabiduría y el poder de Dios a favor de la humanidad herida por el pecado. San José es presentado como hombre “justo” (Mt 1,19), fiel a la ley de Dios, disponible a cumplir su voluntad. Por eso entra en el misterio de la Encarnación después de que un ángel del Señor, apareciéndosele en sueños, le anuncia: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,20-21).

Abandonado el pensamiento de repudiar en secreto a María, la toma consigo, porque ahora sus ojos ven en ella la obra de Dios.

San Ambrosio comenta que “En José nos fue dada la amabilidad y la figura del justo, para hacer más digna su calidad de testimonio” (Exp. Ev. sec. Lucam II, 5: CCL 14,32-33). Él -prosigue Ambrosio- “no habría podido contaminar el templo del Espíritu Santo, la Madre del Señor, el seno fecundado por el misterio” (ibid., II, 6: CCL 14,33). A pesar de haber experimentado turbación, José actúa “como le había ordenado el ángel del Señor”, seguro de cumplir lo justo. También poniendo el nombre de “Jesús” a ese Niño que rige todo el universo, él se sitúa en las filas de los servidores humildes y fieles, parecidos a los ángeles y a los profetas, parecidos a los mártires y a los apóstoles -como cantan antiguos himnos orientales. San José anuncia los prodigios del Señor, dando testimonio de la virginidad de María, de la acción gratuita de Dios, y custodiando la vida terrena del Mesías. Veneremos por tanto al padre legal de Jesús (cf. CCC, 532), porque en él se perfila el hombre nuevo, que mira con fe y valentía al futuro, no sigue su propio proyecto, sino que se confía totalmente a la infinita misericordia de Aquel que realiza las profecías y abre el tiempo de la salvación.

Queridos amigos, a san José, patrono universal de la Iglesia, deseo confiar a todos los Pastores, exhortándoles a ofrecer “a los fieles cristianos y al mundo entero la humilde y cotidiana propuesta de las palabras y de los gestos de Cristo” (Carta Convocatoria del Año Sacerdotal).

Que nuestra vida pueda adherirse cada vez más a la Persona de Jesús, precisamente porque “Aquel que es el Verbo asume Él mismo un cuerpo, viene de Dios como hombre y atrae a sí a toda la existencia humana, la lleva al interior de la palabra de Dios” (Jesús de Nazaret, Milán 2007, 383). Invoquemos con fe a la Virgen María, la llena de gracia “adornada por Dios”, para que, en la próxima Navidad, nuestros ojos se abran y vean a Jesús, y el corazón se alegre en este admirable encuentro de amor.

[Después del Ángelus, saludó a los peregrinos en varias lenguas. En español, dijo:]

Saludo con afecto a los fieles de lengua española aquí presentes y a cuantos participan en esta oración mariana a través de los diversos medios de comunicación. En la proximidad de la Navidad, os invito a dirigir vuestra oración humilde y confiada al Niño Jesús, nacido de la Santísima Virgen, para que su luz oriente vuestras vidas y os llene de su amor y paz. Que impulsados por la docilidad de nuestra Madre del Cielo estemos siempre dispuestos a realizar en todo la voluntad del Señor, que nos llama y cuenta con cada uno de nosotros. Feliz domingo.

©Libreria Editrice Vaticana

18 de diciembre de 2010

MARÍA TRONO DE SABIDURÍA


Es el nombre de la imagen peregrina que llegará a las Universidades españolas.

El pasado jueves después de la celebración de Vísperas el Santo Padre entregó la imagen que ha recorrido varios paises Australia 2009, Camerún y Angola 2010.

La imagen se llama "Sedes Sapientiae" (Trono de sabiduría), el autor es el Sacerdote Jesuita Marko Iván Rupnik quien nació el 28 de noviembre de 1954 en Zadlog, Eslovenia, esta bella imagén fue donada por el Papa Juan Pablo II a la Pastoral Universitaria.

Con motivo de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid de 2011 el ícono lo tenían los jóvenes africanos y el Papa lo ha cedido a los jóvenes españoles que lo llevaran en peregrinación por sus universidades.

El Santo Padre ha dicho al entregar la imagen: "Comenzará así la peregrinación de esta imagen mariana por todas las universidades de España, un signo que nos orienta hacia el encuentro del próximo mes de agosto en Madrid" y concluyó "Con María, que nos precede en nuestro camino de preparación, os doy cita en Madrid y confío mucho en vuestro generoso y creativo compromiso".

PÁGINA INFORMATIVA SEMANAL SOBRE LAS ACTIVIDADES Y LOS MENSAJES DEL PAPA


Año 11, No. 29 - Del 6 al 12 de diciembre de 2010.

LAS PRINCIPALES ACTIVIDADES DEL PAPA


Lunes 6: Benedicto XVI recibió en audiencia al primer ministro de la República de Hungría, Viktor Orban, cuatro días después de que el nuevo embajador del país ante la Santa Sede, Gábor Győriványi, presentara sus Cartas Credenciales. Nombró dos consejeros de la Penitenciaría Apostólica: el profesor de Teología Moral de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz Enrique Colom, de la prelatura personal del Opus Dei, y el profesor de Teología Moral Fundamental de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma Paolo Carlotti, SDB. Nombró obispo ordinario militar para Polonia a monseñor Józef Guzdek, que era obispo auxiliar de Cracovia desde agosto de 2004. Aceptó la renuncia del obispo auxiliar de la diócesis alemana de Hildesheim, Mons. Hans-Georg Koitz y nombró para sustituirle en el cargo a Heinz-Günter Bongartz, director de “personal pastoral” de la curia episcopal y canónigo del capítulo de la catedral de la misma ciudad.

Martes 7:
El Papa Benedicto XVI nombró a Mons. Gerardo de Jesús Rojas López, como nuevo Obispo de Tabasco en México. Hasta el momento había sido Obispo de Nuevo Casas Grandes. La sede de Tabasco estaba vacante desde el pasado mes de abril, cuando el anterior obispo, Mons. Benjamín Castillo Plascencia, fue nombrado obispo de la también mexicana diócesis de Celaya.

Miércoles 8: Durante el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico que da a la Plaza de San Pedro, el Papa resaltó que la Inmaculada Concepción de la Virgen María muestra que el amor de Dios es más grande que cualquier mal y pecado del ser humano. En el homenaje a la Inmaculada en la Plaza de España, resaltó que el mensaje que la Virgen María nos viene a dar es el de la necesidad de abrirnos a la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas para alcanzar la salvación.

Jueves 9: Benedicto XVI, con representantes de la secretaría de Estado y del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, recibió en audiencia al pastor luterano Noruego Olav Fykse Tveit, y lo alentó en su misión asegurándole el apoyo de la Iglesia católica. Nombró a Mons. Vilmar Santir, como nuevo Obispo Prelado de Itaituba en Brasil. Sucede a Mons. Capistrano Francisco Heim, cuya renuncia al gobierno pastoral de la Prelatura de Itaituba fue aceptada por límite de edad.

Viernes 10: El Papa recibió en audiencia a la presidenta de la República de Lituania Dalia Grybauskaitė. Las familias y los jóvenes fueron los temas centrales de la conversación. Asistió a la segunda predicación del padre Raniero Cantalamessa con motivo del Adviento. Aprobó los decretos de reconocimiento de milagro, martirio y virtudes heroicas, de un beato y 15 siervos de Dios, tras la audiencia concedida al Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Angelo Amato. También aprobó un nuevo instituto religioso femenino llamado Iesu communio para la forma propia de vida de la comunidad de monjas de Lerma y La Aguilera, de la provincia española de Burgos. Ofreció sufragios por el eterno descanso de los 81 presos en la cárcel de San Miguel en Chile, tras el incendio ocurrido en este lugar el pasado miércoles 8 de diciembre.

Domingo 12: Durante su visita pastoral a la parroquia romana de San Maximiliano Kolbe el Papa Benedicto XVI señaló que ni las violentas revoluciones ni las grandes promesas cambian el mundo, sino la silenciosa luz de la verdad y el amor de Dios. Durante el Ángelus señaló que en la sociedad actual donde todo cambia y muta, solo la Palabra de Dios se mantiene inmutable, fortalece los corazones humanos y debe ser anunciada por todo cristiano.


LA VOZ DEL PAPA

Significado y mensaje de la Inmaculada Concepción “El misterio de la Inmaculada Concepción es fuente de luz interior, de esperanza y de consuelo. En medio de las pruebas de la vida, y especialmente de las contradicciones que experimenta el hombre en su interior y a su alrededor, María, Madre de Cristo, nos dice que la Gracia es más grande que el pecado, que la misericordia de Dios es más potente que el mal y sabe transformarlo en bien. Por desgracia, cada día, nosotros experimentamos el mal, que se manifiesta de muchas maneras en las relaciones y en los acontecimientos, pero que tiene su raíz en el corazón del hombre, un corazón herido, enfermo, incapaz de curarse por sí solo. La Sagrada Escritura nos revela que en el origen de todo mal se encuentra la desobediencia a la voluntad de Dios, y que la muerte ha dominado porque la libertad humana ha cedido a la tentación del Maligno. Pero Dios no desfallece en su designio de amor y de vida: a través de un largo y paciente camino de reconciliación, ha preparado la alianza nueva y eterna, sellada con la sangre de su Hijo, que para ofrecerse a sí mismo en expiación "nació de mujer" (Gálatas 4, 4). Esta mujer, la Virgen María, se benefició de manera anticipada de la muerte redentora de su Hijo y desde la concepción quedó preservada del contagio de la culpa. Por este motivo, con su corazón inmaculado, nos dice: confiad en Jesús, Él os salva” (Alocución durante el Ángelus en la Plaza de San Pedro, miércoles 8 de diciembre de 2010).

El “mensaje” de María “Es mucho más importante lo que recibimos de María, respecto a lo que le ofrecemos. Ella, de hecho, nos da un mensaje destinado a cada uno de nosotros, a la ciudad de Roma y al mundo entero. También yo, que soy el Obispo de esta Ciudad, vengo para ponerme a la escucha, no solo por mí, sino por todos. ¿Y qué nos dice María? Ella nos habla con la Palabra de Dios, que se hizo carne en su seno. Su “mensaje” no es otro que Jesús, Él que es toda su vida. Y gracias a Él y por Él que es la Inmaculada. Y como el Hijo de Dios se hizo hombre por nosotros, así también ella, la Madre, fue preservada del pecado por nosotros, por todos, como anticipo de la salvación de Dios para cada hombre. Así María nos dice que todos somos llamados a abrirnos a la acción del Espíritu Santo para poder llegar, en nuestro destino final, a ser inmaculados, plena y definitivamente libres del mal. Nos lo dice con su misma santidad, con una mirada llena de esperanza y de compasión" (Discurso del miércoles 8 de diciembre de 2010 durante el acto de veneración a la Inmaculada en la Plaza España).

La Palabra de Dios: brújula en las vicisitudes de la vida “Reposad vuestros corazones”, dice la Escritura. ¿Cómo podemos hacer esto? ¿Cómo podemos hacer más fuertes nuestros corazones, ya de por si frágiles e inestables por la cultura en la que estamos inmersos? El auxilio no nos falta: es la Palabra de Dios. En efecto, mientras todo pasa y cambia, la Palabra del Señor no pasa. Si las vicisitudes de la vida nos hacen sentir abatidos y parece que cae toda certeza, tenemos una brújula para encontrar la orientación, tenemos un todavía para no andar a la deriva. Y aquí el modelo que se nos ofrece es el de los profetas, es decir, aquellas personas que Dios ha llamado para que hablen en su nombre. El profeta encuentra su gozo y su fuerza en la Palabra del Señor, y mientras los hombres buscan continuamente la felicidad por los caminos que se revelan equivocados, él anuncia la verdadera esperanza, la que no desilusiona porque esta fundada sobre la fidelidad de Dios” (Ángelus del domingo 12 de diciembre de 2010).

INTERESANTE

1. Libertad Religiosa
El domingo 5 de diciembre se dio a conocer en Kajastán la declaración final de la Cumbre de Jefes de Gobierno de la OSCE (Organicación para la Seguridad y la Cooperación en Europa: Astana Commemorative Declaration. Towards a Common Security. El tema que aborda es la dignidad de las personas y la libertad religiosa como el centro de la seguridad global (Puntos 6 y 7 del documento). Varias ONG europeas la han acogido positivamente pero insisten en la necesidad de luchar específicamente contra la discriminación de los cristianos. Sobre todo en los 56 estados miembros. Además piden a la próxima presidencia lituana de la OSCE que pongan la preocupación por la discriminación contra los cristianos en la propuesta de plan de acción que se redactará en 2011, recordando la intervención del representante de la Santa Sede, el Card. Tarcicio Bertone.

2. El caso de Asia Bibi

En noviembre pasado, Asia Bibi fue sentenciada a muerte por un tribunal pakistaní, tras ser acusada falsamente de blasfemar contra el profeta Mahoma. Desde un inicio rechazó las acusaciones y denunció que es perseguida por ser cristiana. Esta madre de familia fue encontrada inocente hace unos días por un tribunal de Lahore. Recientemente, el Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Cardenal Jean-Louis Tauran, se reunió con el Presidente de Pakistán, Ali Zardari, y el ministro para las minorías religiosas, Shahbaz Bhatti, con quienes trató el caso. El ministro Bhatti señaló que es necesario esperar algunas semanas para que el presidente Zardari conceda el indulto a Asia Bibi, lo que sucedería siempre y cuando la Alta Corte de Lahore no anule antes la condena. Ante la posibilidad de un eventual indulto a Asia Bibi por parte del presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, el líder musulmán Moulana Yousaf Qureshi ofreció casi seis mil dólares a aquel "seguidor leal de Mahoma" que la decapite. CNN informó que, además de ofrecer la recompensa, equivalente a más de seis veces el promedio del salario anual en Pakistán, Qureshi también amenazó con convocar a millones de fieles islámicos para protestar si la ley de blasfemia de Pakistán era enmendada para reemplazar la pena de muerte con cinco años de cárcel.

3. Situación de la Iglesia en China

Desde 1951, cuando los comunistas rompieron relaciones diplomáticas con la Santa Sede, las autoridades comunistas han perseguido y encarcelado a los católicos fieles al Papa. El Gobierno chino permite el culto católico únicamente a la Asociación Patriótica Católica, subalterna del Partido Comunista de China. En los últimos meses, la hostilidad se ha extendido a los líderes de la iglesia católica patriótica que quieren acercarse a Roma. La iglesia patriótica se ha servido del arresto domiciliario de algunos prelados que participaron forzados en la ilícita ordenación episcopal del obispo de Chengde, Guo Jincai el pasado 20 de noviembre. Mons. Feng Xinmao fue obligado a vivir bajo la supervisión de la policía y sin contacto con sus fieles. Mons. Li Lianggui Cangzhou ha pasado a vivir en la clandestinidad para cumplir el pedido del Papa Benedicto XVI. El jueves 9 de diciembre fueron elegidos los nuevos representantes de esta Asamblea de los Representantes Católicos: el obispo de Kunming Joseph Ma Yinglin (ilícito), como nuevo presidente del Consejo de los Obispos Chinos y Mons. Johan Fang Xinyao, obispo de Linyi, como nuevo responsable de la Asociación Patriótica y vicepresidente del Consejo de los Obispos. El secretario general del Consejo de los Obispos es Guo Jincai. El antiguo presidente de la Asociación Patriótica, Antonio Liu Bainian, laico, promotor de las ordenaciones ilícitas de obispos en este año, ha sido elegido presidente honorario de la Asociación Patriótica. Al clausurar la reunión, monseñor Ma Yinglin afirmó que los nuevos responsables de la Asociación y del Consejo unirán a los católicos para seguir los principios de independencia, auto organización y democracia para guiar a la Iglesia y caminar con la Iglesia universal y ser testigos de Dios. El Santo Padre en su carta a los católicos chinos del 27 de mayo de 2007, explica que "la finalidad declarada de los mencionados organismos de poner en práctica ´los principios de independencia y autonomía, autogestión y administración democrática de la Iglesia´, es también inconciliable con la doctrina católica que, desde los antiguos Símbolos de fe, profesa que la Iglesia es ´una, santa, católica y apostólica" (n. 7).

José de Jesús González Castañeda, LC (Con informaciones del Vatican Information Service). Si deseas comunicarte con el padre José de Jesús, envía un mensaje a: jdjgonzalez@legionaries.org



SUGERENCIAS PARA LA ACCIÓN

Rezar un Ave María cada día de esta semana por todas las situaciones de violencia, de intolerancia y de sufrimiento que hay en el mundo para que la venida de Jesús traiga consuelo, reconciliación y paz.

Oración por el Papa

Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa. En él tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica. Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Así sea.

15 de diciembre de 2010

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA


Benedicto XVI: Verónica Giuliani, “¡He visto al Amor!”


Hoy en la Audiencia General

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 15 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy a los fieles congregados en el Aula Pablo VI para la Audiencia General.
* * * * *
Queridos hermanos y hermanas,
Hoy quisiera presentar a una mística que no es de la época medieval; se trata de santa Verónica Giuliani, monja clarisa capuchina. El motivo es que el 27 de diciembre próximo se celebra el 350° aniversario de su nacimiento. Città di Castello, lugar donde vivió durante más tiempo y murió, como también Mercatello – su pueblo natal – y la diócesis de Urbino, viven con gozo este acontecimiento. 

Verónica nació precisamente el 27 de diciembre de 1660 en Mercatello, en el valle del Metauro, de Francesco Giuliani y Benedetta Mancini; era la última de siete hermanas, de las cuales otras tres abrazaron la vida monástica. Recibió el nombre de Orsola. A la edad de siete años, perdió a su madre, y el padre se mudó a Piacenza como superintendente en las aduanas del ducado de Parma. En esta ciudad, Orsola sintió crecer dentro de si el deseo de dedicar la vida a Cristo. La llamada se hacía cada vez más apremiante, tanto que, a los 17 años, entró en la estricta clausura del monasterio de las Clarisas Capuchinas de Città di Castello, donde permanecerá durante toda su vida. Allí recibió el nombre de Verónica, que significa “verdadera imagen”, y, en efecto, ella se convertirá en una verdadera imagen de Cristo Crucificado.

Un año después emitió la profesión religiosa solemne: inicia para ella el camino de configuración a Cristo a través de muchas penitencias, grandes sufrimientos y algunas experiencias místicas ligadas a la Pasión de Jesús: la coronación de espinas, el desposorio místico, la herida en el corazón y los estigmas. En 1976, a los 56 años, se convirtió en abadesa del monasterio y fue reconfirmada en este cargo hasta su muerte, sucedida en 1727, tras una dolorosísima agonía de 33 días que culminó en una alegría profunda, tanto que sus últimas palabras fueron: “He encontrado el Amor, ¡el Amor se ha dejado ver! Esta es la causa de mi padecimiento. ¡Decidlo a todas, decidlo a todas!” (Summarium Beatificationis, 115-120). El 9 de julio deja la morada terrena para el encuentro con Dios. Tiene 67 años, cincuenta de los cuales transcurridos en el monasterio de Città di Castello. Fue proclamada Santa el 26 de mayo de 1839 por el Papa Gregorio XVI.

Verónica Giuliani escribió mucho: cartas, relatos autobiográficos, poesías. La fuente principal para reconstruir su pensamiento es, con todo, su Diario, iniciado en 1693: son veintidós mil páginas manuscritas, que cubren un arco de treinta y cuatro años de vida claustral. La escritura fluye espontánea y continua, no hay borraduras o correcciones, ni guiones o distribución de la materia en capítulos o partes según un diseño preestablecido. Verónica no quería componer una obra literaria; al contrario, fue obligada a poner por escrito sus experiencias por el padre Girolamo Bastianelli, religioso de los Filipinos, de acuerdo con el obispo diocesano Antonio Eustachi.

Santa Verónica tiene una espiritualidad marcadamente cristológico-esponsal: es la experiencia de ser amada por Cristo, Esposo fiel y sincero, y de querer corresponder con un amor cada vez más implicado y apasionado. En ella todo es interpretado en clave de amor, y esto le infunde una profunda serenidad. Todo es vivido en unión con Cristo, por amor a él, y con la alegría de poder demostrarle todo el amor de que es capaz una criatura.

El Cristo al que Verónica está profundamente unida es el sufriente de la pasión, muerte y resurrección; es Jesús en el acto de ofrecerse al Padre para salvarnos. De esta experiencia deriva también el amor intenso y sufriente por la Iglesia, en la doble forma de la oración y del ofrecimiento. La Santa vive desde esta óptica: reza, sufre, busca la “santa pobreza” , como “expropiación”, pérdida de sí (cfr ibid., III, 523), precisamente para ser como Cristo, que se entregó totalmente.

En cada página de sus escritos Verónica encomienda a alguien al Señor, aumentando el valor de sus oraciones de intercesión con el ofrecimiento de sí misma en cada sufrimiento. Su corazón se abre a todas “las necesidades de la Santa Iglesia”, viviendo con ansia el deseo de la salvación de “todo el universo mundo" (ibid., III-IV, passim). Verónica grita: "¡Oh pecadores, oh pecadoras!… todos y todas venid al corazón de Jesús, venid a lavaros en su preciosísima sangre... Él os espera con los brazos abiertos para abrazaros” (ibid., II, 16-17). Animada por una ardiente caridad, da a las hermanas del monasterio atención, comprensión, perdón; ofrece sus oraciones y sus sacrificios por el Papa, su obispo, los sacerdotes y por todas las personas necesitadas, incluidas las almas del purgatorio. Resume su misión contemplativa con estas palabras: "No podemos ir predicando por el mundo para convertir almas, pero estamos obligadas a rezar continuamente por todas esas almas que están ofendiendo a Dios... particularmente con nuestros sufrimientos, es decir, con un principio de vida crucificada" (ibid., IV, 877). Nuestra Santa concibe esta misión como un “estar en medio” entre los hombres y Dios, entre los pecadores y Cristo Crucificado.

Verónica vive de modo profundo la participación en el amor sufriente de Jesús, segura de que “sufrir con alegría” es la “clave del amor” (cfr ibid., I, 299.417; III, 330.303.871; IV, 192). Ella muestra que Jesús sufre por los pecados de los hombres, pero también por los sufrimientos que sus siervos fieles habrían tenido que soportar a lo largo de los siglos, en el tiempo de la Iglesia, precisamente por su fe sólida y coherente. Escribe: “Su eterno Padre le hizo ver y sentir en ese momento todos los padecimientos que debían padecer sus elegidos, Sus almas más queridas, es decir, las que se habrían aprovechado de Su sangre y de todos Sus padecimientos” (ibid., II, 170). Como dice de sí mismo el apóstol Pablo: “ Ahora me alegro de poder sufrir por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24). Verónica llega a pedir a Jesús ser crucificada con Él: “En un instante – escribe – vi salir de Sus santísimas llagas cinco rayos resplandecientes; y todos vinieron a mi alrededor. Y yo veía estos rayos convertirse como en pequeñas llamas. En cuatro estaban los clavos; y en una vi que estaba la lanza, como de oro, toda de fuego: y me traspasó el corazón, de parte a parte... y los clavos traspasaron las manos y los pies. Yo sentí gran dolor; pero en el mismo dolor, me veía, me sentía toda transformada en Dios" (Diario, I, 897).

La Santa está convencida de que participa ya en el Reino de Dios, pero al mismo tiempo invoca a todos los Santos de la Patria bienaventurada para que vengan en su ayuda en el camino terreno de su donación, en espera de la bienaventuranza eterna; esta es la aspiración constante de su vida (cfr ibid., II, 909; V, 246). Respecto a la predicación de la época, centrada a menudo en “salvar la propia alma” en términos individuales, Verónica muestra un fuerte sentido "solidario", de comunión con todos los hermanos y hermanas en camino hacia el Cielo, y vive, reza, sufre por todos. Las cosas penúltimas, terrenas, en cambio, aun apreciadas en sentido franciscano como don del Creador, resultan siempre relativas, totalmente subordinadas al "gusto" de Dios y bajo el signo de una pobreza radical. En la communio sanctorum, ella aclara su donación eclesial, además de la relación entre la Iglesia peregrina y la Iglesia celeste. "Todos los santos – escribe – están allí arriba a través de los méritos y la pasión de Jesús; pero a todo lo que hizo Nuestro Señor, ellos han cooperado, de modo que su vida estuvo toda ordenada, regulada por (sus) mismas obras" (ibid., III, 203).

En los escritos de Verónica encontramos muchas citas bíblicas, a veces de modo indirecto, pero siempre puntual: ella revela familiaridad con el Texto sagrado, del que se nutre su experiencia espiritual. Debe destacarse, además, que los momentos fuertes de la experiencia mística de Verónica nunca están separados de los acontecimientos salvíficos celebrados en la liturgia, donde tiene un lugar particular la proclamación y la escucha de la Palabra de Dios. La Sagrada Escritura, por tanto, ilumina, purifica, confirma la experiencia de Verónica, haciéndola eclesial. Por otra parte, sin embargo, precisamente su experiencia, anclada en la Sagrada Escritura con una intensidad fuera de lo común, lleva a una lectura más profunda y “espiritual” del propio Texto, entra en la profundidad escondida del texto. Ella no sólo se expresa con las palabras de la Sagrada Escritura, sino que realmente también vive de estas palabras se convierten vida en ellos.

Por ejemplo, nuestra Santa cita a menudo la expresión del apóstol Pablo: “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rm 8,31; cfr Diario, I, 714; II, 116.1021; III, 48). En ella, la asimilación de este texto paulino, esta gran confianza y profunda alegría suyas, se convierten en un hecho realizado en su misma persona. “Mi alma – escribe – ha sido ligada a la voluntad divina y yo me he establecida verdaderamente y permanezco para siempre en la voluntad de Dios. Parecíame que nunca más hubiese de separarme de esta voluntad de Dios y volví en mi con estas mismas palabras: nada me podrá separar de la voluntad de Dios, ni angustias, ni penas, ni fatigas, ni desprecios, ni tentaciones, ni criaturas, ni demonios, ni oscuridades, y ni siquiera la misma muerte, porque, en la vida y en la muerte, quiero todo, y en todo, la voluntad de Dios" (Diario, IV, 272). Así estamos también en la certeza de que la muerte no es la última palabra, estamos fijados en la voluntad de Dios y así, realmente, en la vida para siempre.

Verónica se revela, en particular una testigo valiente de la belleza y del poder del Amor divino, que la atrae, la impregna, la inflama. Es el Amor crucificado que se ha impreso en su carne, como en la de san Francisco de Asís, con los estigmas de Jesús. “Esposa mía – me susurra el Cristo crucificado – me son queridas las penitencias que haces por aquellos que son mi desgracia... Después, separando un brazo de la cruz, me hizo señal de que me acercase a Su costado... Y me encontré entre los brazos del Crucificado. Lo que sentí en ese momento no puedo contarlo: habría podido estar siempre en Su santísimo costado" (ibid., I, 37). Es también una imagen de su camino espiritual, de su vida interior: estar en el abrazo del Crucificado y así estar en el amor de Cristo por los demás. También con la Virgen María Verónica vive una relación de profunda intimidad, atestiguada por las palabras que oye decir un día a la Señora y que recoge en su Diario: "Yo te hice reposar en mi seno, te uniste con mi alma y fuiste llevada por ella como en vuelo ante Dios" (IV, 901).

Santa Verónica Giuliani nos invita a hacer crecer, en nuestra vida cristiana, la unión con el Señor en el ser para los demás, abandonándonos a su voluntad con confianza completa y total, y la unión con la Iglesia, Esposa de Cristo; nos invita a participar en el amor sufriente de Jesús Crucificado para la salvación de todos los pecadores; nos invita a tener la mirada fija en el Paraíso, meta de nuestro camino terreno, donde viviremos junto a tantos hermanos y hermanas la alegría de la comunión plena con Dios; nos invita a nutrirnos diariamente de la Palabra de Dios para encender nuestro corazón y orientar nuestra vida. Las últimas palabras de la Santa pueden considerarse la síntesis de su apasionada experiencia mística: “¡He encontrado al Amor, el Amor se ha dejado ver!". Gracias.

[En español dijo]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los procedentes de España, Chile y otros países latinoamericanos. Y, de modo particular, a los miembros de la comunidad católica mejicana de Roma, así como a los artesanos venidos de Guanajuato, acompañados por el Gobernador de dicho Estado y el Señor Arzobispo de León, a quienes agradezco el obsequio de un artístico nacimiento. Que el ejemplo de Verónica Giuliani incremente nuestro amor a Cristo. Muchas gracias.

12 de diciembre de 2010

Fiesta en América



Palabras de la Virgen de Guadalupe al vidente Juan Diego.

"Ten la bondad de enterarte, por favor pon en tu corazón, hijito mío el más amado, que yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, y tengo el privilegio de ser Madre del verdaderísimo Dios, de Ipalnemohuani, (Aquel por quien se vive), de Teyocoyani (del Creador de las personas), de Tloque Nahuaque (del Dueño del estar junto a todo y del abarcarlo todo), de Ilhuicahua Tlaltipaque (del Señor del Cielo y de la Tierra).

Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad de construirme mi templecito, para allí mostrárselo a Ustedes, engrandecerlo, entregárselo a Él, a Él que es todo mi amor, a Él que es mi mirada compasiva, a Él que es mi auxilio, a Él que es mi salvación.

Porque en verdad yo me honro en ser madre compasiva de todos Ustedes, tuya y de todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno, y de los demás variados linajes de hombres, mis amadores, los que a mí clamen, los que me busquen, los que me honren confiando en mi intercesión. Porque allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores"

Antonio Valeriano Nican Mopohua (Aquí se narra)